Silvio, los necios y el país libre (Visión desde Cuba) Gentileza: Cubasí Por Luis Ernesto Ruiz Martínez Ni en las más optimistas horas del sueño de una noche de verano, o invierno, hubiera p...

Silvio, los necios y el país libre (Visión desde Cuba)

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Gentileza: Cubasí

Luis Ernesto Ruiz Martínez

Por Luis Ernesto Ruiz Martínez

Ni en las más optimistas horas del sueño de una noche de verano, o invierno, hubiera pensado ver a Silvio Rodríguez compartir escenario con Antonio, Gerardo, Fernando, René y Ramón. Una tras otras, las canciones fueron compartidas por nuestros héroes y sus familiares. Tantos años de injusto encierro no pudieron con su alegría, su firmeza y mucho menos con las cualidades que identifican al cubano dentro y fuera de la isla. Estaban felices, tremendamente felices.

Nunca vi así a sus familiares y es natural. Los 16 años que duró el encierro fueron demasiado duros para todos. El enorme privilegio que me dio la vida de conocer personalmente a muchos de ellos, me puso también en el grupo de los que cargaban juntos el dolor por la separación. Durante dos años pude intercambiar directamente con Olguita, Adriana, Rosa Aurora o Mirta, por solo mencionar algunos. El correo me acercó a Elizabeth e Irmita. Nunca antes hubo tanta alegría en sus rostros.

Vi muchas lágrimas en ellas. Hoy regresaron pero sabían diferente. Esta vez eran de alegría. Esta noche La Habana tembló de amor, de patriotismo, de fuerza y de Revolución. Con Los Cinco y sus familiares cantaba no solo Silvio y su grupo, lo hacía un coro enorme que los acompañaba en cada tema. Este hombre, que decidió un buen día lanzarse a los barrios para llevarles música y esperanza, incluso en medio de tantos y muy complejos problemas, se convirtió por largos años en inspiración a pesar de la crudeza de las prisiones.

“Amada, supón que me voy lejos…”, y los versos del poeta tantas veces escuchados se hicieron realidad llena de pasión, agradecida cercanía y hasta fruto germinado en forma de tierna Gema. Aquella de Silvio sigue siendo hoy la canción de sus amores. “Pequeña serenata diurna”, “La maza”, “La era está pariendo un corazón”, y muchas, muchas más llenaron la noche de los héroes.

Silvio no sabe lo que hizo hoy, tal vez ni él mismo se lo imaginó. Lo dijo al principio y luego el concierto fue mucho más grande. Quizás ahora, en lo adelante, el grupo de Silvio tenga más integrantes. No importan afinaciones, melodías o musicalidad cuando el amor marca la diferencia. Estoy seguro que Gerardo, Ramón, Fernando, René y Antonio regresaron a sus casas llenos de optimismo y seguros de haber vivido una de sus mejores noches desde 1998.

Estaban satisfechos y yo con ellos. Pero yo también tengo mucho más, soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad. Como ellos, vivo en un país libre que tiene la costumbre de no abandonar jamás a sus hijos.

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