Por Milena Reyes
“Los locos desvaríos sobre las sagradas armas
de la guerra han perdido cada vez su ímpetu,
el entusiasmo por la guerra se ha debilitado,
el deseo de una pronta paz ha crecido
poderosamente por todas partes”.
Karl Liebknecht
Uno de los temas que se ha movido desde que empezaron los Diálogos de Paz en La Habana, Cuba, es el cese al fuego bilateral, tema que esta siendo analizado por la subcomisión técnica, en la que participan los comandantes guerrilleros y los generales de las Fuerzas Armadas.
El cese al fuego bilateral, ha sido siempre nuestra prioridad desde que empezamos los diálogos,ya que no es normal que, mientras estamos hablando de paz, nos sigamos matando entre los colombianos. Lo hemos dicho y lo reiteramos una vez más, los muertos los pone el pueblo, las familias humildes, y el escenario de la confrontación militar es lo menos conveniente para la Mesa.
Es responsabilidad del Estado que mientras estamos dialogando se sigan generando muertes de lado y lado por el simple capricho de negociar en medio de la guerra, solo por complacer a unos pocos guerreristas, dejando de lado el clamor nacional de cese al fuego bilateral. Porque es mentira que la inmensa mayoría del pueblo colombiano quiere la guerra; como han tratado de mostrar los medios de comunicación, vendiéndole al país y a la comunidad internacional la falsa idea de que la paciencia de los colombianos se esta agotando; al contrario, los hechos que desembocaron en la ruptura del cese al fuego unilateral por parte de las FARC con el consecuente recrudecimiento de los operativos militares y el accionar militar de la insurgencia, lo que género en el país fue el crecimiento del clamor por el cese al fuego bilateral.
Para confirmar lo anterior, basta ver los pronunciamientos recientes, de distintos sectores; como las iglesias, de la intelectualidad del país, de los partidos políticos, de empresarios; incluso, de algunos que hasta hace poco pedían a gritos acabar con el proceso de paz; y sobre todo, de los de abajo, los humildes, el pueblo que padece la guerra en sus territorios.
Otra cosa, es lo que piensa esa minoría que se ufana del poder y presenta sus deseos como si fuera la opinión del país y dispara desde los titulares de prensa. Lo cierto es que es deber del gobierno, de la insurgencia y del pueblo,no dejarse presionar por esos sectores y blindar el proceso paz, no darle cabida a los pregoneros de la guerra que atacan constantemente al proceso desde sus escritorios, sin tener la más mínima idea de lo que es vivir en realidad el conflicto.
Las FARC - EP conocemos de antemano qué es la guerra; porque es con el Estado y el imperialismo que nos ha tocado enfrentarnos durante años; pero eso no quiere decir que nos guste o seamos nosotros los que escogimos este camino para nuestra lucha política por el poder. El camino de la guerra nos fue impuesto.
Por eso es que desde el inicio del proceso nos pronunciamos por la necesidad de un cese al fuego bilateral, además porque estamos seguros que si logramos parar la confrontación; si logramos un cese de hostilidades, si logramos desescalar el conflicto entre ambas partes, rápidamente podremos avanzar en las negociaciones. Sin embargo, la experiencia reciente nos enseña que eso implica que no sea solamente por parte de la guerrilla; pues también es responsabilidad del Estado disminuir la intensidad de laguerra.
Para terminar, podemos agregar que quienes estamos en La Habana, los guerrilleros y guerrilleras que presenciamos todos los días las tenciones y avances que se presentan en la Mesa; tenemos la certeza de que si es posible el cese al fuego bilateral y la firma de la paz.
Los revolucionarios somos optimistas por definición.
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