Por Manuel E. Yepe *
Foto: Virgilio Ponce
El 17 de diciembre de 2014 pasará a la historia de América Latina como la fecha en que la revolución cubana, triunfante en 1959, fue finalmente aceptada por el gobierno de Estados Unidos como un hecho irreversible, reconociendo con ello la legitimidad del camino abierto por Cuba para que todos los pueblos de America Latina transitaran hacia la afirmación de su independencia política.
Pocos, si alguien, podían imaginar que pudiera llevar a tan dramático corolario el heroico sacrificio de un reducido grupo de valientes y talentosos patriotas cubanos que, al riesgo de sus vidas, fueron capaces de infiltrar, desarmados, las bandas criminales de cubanos al servicio de organizaciones del gobierno estadounidense que, desde el sur del estado de la Florida y con total impunidad agredían sistemáticamente a su país.
Aquellos jóvenes patriotas fueron apresados a raíz de que los resultados de sus indagaciones fueron puestas en manos de las autoridades estadounidenses por el gobierno cubano. Siguió un procedimiento judicial plagado de manipulaciones y falsificaciones que resultó en extensas condenas que acaban de ser interrumpidas a raíz de un acuerdo al máximo nivel político entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.
Se necesitó, es indudable, de una buena dosis de valentía política por parte del Presidente Obama quien contradictoriamente se ha caracterizado por debilidades que le han situado como exponente de una derecha política que lidia difícilmente con la ultraderecha neo-conservadora a base de repliegues y concesiones.
Se recuerda que fue un conjunto de excepcionales situaciones las que contribuyeron al insólito hecho de que EE. UU. eligiera a un Presidente no-blanco. El desprestigio en que se había sumido la extrema derecha estadounidense bajo la inepta presidencia de George W. Bush era identificado por muchos como principal culpable de la debacle económica nacional que ya llegaba hasta el ciudadano común.
Muchos pensaron que se trató apenas de una táctica para descargar en el primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos una situación que habían provocado las grandes corporaciones y el complejo militar-industrial con su sórdida conducción del país. Sacar así las castañas del fuego al verdadero culpable -el sistema capitalista- es, cuando menos, cínico.
El camino de la negociación a pie de igualdad ha dado los frutos que siempre deben esperarse de su aporte a la solución de los conflictos internacionales como alternativa a la confrontación de las armas.
El 75% de la población cubana, nacida después de 1959, no ha conocido más que tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba.
Nunca antes los cubanos habían estado tan cerca de lograr los objetivos esenciales de su revolución, la que se iniciara en 1868 por alcanzar la independencia, la identidad nacional y toda la justicia, que tantas veces han debido posponerse pero que nunca los cubanos han abandonado.
El triunfo de los cubanos contra la tiranía el primero de enero de 1959 constituyó un paso esencial que debió ser conclusivo de las metas revolucionarias cubanas. Pero, bien temprano, Estados Unidos se mostró opuesto a aceptar un vecino al que debía tratar en pie de igualdad, aparentemente por el peligro de que su ejemplo se extendiera por el continente. El enfrentamiento desigual siguió a lo largo de otro medio siglo.
Gradualmente, casi toda América Latina ha pasado a apoyar la voluntad independentista de Cuba, y ha desarrollado la suya propia respecto a Estados Unidos.
Los cubanos han tenido enormes éxitos en materia de salud, educación, cultura, ciencias, tecnología, deportes y otros campos, pero las condiciones de hostilidad y bloqueo en que han tenido que desarrollar su economía le han impedido alcanzar muchas metas de los programas de su revolución. El bloqueo económico, financiero y comercial ha provocado a Cuba enormes pérdidas que los cubanos tendrán que recuperar a base de sacrificios por algunos años más.
Pero, ahora, los acuerdos anunciados el 17 de diciembre de 2014 han sentado las bases para que Cuba pueda avanzar hacia el completamiento de los grandes objetivos sociales de su programa socialista y los cubanos esperan hacerlo en armonía y amistad con sus vecinos estadounidenses.
Una inmensa alegría anima en estos días a los cubanos, tanto los que habitan la isla como los que la sienten propia residiendo en otras partes del mundo. Los cinco héroes antiterroristas por cuyo regreso tanto han luchado ya están en Cuba. Su sacrificio ha sido un extraordinario aporte a la causa de la independencia de la Isla y, de alguna manera en favor del derecho de todos los pueblos de America Latina y del mundo a que se respete la soberanía de sus naciones.
* Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana y miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
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