OPINION - 2001 - 2008 ANIVERSARIO DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!, POR DELIA HERMOSÍ SUMARIO   1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - 2001 - 2008 ANIVERSARIO DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE ¡HASTA LA VICTOR...

OPINION - 2001 - 2008 ANIVERSARIO DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!, POR DELIA HERMOSÍ

SUMARIO

  1 - ARGENTINA, BUENOS AIRES: OPINIÓN - 2001 - 2008 ANIVERSARIO DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!, POR DELIA HERMOSÍ.


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De: Dlia Hrmosi

Fecha: Viernes, 19 de Diciembre de 2008 10:48 p.m.

Para: GACETILLAS ARGENTINAS - REDACCIÓN

Asunto: 2001 - 2008 ANIVERSARIO DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!

Hoy es otro aniversario del 19 de diciembre de 2001, nadie puede recordar con alegría, los hechos ni el resultado de aquellos días; estábamos eufóricos con el despertar del pueblo ante la pretensión de la imposición del estado de sitio; por ver en las calles a un pueblo orgulloso y sin miedo; asombradísimos de oír por vez primera el reclamo a la Corte Suprema de Justicia; no obstante, pagamos con muertos, heridos, mutilados (atacados con una saña similar a la que se justificaría, en rapto de emoción violenta, contra los envenenadores, fabricantes de cáncer, emponzoñadores de las aguas, la tierra y el aire del complejo agro-minero), por la mano de las autoridades y las fuerzas instituidas y pagadas por el mismo pueblo.

Por segunda vez, un presidente constitucional, salía en helicóptero de la Casa Rosada. Los victimarios, culpables de traición, aún no reciben el merecido castigo.

En este aniversario la Justicia, nos infringe desde Buenos Aires, desde Santiago del Estero y desde Neuquén,  la afrenta de liberar a los genocidas de nuestro pueblo y en el último caso de procesar a una patrocinante de  los demandantes por el genocidio; una provocación inaudita, una vergüenza que desdichadamente no es de un día, es una acción evaluable como conducta terminal, en términos de la pedagogía conductista.

Sin embargo, algunas de las Asambleas populares, se consolidaron; precisamente en Catamarca fueron capaces de mantener a raya, por un tiempo impensable, a los proveedores de La Alumbrera. No es poco. Ya están tan en la historia, como los grupos formados en el Cid Campeador marchando a la Plaza de Mayo; como los motoqueros, escurriéndose y llevando auxilio a los heridos, en medio del tiroteo; como el joven interponiéndose a los caballos federales que cargaban sobre las Madres en la Plaza de Mayo... sobre las Madres, que el mundo entero simboliza como la resistencia heroica, en mujeres mayores, armadas de un pañuelo blanco y toda la dignidad del mundo en sus feminísimos, imperturbables, inclaudicables reclamos de JUSTICIA, la madre de la Paz.

A los mártires del 19 y 20 de diciembre de 2001, debemos las Asambleas, y la lección de que la debida unidad y organización, es lo que nos falta para que alcancemos la democracia que merecemos, ya que de lo contrario, el "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo", se transforma en el "Se quedan todos", se quedan los corruptos, se quedan los traidores, se quedan los entreguistas, se quedan los violentos, los que no se saciaron con el saqueo y la sangre de todos, y siempre van por lo que resta de nuestros bienes y de nuestras vidas.

A los que dicen "Cuanto peor, mejor", al menos yo, los juzgo, con mucha caridad, “equivocados”.

A los que se declaran escépticos, cansados, hartos, le quisiera preguntar ¿con qué derecho?, mientras todavía no se secó la sangre de los mártires. 

A los indiferentes, que me recuerdan a Einstein cuando dijo "Que lo único infinito era la estupidez".

A los que se aprovechan de nuestros errores, de nuestro infantilismo, de nuestra torpeza, tienen razón, pero recuerden que sin duda va sonar, en el momento que menos se lo esperen, el trueno del escarmiento, y allí será el rechinar, sin consuelo posible de sus dientes, sin olvido, sin perdón, que donde quiera que se escondan los hallará. Pese a todo, nuestra promesa es infalible, vamos por la Paz y el Bien, cada lágrima que nos arrancan, cada niño que nos atacan, cada día que pasa, nos acerca más a ese momento. Y así será.  Al gran pueblo argentino: ¡Salud!

Delia Hermosí

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