Marginados. Marginados   Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas. Pese a ser el Día Nacional e Internacional de la...

Marginados.

Marginados


 


Prof. Juan Carlos Snchez


Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas.



todos-somos-diferentesPese a ser el Día Nacional e Internacional de las Personas con Discapacidad, no se ha escrito una sola línea en los diferentes diarios porteños como tampoco se han referido a ello en los multimedios. Claro síntoma de la marginación de este colectivo que, desde hace años, viene luchando por su inclusión a nivel social y estatal.


Otros síntomas pasan desapercibidos. El Gobierno Nacional solamente hace albedrío por la gran cantidad de pensiones otorgadas, mientras que el acceso a la educación y a la salud sigue ausente gracias a la política del ninguneo, porque el no hacer nada también es una política. Los Estados provinciales continúan ajustando en materia de discapacidad, mediante la postergación del otorgamiento de prestaciones socio - sanitarias y el transporte, además de inaccesible, sigue estando en manos de monopolios como Flecha Bus, de los hermanos Derudder.


Sin embargo, todavía hay familias que esconden a sus familiares con discapacidad. Otros se desentienden de ellos. Ello también implica una clara marginación. Por prejuicio o desconocimiento, pero ocurre con frecuencia.


Los paradigmas de la inutilidad y de la productividad marginal se encuentran instalados, desde hace años, en el imaginario social y estatal. Ambos contribuyen a dejar de lado a las personas con discapacidad para convertirlas en seres que, a pesar de ser sujetos de derecho, pasan a ser perfectos desconocidos y siendo groseros, como dijimos alguna vez, desaparecidos sociales.


No bastan pequeñas campañas publicitarias o spots radiales y televisivos para que dichos modelos comiencen a ceder a una visibilización y desmarginación del colectivo. Se necesita una acción estatal transformada en una verdadera política activa desde el Estado y una decidida acción de los integrantes de este sector social postergado.





Es la ausencia de esto último, lo que permite la perpetuación de la exclusión y su eterna ubicación en los márgenes sociales y estatales. Y se necesita un órgano ejecutivo que concentre lo referido a la discapacidad que, hoy día, se encuentra disperso en diversos organismos, a punto tal que resulta imposible saber el presupuesto destinado para estas problemáticas. Pero también una participación política y social de las personas con discapacidad y sus familias que contribuya a exigir el cumplimiento de la normativa vigente, y no a ser el coro de los prestadores agrupados en el Foro Pro, como ocurrió el pasado 30 de octubre.


Pero la marginación comienza, en ocasiones, en los ámbitos familiares para luego continuar en los escolares, sanitarios y laborales. En estos últimos, es aún más grave por cuanto ello implica impedir la construcción de un proyecto de vida en forma autónoma.


Lo escolar no valora las capacidades diferentes o las engloba en la Escuela Especial perpetuando la desigualdad que implica la falta de formación para la vida y el trabajo; lo sanitario, suele postergar las prestaciones necesarias para mejorar su calidad de vida y a menudo, hasta llegar al abandono de persona como hacen muchas Obras Sociales Sindicales y lo laboral, no contempla la necesidad actual de formar a la persona con discapacidad mientras trabaja porque el mismo Estado incumple con su rol de formador en la Educación Formal.


De allí que la existencia marginal de las personas con discapacidad, cuya gran mayoría se encuentra en la pobreza y en la indigencia, sin mayores oportunidades para mejorar su calidad de vida, sea producto de lo que hemos señalado anteriormente.


Pero la marginalidad también es un producto del sistema capitalista, el cual piensa que los integrantes de este colectivo solamente producen marginalmente e ignorando que, si son formados y atendidos en forma adecuada, pueden producir al igual que cualquier otra persona. Simplemente ocurre que hay que gastar más... Y el Estado y la sociedad piensa que ello no es una inversión sino un simple gasto que se puede evitar...


Y así llegamos a casos límites que, a veces, llevan a la muerte. Por supuesto, el capitalismo queda agradecido porque son menos personas para "atender" y entonces, ¿dónde está el humanismo?, ¿adónde se fue?.


Es hora de seguir luchando por la efectiva inclusión de las personas con discapacidad, removiendo estos paradigmas que nada tienen que ver con lo humano. No es posible que el capital siga operando como en Esparta, arrojando a las personas con discapacidad al precipicio de la exclusión eterna.


Es responsabilidad del Estado, pero también de los integrantes del colectivo. Será cuestión de poner manos a la obra en pos de políticas públicas que favorezcan esa discriminación positiva que implica la remoción de obstáculos sociales y estatales para beneficio de quienes hoy sufren esa postergación en sus aspiraciones sociales y económicas.  

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