Por Norberto Ganci, Director de "El Club de la Pluma"
Con poco más de treinta años transitando democracia, algo se va aprendiendo, tal vez no todo lo que se quisiera y se esperase, pero se va aprendiendo.
Luego de lo padecido con persecuciones, secuestros, muertes, y habiendo recobrado la posibilidad de construir alternativas políticas y sociales, era de suponerse que alcanzaríamos una instancia superadora, a la hora de plantear opciones a las imposiciones hechas.
Las viejas prácticas políticas donde la participación real de la sociedad estaba supeditada a las conveniencias del momento o de los objetivos, ya comienzan a entrar en el pasaje de los recuerdos, de la memoria.
Hay una realidad incontrastable en Nuestra Región y es la que se refleja en la continua línea ascendente en participación popular. Los pueblos están asumiendo el rol que les compete en esto de ir construyendo realidad y futuro.
Pero ello no puede hacernos perder de vista lo que se va tejiendo a nuestro alrededor. La desesperación en la que está sumergida esa otra parte de la sociedad que siempre ha querido sostener entre sus manos el destino de todos, no puede menos que ponernos en alerta y alentarnos a tomar debidas precauciones.
En estos tiempos la experimentación de un alto grado de libertad, nos permite vislumbrar hacia adelante otras alternativas de construcciones políticas y sociales, que impulsen mayores transformaciones con más inclusión y más participación.
Desde hace un tiempo venimos experimentando también los ensayos que se encaminan en situaciones complejas. Los denominados “golpes blandos” con todas sus variantes y complicidades, han dejado bien clara la determinación de esos sectores que los impulsan, en que no escatimarán ni esfuerzos ni medios para alcanzar su objetivo: la desestabilización e interrupción institucional.
En Argentina, precisamente en la provincia de Córdoba, los días 4 y 5 de diciembre del 2013, con sus réplicas en otras provincias, se vivió acabadamente por dónde y cómo habrán de intentar quebrantar el proceso democrático, para instalar esa otra forma de dictadura disfrazada de civilidad.
La derecha política, la misma que instalara hace décadas la nefasta globalización, con su correlato asesino capitalista, es la que está detrás de todos los intentos por retrotraernos a tiempos casi superados.
Aunque parezcan alejadas e inconexas, hay situaciones provocadas que, todas, confluyen hacia un determinado fin. La generación e invención de malestares o descontentos en determinados gremios; los enfrentamientos entre diferentes sectores sociales con no muy diferentes propósitos; el intentar inundar desde los editoriales, pantallas y medios radiales una inexistente realidad social de malhumor y hartazgo, por alguna aparente dificultad en cuanto al sustento económico y el desarrollo de la vida de las personas; las agachadas de los narco - agro - sojeros que “ocultan” (¿tan difícil es comprobar o era comprobar lo que ocultaban y aún ocultan?) su producción y ahora padecen los resultados de su imbecilidad mezquina; las bravuconadas exhibidas por algún que otro funcionario que ostenta aires militaristas y provoca, junto con alguno de sus ilícitos socios mayor descontento y enfrentamiento; y varias cosas que están dando vueltas son parte de un mismo fin: lograr interrumpir el proceso democrático institucional.
No nos sorprendamos si lo ocurrido en México con los estudiantes normalistas desaparecidos, se repita en alguna otra de nuestras naciones, como claros mensajes de quienes pretenden manejar nuestros destinos…
Para ello cuentan con la invalorable colaboración de algunos sectores autotitulados de “izquierdas” que, en su imposibilidad de lograr mayor consenso esgrimen discursos y argumentaciones muy alejadas de las realidades sociales a nivel general.
No vamos a negar que aún falten por resolver muchas cuestiones que vienen de muy larga data, pero ello no puedo sumergirnos en la estupidez de no darnos cuenta lo mucho que ha cambiado la realidad en nuestras naciones.
En un reciente reportaje, Alejandro Dolina decía, entre otras cosas: “…La experiencia, la historia de las izquierdas en estos últimos años obliga a un replanteo. Y yo creo que, como tantos que han creído a veces con cierta ingenuidad en algunos proyectos utópicos, que han creído en el socialismo, que han creído en la Argentina del peronismo, estamos en un momento en el que aquellos sueños no han sido reemplazados por otros…” (1)
En la Zoncera Nº 40 del Manual que elaborara Don Arturo Jauretche, cuando habla sobre los “enemigos” dice: “…El verdadero enemigo nunca está enfrente. Ese es un blanco prefabricado para que no tiremos sobre el enemigo que está al lado, arriba o detrás, y que además tiene cara de amigo…” (2)
Ello podemos comprobarlo en varias oportunidades en que se entablan determinadas “luchas”, que en el fondo albergan intereses muy alejadas de las consignas exhibidas y proclamadas.
Es así como llegamos a un nivel de discusión política poco constructivo y en muchos casos desalentador.
Ello es producto de la puesta en práctica de esa Zoncera Jauretchiana. Las lamentables expresiones de personajescos de muy poca monta que advierten un enrarecido, inventado, clima social, sumado a las lamentables e inconsistentes expresiones de otros tantos personajescos con pretensiones presidenciales, que no llegan a juntar ni para una mesa de truco (para los que no lo conocen es un juego de barajas bastante argentino…) y los “alarmantes” pero inconsistentes anuncios de una prensa cipaya, retrógrada y vende-patria que auguran por un lado un anticipado final y por el otro y casi como una apología del genocidio, recuerdan con nostalgia épocas militaristas que nos bañaron en sangre y desapariciones.
Es cuando aprovechan y vuelven a instalar el tema “inseguridad” para justificar lo injustificable de sus dichos y acciones. Es cuando retoman prácticas ya perimidas y desnaturalizadas, cacerolazos de por medio, donde como una mala práctica de los textos de autoayuda, se juntan unos pocos para reclamar algo que dista mucho de poder comprenderse…
¿Qué nos falta aún alcanzar objetivos relacionados con nuestras independencias y libertades, como así también nuestros derechos? Nadie puede dudarlo, pero sería muy necio no contemplar y comprobar con muy poco esfuerzo que nuestras naciones en la región, están mucho mejor que hace por lo menos década y media atrás. No solo necio, eso no sería tan preocupante. El problema es que es funcional a los poderes multinacionales hegemónicos.
En los noventa era impensable una integración latinoamericanista como la que se expresa al menos desde el 2003.
¿Que Bachelet y Rousseff no son lo revolucionarias que quisiéramos?, tal vez, no obstante son bastante mejor que Collor de Mello o un Piñera. ¿Qué Cristina no es la revolucionaria que nos gustase a varios?, por supuesto, pero desde el 2003 la cosa cambió y mucho en Argentina, y no fue precisamente por la izquierda nacional.
Lo preocupante en todo caso podrían ser las “negociaciones” que en política se realizan para llegar a algún acuerdo que la mayoría desconocemos.
Berni con su discriminofobia y sus aires militaristas, el sospechado y ahora silenciado Milani con un pasado de dudosa complicidad genocida; los acuerdos con algunas multinacionales para proyectos que son denunciados en otras naciones hermanas, como de cuestionable beneficio y mayor perjuicio a nivel medio ambiental –léase fracking; y algunos etc. más. Sorprendentemente… o no tanto… no es por ahí por donde atacan al gobierno los detractores que supimos conseguir. No. Solo hablan del impuesto a las ganancias y de la libertad financiera y de empresa… a la que casualmente las masas trabajadoras nunca han tenido acceso. ¿Al servicio de quién se ponen la izquierda y el ecologismo utópico? ¿Pretenden conseguir respeto a la biodiversidad desde un sistema que ni siquiera ha podido renunciar a la explotación del hombre por el hombre?
Parece más bien que son funcionales a los reclamos de mano dura y libertad de mercado. Y en esa funcionalidad es que nos terminamos bancando a un Berni o a un Milani… Peleamos contra fantasmas etéreos mientras nombramos funcionarios de carne y hueso comprometidos con la represión.
Convengamos que nuestras naciones en la región, han tenido y tienen desde hace un tiempo, un importante desarrollo a nivel social, industrial y comercial que las ha impulsado en una escala ascendente en cuanto a logros y beneficios. Pero también han sido y son víctimas de las intentonas injerencistas que pretenden frenar dicha escala.
En esa intentona, como más o menos expresáramos anteriormente, cuenta con varias complicidades, algunas conscientes, otras un tanto ingenuas.
En Argentina, concretamente, lo padecido en el 2001 ya va formando parte de la memoria colectiva como algo que no queremos volver a vivir. Ello lo reflotan y pretenden reavivarlo quienes ni por casualidad pueden elaborar alguna idea superadora..
Se escudan detrás de inconsistentes discursos y expresiones lamentables, logrando que quienes los escuchan terminen con un gesto o expresión de: “¡otra vez lo mismo!”.
No obstante no podemos caer en la irresponsabilidad de descuidar lo logrado hasta el momento, como tampoco de no prevenir indeseables e irresponsables acciones que nos sumerjan en un estado de incertidumbre y una probable zozobra. Lo ocurrido en diciembre del 2013 nos da una muestra de ello.
Ante los desafinados clarines o destartaladas trompetas que, cuales anuncios apocalípticos anuncian el fin de algo que, por decisión popular es continuidad, hay que responder, como se ha hecho hasta ahora con los enemigos de adentro y de afuera, con inmediatez e inteligencia para desarmar cualquier intento desestabilizador.
De todos nosotros depende el defender lo alcanzado e ir por más. Y por supuesto que hay más por hacer, pero somos nosotros quienes tenemos la obligación de impulsar sus logros.
Decía, entre otras cosas el Che: “…o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios…”
Y los monopolios que conforman el poder mundial no toleran lo alcanzado por nuestras naciones en la región, por lo que intentarán, de cualquier manera, influir para desestabilizar. Hoy contamos con algunas varias ventajas, entre ellas la visibilidad de sus artimañas y acciones, ya con nombres y apellidos. Ya no es posible dejarnos engañar, hoy contamos con otra de las ventajas, una de las más fuertes: hemos cambiado ingenuidad por madurez y militancia comprometida y contra eso el sistema imperial mundial tiene que llevar otras estrategias algo más arriesgadas…
De nosotros también depende el ponernos firmes e imponer ¡no pasarán!...
Que así sea.
Notas, referencias y material consultado
(1) http://www.eblog.com.ar/1656/se-enojo-dolina/
(2) Manuel de Zonceras Argentinas - Arturo Jauretche (Editorial Corregidor, 2005 - pag. 209)
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