Por el Prof. Juan Carlos Sánchez
"Los Espectadores Dormidos" resulta ser una propuesta teatral, ambientada en forma audiovisual, donde intenta responder a un interrogante clave para nuestro tiempo: ¿ estás preparado para entrar o ya estás adentro?. Y lo hace recordando al hombre primitivo para llegar a este enjambre comunicacional que significa la televisión y la informática.
Pero también nos recuerda que nuestra rutina diaria es similar al que hacen las computadoras, las nuevas cajas bobas que nos embrutecen y, a la vez, constituyen el medio a través del cual nos comunicamos con nuestros congéneres. Inicio, comprobación de virus e instalación de programas son semejantes a nuestra vida habitual que, hoy día, es más rutinaria que nunca como producto de la alienación producida por el sistema capitalista.
No cabe duda que es una verdadera alegación contra la nueva alienación: la tecnológica. La que nos lleva a estar pegados a la computadora y al celular en donde nuestra voz se transforma en meros mensajes de texto para que olvidemos nuestra propia esencia humana. En los tiempos que corren estamos perdiendo nuestra voz, nuestra comunicación cara a cara, el placer de ver a nuestros familiares y amigos o simplemente amarnos o enamorarnos.
No es casualidad que la informática y la tecnología sean las herramientas utilizadas por el poder para destruir lo humano. Como bien definen en su presentación gráfica son "un engranaje" de los propios inventos del hombre que utiliza el capitalismo para la dominación. Si hasta hemos perdido la sintaxis y la ortografía en los mensajes de texto y de chat que utilizamos habitualmente. Pero también nos estamos quedando sin voz y a eso apunta esta importante obra teatral.
Y todo gira en función de las necesidades de un capital que requiere hablar menos y producir más. No pueden contar las emociones y los sentimientos, tan sólo el trabajo alienado (para las y los pocos que hoy tienen ese privilegio) para evitar que pensemos y actuemos, que hablemos y demos el debate necesario sobre que hacer con nuestras vidas.
Lo significativo es el lugar donde se realiza este alegato. Se trata de una empresa recuperada como IMPA, organizada como cooperativa, donde fluye el arte y el trabajo.
Esto se complementa con un excelente trabajo actoral de Daniela Coradeghini, Belén Ribelli y Ramón Espinosa, dirigido por Lilian Zarreth y Jimena Civelli quienes son asistidas por Natalia Freijo.
Las proyecciones de Anahí López y la música de Javier Romero dan el marco justo para esta propuesta teatral que es imperdible para tomar conciencia hasta donde hemos llegado con el progreso tecnológico.
Vale la pena ver este alegato. Para algunas y algunos resultará tedioso; para otras y otros, con conciencia sobre la realidad, nos ayudará a comprender porque estamos esclavizados de estos inventos que solamente tratan de callarnos frente a las injusticias e impedir que nos juntemos y debatamos para evitarlas y combatirlas.
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