Argentina retomó el camino del endeudamiento público con un ofrecimiento de cancelación anticipada de un título con vencimiento en octubre del 2015 por 6.700 millones de dólares.
Al mismo tiempo se ofreció canjear el mismo por otro con vencimiento en el 2024 y mejorando la tasa de interés, del 7 al 8,75%.
En el mismo acto se ofreció una nueva emisión de ese título con vencimiento a 10 años y con cancelaciones anticipadas a la mitad de su vigencia. El título ofrecido es el mismo con el que se compensó en abril pasado a Repsol por la expropiación parcial de YPF.
La operatoria estuvo abierta por tres días, entre el 10 y 12 de diciembre, un tiempo complejo por los datos que arroja la continuidad de la crisis mundial, con bolsas en baja generalizada y tensiones varias por la disminución de los precios internacionales de las comodities, especialmente el petróleo, que perforó el piso de los 60 dólares el barril y no parece tener fin, en lo que ya se anuncia como una guerra por el manejo de la economía del petróleo, un insumo estratégico en el orden mundial contemporáneo.
Al cierre de la operatoria, el propio Ministro de Economía informó en conferencia de prensa que solo se presentaron al cobro anticipado títulos equivalentes a 185 millones de dólares, los que se abonarán en dólares en efectivo, una curiosidad en la economía de la Argentina, con fuertes restricciones en la operatoria de divisas.
Por otra parte, fueron unos 377 millones de dólares los bonos canjeados, que entregan sus títulos de vencimiento en el 2015 para recibir en canje otros con vencimiento en el 2024.
Ante la oferta de nueva emisión, se colocaron bonos por 286 millones de dólares, parte de lo cual tiene destino en cancelar aquellos 185 millones presentados a cobrar anticipadamente el vencimiento que operaba en 2015.
Información periodística de Página 12 (medio oficialista) indica que una parte importante del canje, por unos 170 millones de dólares fue cubierta por los fondos administrados por la ANSES. Al mismo tiempo se informa que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, administrado por la ANSES se constituyó en el principal suscriptor de los nuevos títulos emitidos con vencimiento en el 2024.
La prueba llevada adelante por las autoridades económicas para reinsertar a la Argentina en el mercado mundial de créditos presenta relativo éxito, aunque desde el gobierno se juzga que la escasa presentación al cobro anticipado es un gesto de confianza en que Argentina cumplirá sus compromisos en el 2015 y aleja las consideraciones de una posible cesación de pagos en el corto y mediano plazo.
Vale aclarar, que al mismo tiempo que se desarrollaba la operatoria de canje y emisión de deuda, la Argentina solicitó el tercer tramo del crédito swap acordado con China este año.
La operatoria puede involucrar 11.000 millones de dólares en moneda china. Desde septiembre y en tres tramos, ya se liquidaron 2.314 millones de dólares de nueva deuda pública, con vencimiento en un año y renovable por otros tres años más. La operatoria se resolvió por 814 millones de dólares en septiembre, por 500 millones en octubre y 1.000 millones en diciembre.
Producto de ello, las reservas internacionales reconocen al presente un stock de 30.256 millones de dólares, cuando hace un par de meses el piso se encontraba cercano a los 26.000 millones y con tendencia a la baja. No solo se explica por los préstamos externos, sino por las liquidaciones de las cerealeras que se apuraron a vender la cosecha ante la baja del precio internacional de la soja.
China se ha transformado en el nuevo prestamista de última instancia de la Argentina sorteando el cierre a los mercados internacionales.
Convengamos también que la escasa aceptación de la operatoria de canje y emisión ofrecida se debe a que por las condiciones de funcionamiento del mercado de capitales local y mundial, la coyuntura de baja en los precios de los títulos hacía más ventajoso comprar en el mercado secundario los bonos y esperar al vencimiento en 2015, antes de ingresar a la operatoria oficial de cancelación anticipada o de canje.
La Argentina ratifica en estas horas su voluntad de cancelación de deuda, al tiempo que confirma su interés por volver al mercado mundial de deuda.
Esta semana puede considerarse como un ensayo, que marca el camino del re-endeudamiento en futuro cercano. Las provincias argentinas, con dificultades fiscales, esperaban este momento con expectativa para tomar nuevos préstamos en el mercado mundial.
Cualquier consideración nos lleva a la convicción que el cáncer de la deuda sigue presente. Con desendeudamiento o con nuevo endeudamiento todo se subordina a la lógica que imponen los acreedores.
Se impone un gran debate nacional sobre los costos de pagar la deuda, por lo que necesitamos discutir la legitimidad y legalidad de la deuda, ir a fondo con una investigación de la misma y avanzar en una campaña de esclarecimiento popular sobre la suspensión de los pagos y la utilización de los recursos públicos con un destino alternativo que promueve otro modelo productivo y de desarrollo.
Una medida de esta naturaleza será condenada por el sistema mundial en crisis, y nada mejor en la coyuntura internacional que ofrecer propuestas políticas alternativas que animen la perspectiva anticapitalista y antiimperialista. Lo más interesante es que no existe otra salida, sino se profundiza la dependencia y subordinación.
El camino de la independencia requiere convocar a la sociedad y al pueblo a realizar una consulta popular sobre la suspensión del pago de la deuda y la auditoria popular integral. Es una forma de constituir sujetos colectivos conscientes para enfrentar la realidad y asumir la perspectiva de un proyecto político alternativo al de subordinación y de dependencia.
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