Por Jesús Santrich
Los y las guerrilleros ya no se retiran cuando vienen los operativos ofensivos del Ejército Nacional sino se defiende y responden al fuego ordenado por Juan Manual Santos.
Varios periódicos, emisoras, televisoras, portales y revistas que integran la artillería mediática del Bloque de Poder Dominante en Colombia, este año se dedicaron con mucho énfasis a lanzar todo tipo de estigmatizaciones y mentiras contra las FARC. Aparte de apostar y conjurarse por el rompimiento de la tregua unilateral que la insurgencia declaró, especialmente la revista Semana hizo, además, todo tipo de maromas retóricas para insinuar relaciones, vínculos, o alianzas entre carteles mexicanos de la droga con la guerrilla. Su papel contrainsurgente y guerrerrista es por demás descarado y nocivo para Colombia. Digamos en términos sencillos que se convirtió Semana, en instrumentos de la guerra.
Ahora con cierto regocijo inocultable "informa" de la muerte de 26 combatientes insurgentes en Guapi (Cauca) y de la captura de dos más, justificando la acción bélica desmesurada y aleve sobre los guerrilleros del 29 Frente en la madrugada de este jueves, mediante lo que denominaron Operación “Marcial 019”, ligándola a operativos "que venían planeándose desde el ataque a Gorgona, perpetrado por este mismo frente en noviembre del año pasado y en el que falleció el teniente Andrés Suárez". Y complementan la justificación diciendo que "Se trata de un duro golpe contra esta estructura de las FARC, que por años ha mantenido azotada esta zona del Pacífico colombiano". Luego añade que se trata "del departamento donde hace tan solo un mes cayeron abatidos 11 militares emboscados por las FARC, hecho que produjo una sacudida en el proceso de paz", olvidando que la operación de la guerrilla fue reacción al asedio que durante meses sostenía la fuerza pública contra las unidades farianas en tregua unilateral.
Como corona de sus absurdos, este pasquín agrega la mentira infame de que "En el campamento se protegía un laboratorio de fabricación de cocaína". En fin, es la réplica de las mentiras de Santos y su alto mando militar, cuya imagen socarrona ante los medios, ufanándose de la masacre, y ordenando escalar los ataques, o lo que el sádico Procurador llama "mensaje pedagógico para las FARC", es una puñalada artera contra el proceso de paz.
Las FARC son una organización de revolucionarios, y a pesar del verbo morboso y parcializado que medios fascistas como Semana, o gobernantes sanguinarios difunden sistemáticamente alejándose de la ética y la verdad, jamás podrán doblegar nuestra moral y voluntad de lucha. Con el ejemplo de nuestros muertos seguiremos adelante buscando la paz con justicia social, sin el menor ápice de claudicación o sometimiento, y con seguridad honraremos su memoria. Uno, dos, tres..., cien bombardeos o más, no acabarán con las FARC - EP, y mucho menos con las razones que inspiran su causa justa.
Esta acción cobarde de un gobierno que se ha negado a pactar el armisticio que alivie los dolores del conflicto, definitivamente convierte las palabras "paz, armonía, perdón, reconciliación y unidad" dichas por Santos durante su goce criminal, en venenoso tufo pestilente que aniquila la confianza. Pero no crean estos insensatos, que con clarines de guerra contra la insurgencia y asesinando y desapareciendo líderes sociales a sangre fría cada día mediante sus hordas paramilitares, o en sus "casas de pique", o encarcelando a quienes protestan contra las injusticias, o haciendo más leyes liberticidas y que multiplican la miseria y la desigualdad; es decir, echándole más leña a la hoguera, es como se extinguirá el fuego de la guerra y se aplastará la inconformidad popular. El gobierno debe entender que son necesarios y urgente, líos cambios estructurales que permitan establecer la justicia social como base de la reconciliación, por que la paz de Colombia no puede ser la paz de los sepulcros.
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