Foto: ANRED
Por Julián Asiner *
La crisis de la universidad se combinó con la campaña electoral de la Ciudad creando un cóctel explosivo. Diariamente, el programa de Gustavo Sylvestre y Alejandro Bercovich, en C5N, se ha dedicado a demoler la candidatura de Martín Lousteau, sacando a la luz los negociados de sus 'buenos muchachos' en la UBA.
Las denuncias tienen por eje a Emiliano Yacobitti, el secretario de Hacienda de la UBA, quien además es asesor de Martín Lousteau, presidente de la UCR Capital y es jefe de la agrupación Nuevo Espacio. Quienes pretendían disputarle a la izquierda la conducción de la FUBA en su último congreso, aparecen involucrados en toda clase de porquerías contra el presupuesto del Hospital de Clínicas y de la universidad.
La respuesta de esta mafia fue la inmediata agresión patoteril contra los denunciantes. Docentes allegados al periodista Bercovich fueron apretados en la facultad de Económicas. Nuestro compañero Gabriel Beati, dirigente de la opositora agrupación Bordó de los trabajadores del Clínicas, recibió llamadas intimidantes en su casa, su locker en el hospital fue reventado y sus pertenencias esparcidas por todo el pasillo.
La corrupción generalizada en las oficinas del rectorado es el resultado de los negocios capitalistas que se montan sobre la UBA, y que crecieron de forma exponencial en los últimos años. Los medios oficialistas se olvidan de mencionar que Yacobitti incrementó su poder político y económico en la UBA a la sombra de dos decanos kirchneristas: Rubén Hallú, antes, y Alberto Barbieri, ahora.
La mano del gobierno nacional se encuentra detrás de las denuncias, persiguiendo un doble objetivo: de un lado, golpear la candidatura de su ex ministro de Economía en la Ciudad; del otro, desplazar a Yacobitti y su camarilla para quedarse con la UBA. El gobierno aspira a copar los cargos del rectorado, Hacienda en primer lugar. Los medios K omiten denunciar al rector Barbieri, en lo que podría interpretarse como un intento de forzar un pacto con quien viene de recibir en su despacho nada más y nada menos que a Daniel Scioli.
Si los “buenos muchachos” de Lousteau son reemplazados por funcionarios kirchneristas, tendríamos cumplido el sueño de La Cámpora de llegar al poder de la UBA a pesar de no haber ganado nunca ni un centro de estudiantes. En tanto cómplices de la “década” de Yacobitti, los K van a encubrir a los responsables de los negociados para preservar la misma orientación privatizadora.
De esto se deduce un programa: basta de amenazas, fuera la patota del rectorado; investigación independiente de todas las denuncias de corrupción; apertura de los libros y publicidad de los recursos propios; auditoría sobre las obras en marcha y los proveedores; separación de todos los implicados y juicio de responsabilidades.
El Consejo Superior de la UBA es quien votó a Richarte, Giusti y Yacobitti, con total conocimiento de las denuncias existentes, y es quien rechazó investigarlos. Se tienen que ir. Por eso el Partido Obrero, en la presidencia de la FUBA, la dirección de la gremial docente AGD y el sindicalismo antiburocrático no docente plantea poner a la UBA en estado de asamblea y reclamar elecciones generales sobre una base democrática. Los actuales estatutos proscriptivos son el reaseguro de un régimen de camarillas corrompido hasta los tuétanos.
* presidente de la FUBA
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