Foto: Gentileza Frente Popular Darío Santillán
Una mochila y una rueda de reconocimiento irregular bastó para que se acusara a Luz Gómez y Diego Romero de haber asesinado a un colectivero en Castelar en 2011, a pesar de los testigos y las boletas de tarjeta de crédito que demostraban que no estaban ese 1º de octubre en dicha localidad.
Pero en el capitalismo, la justicia es clasista. Durante una de las audiencias, el fiscal Marcelo Varona Quinternosian le dijo a la joven jujeña que "no era nada personal". Fina ironía que representa el espíritu existente en los Tribunales de Morón y que amenazaba con una prisión perpetua a la joven pareja.
El único delito que "cometieron" es ser pobres. Para ellos, ni justicia... Y como el sistema penal necesita responsables de los delitos en forma rápida, la causa se arma con lo primero que la policía tiene a mano. Pero la única respuesta posible ante estos atropellos es la lucha de organizaciones antirrepresivas y de militantes populares como la que se dió en este caso donde la instrucción a cargo del fiscal Matías Rapazzo fue severamente objetada, con fundamentos, por Eduardo "Negro" Soares, defensor de Luz y Diego.
Al final los tuvieron que absolver. Pocos minutos basaron para afirmar que lo hacían “por no haber probado la acusación su responsabilidad penal en los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego, portación de arma de guerra y homicidio criminis causa”. Los jueces Susana Leticia De Carlo, Carlos Enrique Thompson y Angélica Parera, del Tribunal Oral Criminal Nº 5 de Morón se fueron rápidamente, apenas el secretario leyó la sentencia.
Pero esta cuestión no puede terminar así. Se tardó demasiado en dilucidar el hecho, a pesar de las pruebas presentadas por la defensa. Ahora cabe esperar que la fiscalía no apele el fallo y quede firme. De este modo será posible que Luz y Diego sean debidamente resarcidos por el daño que les causaron. Que es mucho. Porque no sólo se trató de la injusticia, de la bronca y de la impotencia que sufrieron entre la cárcel y la prisión domiciliaria. Hay dos pibas que nunca pudieron salir a andar por el barrio con sus padres. Zaira y Lucía hoy estarán dando las mil vueltas que no les permitieron en estos dos largos años, pero el daño es irreparable.
Siempre pagan los pobres, mientras los represores gozan de todas las ventajas procesales posibles. Desde la fuga, como los policías Naredo y González, a la prisión domiciliaria o la absolución "en cumplimiento de su deber".
Justicia lenta no es justicia. Y bien que lo sabemos. Pero no tardó más gracias a la militancia consecuente que supo rodear de solidaridad a la pareja jujeña. Y tantas y tantos compañeros como Pablo Pimentel, de la APDH La Matanza y Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo - Línea Fundadora...
Eran inocentes. Quedó demostrado. Pero fue una absolución con mucha demora...
Fuentes: Agencia para la Libertad / Infojus
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