Foto: Gentileza Anred
Desde el Encuentro Nacional Antirrepresivo, repudiaron la absolución del policía Juan Coria, asesino de Tito Ortega.
El 11 de noviembre de 2013, en Olavarría, Jorge Javier “Tito” Ortega, en medio de una crisis por los problemas económicos, laborales y de vivienda, estaba dispuesto a quitarse la vida con una pistola de calibre 22. Su mujer y su padre intentaban encontrarlo para disuadirlo, en la desesperación llamaron al 911 pidiendo auxilio. Con la mala fortuna de que los primeros en encontrar a Tito fue la policía, y el sargento Juan Horacio Coria “neutralizó” la tentativa de suicidio pegándole un tiro en el abdomen.
El 8 de julio, en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 del Departamento Judicial de Azul, se conoció la sentencia al asesino. Los jueces Joaquín Duba, Marcelo Céspedes y Gustavo Borghi argumentaron, al dictar la absolución que "la conducta del procesado lo fue en respuesta a dicha agresión sufrida". "Esto es contundente por cuanto si la intención de Coria no hubiese sido la de defenderse sino la de acabar con la vida de Ortega, podría haber realizado más de un disparo con el arma de fuego y por el contrario, no solo no los efectuó, sino que rápidamente fue sobre la ubicación de aquel y colaboró en su auxilio".
No nos sorprende este fallo que nos demuestra una vez más que la impunidad policial se cierra con la complicidad judicial. La justicia burguesa ha hecho su trabajo, que es el de proteger a sus perros rabiosos. Son curiosos sus argumentos cuando el disparo que realizó el oficial Coria fue directo al hígado, entrando por la parte inferior del abdomen, de arriba hacia abajo, lo que le quitó la vida en muy poco tiempo a Tito por la hemorragia producida. Pero para los jueces, si no le disparó más tiros es porque no lo quería matar. Otra falacia es la que Coria "colaboró en su auxilio". El testimonio del padre de Tito es esclarecedor al respecto: tuvo que el levantar el cuerpo agonizante de su hijo y llevarlo hasta el móvil policial ante las constantes amenazas de Coria que le decía "viejo de mierda no servís ni para cargar a tu hijo" y "no te hagas el loco que te pongo un tiro acá nomás y no se entera nadie". Curiosa forma de colaborar la del oficial Coria.
Pero los jueces no escucharon a la familia. Y es que como siempre, toda la corporación policial cerró filas, desde el comisario Ordoqui (hoy retirado con honores) que fue el primero en decir que la policía no tenia "seguridad jurídica" y que este había sido un "accidente de trabajo", hasta los directivos e instructores de la escuela Juan Vucetich, con sede en el Cerro Fortabat de Olavarria, que argumentaron, como un coro, la poca formación que ellos mismos les dan a los cadetes. Esta curiosa defensa pone el énfasis en la poca profesionalidad de la fuerza, tratando así de restar responsabilidad y hacer "zafar" al asesino Juan Coria. Claro que el problema no es la formación sino que es toda la institución policial. Para los jueces no tuvo importancia que después del asesinato de Tito, luego de la movilización popular que logró por 72 horas la detención de Juan Coria, toda la comisaría primera, junto con el SINPOPE (“Sindicato” de Policías y Penitenciarios afiliado a la CGT Moyano) amenazara con amotinarse y quitara los servicios adicionales (pretendiendo generar pánico en la sociedad), en medio de las asonadas policiales que se daban en todo el país, y fueran a presionar al fiscal y al juez de garantía para terminar logrando la libertad de este asesino.
Desde el primer momento señalamos que lo excepcional en este caso fue que tanto el padre de Tito como su compañera pudieron estar en el momento en que el oficial Coria, con total desprecio hacia la vida de Tito, lo ejecutó sin más. Es que estos casos suceden a diario en Olavarría y en todo el país, porque es parte de una política de estado, pero pocas veces salen a la luz porque no hay testigos, y mucho menos tienen una sentencia favorable a la familia.
Pero este duro golpe a la familia de Tito Ortega no hace más que fortalecer su lucha. Vamos a continuar hasta conseguir justicia por Tito Ortega. Por lo pronto continuaremos advirtiendo a los olavarrienses que un policía asesino anda suelto, con total impunidad, y que no es un policía, es toda la institución.
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