Intervención de Iván Márquez: 52º aniversario de las FARC - EP Compañeros: Empezaré, como es lógico, hablando de la paz. Dice con razón, Simón Bolívar, El Libertador, que “La insurrección se anuncia c...

Intervención de Iván Márquez: 52º aniversario de las FARC - EP

FARC - ANNCOL

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Compañeros: Empezaré, como es lógico, hablando de la paz.

Dice con razón, Simón Bolívar, El Libertador, que “La insurrección se anuncia con el espíritu de paz, se resiste contra el despotismo porque éste destruye la paz, y no toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la paz.

Luego de 52 años de resistencia, de lucha política y militar indoblegable en toda la geografía nacional, luego de superar el Plan Colombia, el Plan Patriota, el Plan Espada de Honor, los planes de consolidación, de haber aplicado contra la insurgencia fariana la más sofisticada tecnología militar de punta, y el uso desproporcionado de la fuerza, sin resultados y sin victoria, no tuvo el Estado otra alternativa a la de buscar una solución política al más prolongado conflicto del hemisferio occidental.

Antes del ataque a Marquetalia en mayo de 1964, y después del mismo, las FARC no han dejado de respirar paz con dignidad, democracia verdadera y soberanía para todos. Intentamos la solución dialogada en La Uribe, en Caracas y Tlaxcala, y en San Vicente del Caguán, y cuando se nos presentó la posibilidad de la solución política con el Gobierno Santos, accedimos a ella, a pesar del asesinato fuera de combate, en total indefensión, del comandante de las FARC, Alfonso Cano.

Mirados desde su contexto, todos nuestros emprendimientos por la paz dejaron huella imborrable. La historia registra la más extraordinaria diplomacia guerrillera en acción tras el objetivo humanitario del fin de la guerra: encuentros con altas comisiones gubernamentales, teléfono rojo para la comunicación directa de los jefes guerrilleros con el Palacio de Nariño, tregua bilateral, comisión de verificación, conversaciones con presidentes y expresidentes, personalidades de toda condición, curas y jerarcas, y una constelación de dirigentes de oposición al régimen, tocando así las fibras de la conciencia por la reconciliación nacional.

Hasta llegamos a convertirnos en plataforma de lanzamiento de un nuevo movimiento político, la Unión Patriótica que, con su historia de esperanza y de tristeza, terminó exterminada por la intransigencia del régimen.

Esta historia también registra la creación de una Zona de Distensión, el diálogo del comandante en jefe de las FARC con el Presidente de la República, las audiencias televisadas donde el movimiento social expresaba su visión de paz, la visita al Caguán de la mayoría del cuerpo diplomático acreditado en Colombia. Diálogos con los “cacaos” empresariales, el jefe de la bolsa de Nueva York, Daniel Ortega y la Orden Augusto César Sandino a Marulanda, el lanzamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, el acuerdo humanitario y la liberación unilateral de prisioneros, así como la construcción por los guerrilleros de carreteras y puentes para beneficio de comunidades olvidadas.

Confesamos que hemos luchado como nadie por la paz de Colombia.

Pero no olvidamos que la trampa y el engaño de los poderosos, de los detentadores del poder ha sido una actitud constante a lo largo de la historia republicana: Guadalupe Salcedo, jefe de la guerrilla Liberal; Jacobo Prías Alape, comandante guerrillero de Marquetalia; Carlos Pizarro, comandante del M-19, todos ellos fueron asesinados tras firmar acuerdos de paz.

Desde noviembre de 2012 estamos intentando los colombianos, con la inmensa solidaridad de Cuba, Venezuela, Noruega y Chile construir un acuerdo de paz.

Hemos alcanzado 4 acuerdos parciales referidos a Reforma Rural Integral, Participación política: apertura democrática, Solución al problema de las drogas ilícitas y Víctimas del conflicto.

En los últimos meses, hemos discutido sobre asuntos fundamentales del punto Fin del Conflicto y logrado importantes entendimientos en torno a Jurisdicción Especial para la Paz, Descontaminación del territorio de artefactos explosivos, búsqueda de personas desaparecidas en el marco del conflicto, Mecanismo de monitoreo y verificación del Cese al fuego, sobre menores, y el trascendental blindaje jurídico de los Acuerdos de La Habana, al elevar estos a la categoría de Acuerdos Especiales.

Durante los últimos ciclos hemos trabajado en la construcción de un conjunto de acuerdos que conprende Cese al fuego y hostilidades, Proceso de Dejación de armas, Garantías de Seguridad y Paramilitarismo, temáticas decisivas en las que ya tenemos más consensos que disensos. Si estas discusiones no se apartan de la senda constructiva trazada por el sentido común, podríamos, en poco tiempo, anunciar el Fin de la Guerra en Colombia.

Alcanzada esta meta, y buscando llegar a través de una hoja de ruta al Acuerdo Final, las partes deberemos ocuparnos de resolver aspectos como el punto 5 del Fin del Conflicto que trata de las reformas y ajustes institucionales necesarios para responder a los retos de la paz; convenir la transfiguración de las FARC en movimiento político legal; acordar los términos de la incorporación de la guerrilla a la vida económica, política y social, según sus intereses.

Antes de la firma del Acuerdo Final tendremos que dirimir las salvedades, los asuntos pendientes que dejaron la discusión de los acuerdos parciales, las normas de amnistía e indulto y la extensión de las conexidades con el delito político. Es preciso igualmente que las partes lleguemos a acuerdos con relación al sexto punto de la Agenda para definir cómo será la implementación, la veeduría sobre el cumplimiento de los acuerdos, y la refrendación, que consideramos debe ser una consulta popular en la que sea el pueblo quien diga si acepta o no lo acuerdos de paz con el compromiso de No Repetición.

Vistas así las cosas podríamos afirmar que hoy, 52 años después del bombardeo y desembarco en Marquetalia, estamos más cerca que nunca de concretar el sueño de paz con dignidad por el que hemos luchado durante toda la vida y que anhelan las mayorías nacionales.

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