Por Fidel Rondón
Urge a la población de las regiones colombianas conocer los pormenores, disensos y avances del proceso de conversaciones entre el Gobierno Nacional y las FARC - EP que se desarrolla ya hace tres años en la ciudad de La Habana.
Esta dificultad de comunicación directa de nuestra Delegación con las bases sociales del campo y la ciudad, aunque la tratamos de suplir con los medios a nuestro alcance, crea un desbalance informativo de los desarrollos del proceso y una tendencia en el país a leer y escuchar solo la voz del Gobierno Nacional, y su opinión e interpretación de los acuerdos parciales.
Luego de más de un año de discusión del punto “Víctimas”, estamos en la Mesa dando las últimas pinceladas a la construcción de un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, que satisfaga los derechos de las víctimas en cumplimiento de nuestro compromiso de ponerlas en el centro del Acuerdo. Conscientes que el conflicto armado ha causado un sufrimiento y un daño a la población sin igual en nuestra historia. En reconocimiento de esta tragedia nacional el Sistema Integral tiene como principio, que debe existir verdad plena sobre lo ocurrido y que las partes en contienda reconozcan la responsabilidad de quienes participaron en el conflicto y se vieron involucrados en violaciones a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
Los componentes del sistema integral, articulan la Jurisdicción Especial para la Paz, junto con la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Unidad Especial para la búsqueda de personas dadas por desaparecidas, con todo un junto de medidas de Reparación de territorios y poblaciones, que sumado a la implementación coordinada de todos los puntos del Acuerdo Final constituyen en buena parte las garantías de no repetición.
Aunque el Acuerdo Final ya no es una quimera, transitamos la parte más delicada de la Agenda. Faltan discusiones por hacer y si le echamos un vistazo a los numerales del punto tres, “fin del Conflicto”, veremos que contienen parte importante de las razones que dieron origen al alzamiento armado, como también encierran en buena medida, si hay voluntad política del gobierno Nacional, la solución a la violencia política en Colombia.
La necesidad de poner fin al conflicto, disipar sus causas y asegurar un futuro distinto al de la violencia, conlleva combatir desde el Estado estas dificultades. Sin duda, crear las condiciones para las garantías de no repetición de la violencia pasa por la eliminación de los aparatos paramilitares y parapolíticos.
De múltiples maneras hemos expresado, para la salud de Proceso de Paz, es indispensable el desmantelamiento de estas estructuras que existen en Colombia, pues no puedan seguir existiendo después de firmado el Acuerdo Final. De no hacerse así, será imposible alcanzar un acuerdo de Paz.
Finalmente, y siguiendo en el sonado tema del fin del conflicto, para que sea efectiva la reincorporación de las FARC-EP a la vida civil, en lo económico, lo social y lo político, de acuerdo con sus intereses, hay vacíos estructurales que tratamos de llenar con propuestas para la reflexión reposada y propositiva del país y su dirigencia.
Hay sencillos interrogantes de los guerrilleros como: ¿en dónde vamos a vivir luego de la firma del acuerdo final? ¿Qué espacio territorial vamos a ocupar?, porque la idea es quedarnos a vivir allí donde siempre hemos estado, ahora como organización política, o sindical, o comunal, lo que fuere, desde donde iríamos a ser partícipes en echar a andar los acuerdos firmados. Es una buena intención para la incorporación paulatina de los excombatientes a la vida normal y que garantiza formas de seguridad más confiables.
Es cierto que estamos sentados en la mesa dos partes políticamente antagónicas, pero a veces tantas prevenciones retardan la urgencia que tiene el pueblo colombiano en rediseñar su futuro.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario