Foto: Gentileza Radio Habana Cuba
Por José Manzaneda *
La gran prensa nos habla de la “restricción de movimientos” impuesta por Cuba -desde hace años- al personal diplomático de la Sección de Intereses de EE. UU. en La Habana. La agencia France Press, en una nota publicada en varios medios, titulaba que, tras la próxima apertura de su embajada en La Habana, “diplomáticos de Estados Unidos tendrán (ahora) más libertad de movimiento en Cuba” (1).
Lo curioso es que sea noticia la actual limitación de movimientos -al perímetro de Ciudad de La Habana- del personal diplomático estadounidense, pero que no lo sea la limitación del personal cubano al perímetro de Washington. Esta restricción -recordemos- fue impuesta por el Gobierno de George W. Bush y afecta incluso a los representantes de Cuba en Naciones Unidas (2).
El diario español El País llevaba a titular que “el personal de EE. UU. en Cuba deberá ' notificar ' sus movimientos en la isla” (3). El titular enfatiza el “control” del Gobierno de la Isla sobre el personal estadounidense, cuando lo que la noticia relata, realmente, es que dicho control -con la apertura de la embajada- quedará notablemente suavizado: el cuerpo diplomático estadounidense tendrá libertad de movimientos, siempre que estos sean notificados al Gobierno cubano. El País no menciona, además, que esta situación es recíproca: en Washington el personal cubano también deberá “notificar” sus contactos y visitas.
Pero lo más grave es que los medios no expliquen lo esencial para entender todo este asunto: que el Gobierno de EE. UU. ha incumplido -e incumple- en relación a Cuba la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (4). Porque en la actual Sección de Intereses -y futura embajada- de EE. UU. en La Habana se han organizado numerosos encuentros, reuniones y talleres de capacitación de la llamada “disidencia” cubana, financiada por el presupuesto federal de EE. UU. con el fin de desestabilizar el orden constitucional cubano. Es una clara violación de los artículos 26 y 41 de la citada Convención de Viena, que indica taxativamente que el personal diplomático deberá “respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor (y) (…) está obligado a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado” (5).
Los medios dan por buena una injerencia que jamás aceptarían en su propio país. Y silencian -cuando no justifican abiertamente- las partidas millonarias de EE. UU. para dicha injerencia, que hoy siguen en pie. El Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes acaba de proponer un fondo de 30 millones de dólares -10 más que el pasado año- para la llamada “disidencia” cubana, con el apoyo del Gobierno de Obama (6). Algo que es ilegal en cualquier país del mundo, incluidos los EE. UU., donde se castiga con penas más duras que en Cuba la colaboración con un gobierno extranjero con el objetivo de cambiar el orden constitucional del país (7) (8).
En total, EE. UU. ha gastado, desde 1996, más de mil millones de dólares en programas no secretos para impulsar un “cambio de régimen” en Cuba (9).
Pero de esto… no leeremos una palabra en unos medios que, de forma cada día más evidente, se muestran como entregados altavoces de la política informativa sobre Cuba… de la Casa Blanca (10).
* coordinador de Cubainformación
NOTAS:
(2) http://progresosemanal.us/20150416/viajes-diplomaticos-obstaculizan-los-lazos-ee-uu-cuba/
(3) http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/01/actualidad/1435780933_214812.html
(4) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194621
(6) http://progresosemanal.us/20150606/de-regreso-al-pasado-con-propuestas-para-cuba-en-un-comite/
(7) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67001
(9) http://progresosemanal.us/20150410/presupuesto-para-cuba-suma-alrededor-de-mil-millones-de-dolares/
(10) http://elpais.com/elpais/2015/07/01/opinion/1435773263_790173.html
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