Desde hace tiempo, venimos siguiendo el caso de esta niña que hoy se va transformando en mujer. Nada le fue fácil. Y todavía las dificultades siguen rodeándola cuando se trata de prestaciones sanitarias, luego de dos transplantes y con el riesgo cierto de perder el último que se realizó, debido a la cobertura nacional y popular que conocemos.
Desde hace meses, viene realizando un tratamiento basado en el pase de gammaglobulina para reforzar sus defensas. Ello es necesario debido a la acción de los inmunosupresores que debe tomar para preservar el último riñón que le fuera transplantado, tras fallar la donación que le realizara su madre.
Sin embargo, como en una comedia de enredos, el Hospital Garrahan y el PROFE (Programa Federal de Salud) se pasan la responsabilidad entre ellos mientras la joven sigue esperando realizar ese tratamiento, tal como lo venía realizando de acuerdo a lo indicado por sus médicos tratantes. La institución sanitaria, administrada en forma conjunta por representantes del Gobierno Nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, aduce que no tiene la gammaglobulina. PROFE, como siempre, tarda más de la cuenta para llegar a suministrársela y como si fuera poco, los trámites para la obtención de la medicación recorren un laberinto kafkiano.
Según lo manifestado por la madre a este medio, los médicos del mencionado hospital afirmaron "que hay" gammaglobulina. Ahora bien, ¿cuál es el motivo para no realizar el tratamiento?. Que se reserva para casos de urgencia. Pero ocurre que Florencia no puede esperar los términos burocráticos que supone la obtención de dicha droga y menos aún, soportar la desidia con la cual se pretende negar el carácter de urgente. El riñón que actualmente tiene está en riesgo cierto de pérdida con un ingrediente adicional: volvería a hemodiálisis, pero ya no tiene más lugares en donde ser insertados los catéteres para dicho tratamiento. O sea que tiene que estar gravísima para que "haya" gammaglobulina. Esta es la cobertura nac & pop y del color amarillo. Nada extraño por cierto.
El resto de la medicación, que la madre retira de la farmacia que se encuentra al lado de la sede de PROFE, debe seguir un laberinto muy particular. Primero, la orden médica desde el Hospital Garrahan. Luego, concurrir al médico o médica del Programa Federal de Salud para que extienda las recetas correspondientes. Pero resulta que demora ¡ dos semanas ! en confeccionarlas. Posteriormente, retirarlas para la correspondiente autorización en la sede de PROFE y allí duerme el sueño de los justos. Ni hablar cuando se trata de obtener la eritropoyetina. Kafka no lo podía hacer mejor y el kirchnerismo cumple...
Imaginen a esa madre tratando de no olvidarse las fechas para hacer coincidir la obtención de las recetas y la entrega de la medicación para seguir el tratamiento de su hija. No se puede ni siquiera olvidar porque se queda sin nada o con la mitad de la medicación necesaria.
Párrafo aparte para el gobierno amarillo. Cambiaron la normativa para la obtención del Certificado de Discapacidad. La madre concurre al Hospital Piñeiro y le informan que el trámite lo debe iniciar en el ex - CGP correspondiente a su domicilio. Alguien le indica que vaya a la Junta Médica que ahora atiende en la Avda. Ingeniero Huergo al 1.000 de esta Capital. Y allí le informan que solamente dan 40 números para la atención, léase la obtención del turno. Si a ello le sumamos que se demora bastante la revisión médica y después hay que sumar entre 20 y 60 días, con mucha suerte o 6 meses, en el peor de los casos, para la entrega de dicho documento, no cabe duda acerca de la verdadera importancia de la discapacidad para el macrismo.
Solamente es un recurso marketinero. Hipocresía al palo. Para el Gobierno de la Ciudad, la discapacidad no es algo importante. No les importa cuanto tengan que esperar o sufrir. Hasta podríamos decir que, al igual que los Nac & Pop, están esperando que se mueran las personas con discapacidad.
Entre el Garrahan y el PROFE lo hacen. Cristina y Mauricio también...
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