Por Manuel E. Yepe
Foto: Virgilio Ponce
Según el Wall Street Journal (WSJ), el gobierno estadounidense está trabajando para lograr un acuerdo con Cuba que permita, para el final del año, que los turistas puedan desplazarse en vuelos comerciales entre los dos países.
Ello permitiría a las aerolíneas establecer servicios regulares a partir de diciembre, lo que supondría una notable ampliación de las relaciones turísticas bilaterales hasta límites comparables con los de la década de 1950, cuando los estadounidenses podían viajar de forma regular a La Habana sin las limitaciones que Washington impuso a partir de los años 1960.
El gobierno de Barack Obama también estudia -dice el diario- formas para suavizar las restricciones a los viajes de sus ciudadanos a la isla a pesar de la inconstitucional medida impuesta hace varias décadas por Washington y que aún mantiene su vigencia.
Sólo el Congreso puede retirar el bloqueo a los viajes y al comercio impuestos a Cuba tras el triunfo popular en la isla. No obstante, dice el periódico, Obama tiene autoridad ejecutiva para garantizar excepciones, como la que, en diciembre último, permitió a los estadounidenses utilizar tarjetas de débito y crédito en Cuba y aumentar ciertas transacciones menores entre los dos países. El WSJ recuerda que Estados Unidos sólo autoriza viajar a Cuba con licencias especiales a sus ciudadanos por motivos específicos, como son negocios, visitas familiares o intercambios culturales.
Las negociaciones se centran en cuántos vuelos al día pueden permitirse entre los dos países y si la aerolínea estatal Cubana de Aviación podrá volar a Estados Unidos, algo que las fuentes del WSJ no tienen claro.
Muchas aerolíneas estadounidenses, como American Airlines y JetBlue Airways, desean volar a Cuba y han estado presionando por que les permitan ofrecer ese servicio.
Cuatro empresas navieras en la Florida (a 150 km de Cuba), la United Americas Shipping Services, la Havana Ferry Partners, la United Caribbean Lines y la Airline Brokers anunciaron haber recibido la aquiescencia del Departamento del Tesoro para operar ferris entre ambos países, aunque señalaron que aún deben conseguir permisos adicionales, además del de La Habana.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas -que culminó el 14 de agosto con la reapertura oficial de la Embajada de Estados Unidos en La Habana- ha sido uno de los catalizadores para el acelerado crecimiento del arribo de visitantes al país caribeño. Entre enero y julio de este año, 88.996 norteamericanos viajaron a la Isla, aunque las medidas del bloqueo no les permiten hacerlo como verdaderos turistas ya que Washington no les autoriza visitar playas ni otros centros de diversión y esparcimiento “para no aportarle dinero a Castro”.
El acercamiento entre ambas naciones ha incrementado el interés mundial por Cuba, que por su parte desarrolla diversas estrategias para fortalecer la industria turística, mejorar la calidad de los servicios y ampliar la capacidad hotelera.
Para atraer capital foráneo la isla ha aprobado una nueva Ley de Inversión Extranjera, en tanto que el creciente vínculo entre el sector privado y el estatal en la economía cubana, aporta un importante complemento para enfrentar la creciente demanda de habitaciones, restaurantes y otros servicios.
La publicación italiana especializada en temas sobre turismo en el Caribe, Travel Trade Caribbean (TTC) se pregunta en su más reciente edición si la potencial “ola” de turistas de Estados Unidos que se espera en Cuba será buena o mala para las islas caribeñas más dependientes de la industria del ocio.
Cuba, que sigue adelante con su proyecto socialista con el mismo ímpetu de antes, sostiene que la eventual normalización de sus relaciones con Estados Unidos no dañará las economías del Caribe que dependen del turismo.
La Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe dio la bienvenida a Cuba como parte integral del Caribe y abogó por el desarrollo de la colaboración con la isla en todos los aspectos del turismo. También llamó a los gobiernos de la región a adoptar un nuevo programa para el desarrollo del turismo que implique discusiones de alto nivel con las autoridades estadounidenses y cubanas con vistas a desarrollar una Iniciativa de Turismo en la Cuenca del Caribe que apoye de manera “económicamente viable, segura y estable” esta industria en la región. Pero la infraestructura turística de Cuba tendrá que fortalecerse antes de que ocurra el gran impacto de “la ola” en las industrias de los demás destinos del Caribe. La cooperación entre los países de la región será el mejor antídoto contra el problema; y la revolución cubana ha demostrado muchas veces su capacidad para enfrentar grandes empeños.
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