El 30 de diciembre de 2004 un incendio en el boliche Cromañón provocó la muerte 194 personas y heridas a más de mil. Desde ese momento y hasta hoy, los familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas venimos reclamando por Memoria, Verdad y Justicia.
Ya pasaron once años. Hemos recorrido un largo camino hasta aquí. Como Cromañón no fue un accidente sino un hecho criminal, nuestro reclamo apuntó siempre a desactivar la “lógica Cromañón”.
¿Qué es la “lógica Cromañón”? Es el funcionamiento corrupto del Estado y los empresarios que a través de la violación de normas asegura ganancias ilegales para los dueños de los comercios e ingresos para la caja política, poniendo en riesgo la vida de todas las personas. La vimos en Cromañón, en Kheyvis, en el tren de Once y en muchos casos más. Esta lógica Cromañón necesita impunidad para seguir funcionando.
Para combatir esta impunidad es que nuestra lucha apuntó a todos los planos: el judicial, el político, el social. Para nosotros luchar por cromañón no es “quedarse en cromañón”, no se trata de repetir el hecho una y otra vez sino de luchar desde nuestros lugares, por el nunca más cromañón, que es luchar porque no se repitan las condiciones que lo hicieron posible.
En el plano político, luego de lograr la destitución del jefe de gobierno Aníbal Ibarra a través de mecanismos constitucionales, continuamos con nuestro reclamo anti corrupción frente a cada cambio de administración en la Ciudad de Buenos Aires, puesto que las condiciones que hicieron posible un Cromañón se mantuvieron vigentes, como lo demostraron los incendios de los talleres clandestinos de Flores o el derrumbe en el boliche Beara bajo el gobierno de Macri. Seguiremos denunciando la negligencia, la ineptitud y la corrupción de cada gobierno que mantenga los negociados con los empresarios amigos del poder dejando a la población en situación de peligro permanente.
Increíblemente, pasamos otro aniversario sin los responsables presos. La lucha en el Poder Judicial nos metió en un laberinto delirante que 11 años después de los hechos impide tener a los condenados tras las rejas. Una serie de estratagemas jurídicas les han permitido a los condenados evadir las penas impuestas. Los condenados por Cromañón han contado con privilegios que ningún otro argentino tiene, y mucho menos si el acusado es pobre y no tiene influencias políticas. ¿Cómo funcionó este dispositivo? A pesar de que ya estaban presos, en agosto de 2014 la Corte Suprema ordenó que se cumpla con el “doble conforme” en las condenas -que no se cumple en ningún caso en nuestro país-, lo cual provocó la liberación de los detenidos hasta tanto quede nuevamente firme la sentencia.
El cumplimiento del “doble conforme” se dio hace unos meses: en septiembre de 2015 la Cámara IV de Casación Penal dejó firmes las condenas hacia Patricio Fontanet, Christian Torrejón, Maximiliano Djerfy, Daniel Cardell, Eduardo Vázquez, Juan Carbone, Elio Delgado, Raúl Villarreal, Fabiana Fizsbin, Ana María Fernández y Gustavo Juan Torres. A pesar de esta nueva confirmación, estas personas siguen caminando por las calles de nuestro país, gracias a un recurso judicial sobre el cual la Corte no se expidió.
Muchas veces hemos planteado que las demoras judiciales son también una forma de impunidad, y en el caso Cromañón lo venimos padeciendo los familiares y sobrevivientes. Ya son varias decenas de allegados a las víctimas que fallecieron por enfermedades y/o suicidios vinculados directamente con esta impunidad, y nunca vieron a los responsables presos. ¿Cómo es posible que el Poder Judicial nunca rinda cuentas sobre los tiempos de resolución de situaciones tan relevantes para la sociedad? Exigimos que la Corte Suprema se expida de una vez por todas para que las condenas, firmes definitivamente, lleven a los responsables de la masacre a cumplir prisión efectiva.
La lucha en estos 11 años tomó muchas formas distintas: manifestaciones artísticas, encuentros, marchas, charlas, escraches, impulso de nuevas leyes, documentos, libros, muestras de fotos, etc. Hemos conocido y participado de otras luchas, tan parecidas a la nuestra. Abrazamos a muchas familias que atravesaron dolores similares, y aprendimos a caminar juntos con ellos.
En 11 años, aún estamos esperando una respuesta del mundo del rock al hecho Cromañón. Por un lado, asistimos al patético espectáculo de empresarios inescrupulosos que buscan el lucro sin cuidar a los pibes. Por otra parte, no tuvimos acompañamiento generalizado de las bandas -salvo honrosas excepciones- en nuestro reclamo de memoria, verdad y justicia. En ese sentido dejaron pasar una oportunidad histórica. Pero creemos que sigue siendo muy importante que exista un mensaje contundente hacia los jóvenes de hoy acerca de que Cromañón también le pasó al rock.
En estos 11 años los familiares nos nucleamos en distintos grupos que se organizaron para encontrar puntos en común en la lucha.
No somos quienes centramos nuestro reclamo en el llanto de la víctima pasiva ni en la venganza.
No somos quienes reducimos Cromañón a la discusión sobre la culpabilidad de Callejeros, aunque los consideremos absolutamente responsables de lo sucedido, como parte necesaria de la cadena de responsables que va desde Levy y Chabán hasta Aníbal Ibarra. Sobre todo, denunciamos a los gobiernos corruptos y a la lógica Cromañón que reproduce crímenes sociales evitables.
Somos quienes creemos que justicia no es venganza ni revancha, quienes no tenemos odio hacia los responsables de la masacre, sino necesidad de justicia.
Somos quienes creemos que nuestra lucha no termina cuando todos los responsables estén presos; no somos quienes lloramos y lloramos por lo que nos pasó ni esperamos que la sociedad nos tenga lástima; no tenemos ningún compromiso ni convenio con ningún gobierno de turno, ni con los Macri ni con los K.
Somos quienes entendemos que la lucha nunca se termina, que la lucha se transforma; así, creemos que luchar por nuestros chicos, hoy, es acompañar otras luchas, es estar junto a otras víctimas de impunidad y multiplicar los reclamos para fortalecernos solidariamente para combatir todas las formas de la impunidad.
Somos quienes creemos que no hubiésemos llegado adonde estamos sin el acompañamiento y solidaridad del conjunto de organizaciones sociales, políticas, estudiantiles, sindicales y de DD. HH. que caminaron a nuestro lado estos años.
Somos quienes creemos en la necesidad de continuar la lucha por el juicio y castigo a los genocidas y a todos sus cómplices, que impusieron el terrorismo de Estado en la última dictadura cívico militar;
Somos quienes denunciamos las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en democracia, de la cual sobran evidencias: Kehyvis y AMIA, Darío Santillán, Maxi Kosteki y el Pocho Lepratti, Luciano Arruga, Kiki Lezcano y Diego Núñez, Paulina Lebbos, la masacre del tren de Once y las inundaciones como la de La Plata 2013, entre muchos otros casos.
Somos los que sostenemos que justicia es que no se repita, lo que significa que terminemos de una vez y para siempre con las condiciones sociales, políticas y económicas que generan la lógica Cromañón.
Estamos convencidos que a los familiares de víctimas de la impunidad y a las organizaciones de derechos humanos nos corresponde la autonomía e independencia, el ejercicio de la crítica permanente, a fin de poder denunciar a los gobiernos y funcionarios que deban ser denunciados, porque la lucha por los derechos humanos no terminará hasta que en el mundo no haya una sola injusticia más.
Celebramos el histórico fallo de ayer 29 de diciembre que condenó a los funcionarios Schiavi y Jaime y a los empresarios del grupo Cirigliano, como máximos responsables de las 51 muertes en la estación Once. Estas condenas son una victoria de la movilización permanente. Desde el principio planteamos que no hay Levys ni Chabanes sin Ibarras, como no hay Ciriglianos sin Schiavis y Jaimes. Reclamamos además que el proceso se profundice con condenas al resto de los funcionarios. Y saludamos a nuestros hermanos de lucha, los familiares de la tragedia de Once, con quienes compartimos el dolor y el camino recorrido. También exigimos el comienzo de los juicios por los inundados de La Plata y la reapertura del juicio contra los responsables políticos del asesinato de Kosteki y Santillán.
Once años después de ese terrible 30 de diciembre de 2004, es hora de que toda la sociedad rompa los candados que cierran las puertas de salida, y se rebele contra la impunidad que apaña el cruce corrupto entre Estado y empresarios.
A 11 años los familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas, seguimos exigiendo:
¡ JUSTICIA, MEMORIA, CÁRCEL EFECTIVA A TODOS Y CADA UNO DE LOS CULPABLES DE TANTA MUERTE JOVEN Y EVITABLE !
¡ NO QUEREMOS PREBENDAS, SINO JUSTICIA. Y JUSTICIA ES TODOS LOS RESPONSABLES PRESOS Y QUE NUNCA MÁS SUCEDA OTRO CROMAÑÓN !
¡ LOS PIBES DE CROMAÑÓN ! ¡ PRESENTES ! ¡ AHORA Y SIEMPRE!
Familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas de Cromañón
Cromañon, que no se repita !
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