Por Alfredo Grande
(APe).- La cultura represora, como el casino internacional que algunos llaman la Bolsa de Valores (¿la bolsa o la vida?) nunca descansa. Siempre habrá culpables entre ustedes, siempre habrá castigos para ustedes, siempre habrá impunidad para ellos. Y ellas. No nos queda siquiera el recurso del gaucho Martín Fierro de hacernos amigos del juez para tener palenque donde rascarnos. El juez es sub rogante. O sea: que ruega que el Poder de Turno lo mantenga en el Olimpo de los Dioses aunque sabe que apenas es un mortal. Y mediocre. Y obsecuente. Y venal. Ciego, sordo, mudo y con anencefalia. Sin pensamiento propio más que el pensamiento de las propiedades que supimos conseguir.
La batalla de todas las batallas no es contra la mafia internacional que acaba de apalear a los griegos de la mano de la socialdemocracia. La batalla de todas las batallas es Otesur. Hoteles para los otarios del sur. La biblia no está junto al calefón, apenas porque los calefones ya no están en los baños. La biblia de los pueblos libres sucumbe contra todas las cumbres y el pueblo de Dios, manco y rengo, no puede estrechar una mano solidaria aunque la encuentre.
La política había regresado, aunque nunca nos enteramos que se había ido. La política entendida como el movimiento real de la lucha de clases nos atraviesa siempre y no pocas veces nos parte al medio. La política es el movimiento real. O sea: no es un movimiento ideal. Abstracto. Falso. Encubridor. El movimiento que cual hámster corre para ninguna parte. Si 20 años no es nada, 40 años son el doble de nada, o sea, son algo.
En 1975 el partido gobernante (es una forma de decir porque María Estela Martínez de Perón era gobernada) abrió las puertas principales y de servicio a los carniceros y carroñeros de la reorganización nacional. Vía masacre y exterminio de trabajadores, estudiantes, militantes sociales y político. Porque para que lo Nacional pueda ser re organizado, los pueblos debían ser descuartizados. Túpac Amaru resistió el furor de 4 caballos que no pudieron desmembrarlo. Lo decapitaron y nuestros pueblos quedaron sin cabeza emancipatoria. Estamos condenados al éxito de los traidores. De los conversos. De los rufianes, proxenetas y amanuenses de todos los Poderes.
La República es apenas cosa privada, privatizada, clandestina, en la negritud de los blancos de camisa y corbata al tono. Hay varias especies de buitres. Luchan contra la pobreza, pero jamás contra la riqueza. Las sobras del banquete para los pobres (subsidios y asignaciones que le dicen) y banquetes para los ricos. Enriquecimientos ilícitos y empobrecimientos lícitos. Ahora el cambalache está remixado y es un lugar paquete y elegante. Incluso algunos se llaman Centros Culturales.
La reorganización del pensamiento nacional está liderada por un filósofo. La Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional reitera la alucinación del pensamiento único. Un solo dios y pensamiento verdadero. Porque lo Nacional ya es un pluralidad, aunque la Nación Hegemónica se hace llamar Patria. Pero en nuestro territorio tenemos otras naciones. Algunas acampan hace meses en el centro de nuestra reina del plata. Juana Azurduy tiene su monumento. La memoria heroica se impone una vez más a la memoria histórica. El escultor nos aclara, para que nuestras mentes no se oscurezcan. “Juana tiene una espada en su mano izquierda, que según el artista "no es con sentido bélico, sino de liberación, de símbolo". En su espalda tiene un bebe sostenido por un aguayo, tejido artesanal que las mujeres originarias usan para cargar a los niños, y 12 figuras pequeñas a su alrededor”. Me quedo más tranquilo. La espada y de paso la cruz, se usan sólo para el exterminio.
La liberación política social no se hace con espadas. ¿Será con relatos? La memoria heroica pretende encubrir que Juana fue revolucionaria. Luchando con nuestra Madrastra Patria. Y la revolución no es solamente un sueño eterno. Es un deseo permanente. Y el primer acto de cualquier revolucionario es recordar revoluciones pasadas y propiciar revoluciones presentes y futuras. No podemos garantizarlas. Pero tampoco nos absolverá la historia si las saboteamos. Alguna vez volveremos a cantar nuestro Himno Nacional completo, o al menos con sus estrofas de lucha y de combate. “El valiente argentino a las armas /corre ardiendo con brío y valor, / el clarín de la guerra, cual trueno,/ en los campos del Sud resonó./ Buenos Aires se pone a la frente de los pueblos de la ínclita Unión,/y con brazos robustos desgarran/ al ibérico altivo león”.
El clarín de la guerra no miente si la decisión es desgarrar al león altivo de todas las formas de la cultura represora. Todo este debate es silenciado, prostituido, capturado por oportunistas y magnates de lo nacional y popular. La guerra de Juana es estatua y en la actualidad de nuestra cultura represora nos seguimos quejando pero ya no combatimos contra los altivos leones del capitalismo expoliador y explotador. Ahora elegimos entre el menos malo, decimos que no son iguales pero no aclaramos en qué se diferencian. No son gemelos, pero son mellizos. Son las mejores astillas del mismo palo.
Para no votar la caca proponen votar al pis y al vómito. La política es degradada a una dieta para masoquistas. El mal menor, la unión por el espanto, es lo que hay, bien o te cuento, no hay otra. Catecismo del fracasado, del resignado, del hipócrita democratoide. Por suerte yo no tengo problemas. Ninguno. Voto cantado, voto anulado.
Me preguntó un paciente:- Y usted ¿a quién vota el domingo en el balotaje?
Le iba a contestar - ¿A usted qué le parece? Pero no me pareció digno de Pelota de Trapo.
–A Tévez.
-Pero Tévez no es candidato.
– Para mí sí -le dije. Y continué: -¿nos vemos la próxima?
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