Un balance con aspiraciones y esperanzas de continuar: Primer aniversario del 17D (La Pupila Insomne) Por Esteban Morales Hemos cumplido el primer año de una iniciativa histórica, promulgada por ambos gobiernos. Aún nos puede parecer un ...

Un balance con aspiraciones y esperanzas de continuar: Primer aniversario del 17D (La Pupila Insomne)

cuba_estados-Unidos

esteban_morales

Por Esteban Morales

Hemos cumplido el primer año de una iniciativa histórica, promulgada por ambos gobiernos. Aún nos puede parecer un sueño haberlo logrado. Se trata de un acontecimiento que muchos han disfrutado. Aunque tampoco han faltado las preocupaciones. Sobre todo, de los que han vivido en las “entrañas del monstruo”.

Después de más de cincuenta años de tensas, agresivas y peligrosas relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Obama presentó su iniciativa de lo que pudiéramos llamar, comenzar a desmontar la vieja política, e iniciar el camino  de las que pudieran ser nuevas relaciones entre ambos países. El presidente Raúl Castro asintió. No tenía otra cosa que hacer, después de 18 meses de negociaciones en que ya se habían logrado  los acuerdos preliminares. No era Cuba la que debía quitarle de encima a Estados Unidos una política agresiva de más de 50 años.

Pensamos que comparado con el lugar donde estábamos, hasta hace muy poco tiempo, hemos avanzado bastante. Estados Unidos ha reconocido a Cuba como interlocutor, respetando su soberanía e independencia. Lo que no había sido registrado aún por la historia de nuestras relaciones.

Ambos países se han sentado a la mesa de negociaciones sin los condicionamientos históricos que obstaculizaron siempre ese paso, los que incluso llegaron a frustrar las negociaciones que se desarrollaron durante el periodo de la Administración de James Carter.

Obama varió inteligentemente la ruta crítica, proponiéndonos primero tener relaciones y sentarnos a negociar después.

Creo, no obstante, que los condicionamientos continúan existiendo, aunque éstos han dejado de funcionar como obstáculos inmediatos para que ambos países hayan tomado el camino de los acercamientos. Sin dudas, las negociaciones van avanzando. Aunque todavía se muevan más por las ramas que por el tronco. Pero no  hay que desesperarse, para llegar a la sustancia de los problemas que nos han enfrentado por más de 200 años, aún falta mucho  tiempo.

Sin embargo, se puede decir que ya existen relaciones diplomáticas entre ambos países, Obama trato de apurarlas, para llevarlas a la Cumbre de Panamá, pero se establecieron al ritmo que Cuba exigió. Primero tenían que sacar a la Isla de la lista de países promotores del terrorismo. Se trata de relaciones bastante normales, tenemos de nuevo embajadas en La Habana y Washington. Es posible decir que, para dos países entre los que durante mucho tiempo no se concebían posibles aproximaciones, es bastante. Pues antes primaba solo la agresividad, la desconfianza, el temor y hasta el peligro de “irse a las manos”. Creo que ello es suficiente para sentirnos optimistas. Y hasta relativamente tranquilos también.

Ya ese solo hecho ha servido para generar un cierto ambiente político, en que a pesar de las dificultades y obstáculos que aún permanecen, nos llena de esperanzas de que, con la voluntad mostrada hasta hoy por ambas partes, parece que se puede continuar avanzando.

Los encuentros bilaterales han funcionado sobre la base de la profesionalidad, el respeto mutuo y la intención de encontrar soluciones que nos  permitan avanzar. Parece que hay voluntad política para hacerlo y no debemos perder el  tiempo.

No es poco lo que se ha negociado. Correos, narcotráfico,  vuelos comerciales, medioambiente, aspectos de seguridad marítima, fraude  migratorio, telefonía e internet, reglas para las embajadas, etc.

Sin embargo, durante el año, no se ha avanzado en ninguno de los asuntos que son claves para Cuba: bloqueo, Base Naval, agresividad mediática y compensación por daños.

Sobre el primer asunto, ni siquiera es  posible decir que las medidas adoptadas por Obama en enero y septiembre de este año hayan servido  para aliviar la situación de Cuba frente al bloqueo, mientras éste espera a que el Congreso lo levante. A  pesar de que, como ya hemos mostrado fehacientemente, Obama posee más que suficientes prerrogativas presidenciales para hacerlo. No obstante, pide al Congreso levantar el bloqueo y ahora lo reitera, aunque él mismo posee las prerrogativas que le permitirían dejarlo en la  cascara. Lo cual no causa buena impresión.

Además, Obama no levanta la prohibición del uso del dólar, tampoco suaviza las reglas del sui generis comercio que continúa disminuyendo. No levanta la prohibición al ciudadano norteamericano de hacer turismo en  Cuba; no libera al capital norteamericano para que invierta en Cuba;  mientras que sí trata de empoderar al mediano y pequeño inversionista. Estableciendo algunas reglas un tanto enrevesadas para facilitar el comercio con el aún incipiente sector privado. Siendo todas estas medidas mencionadas las que contribuirían a un avance real de la economía cubana. Sobre todo, si el reto fundamental de la Isla es tratar de hacer avanzar su nuevo modelo económico.

Sin embargo, Obama sí libera el correo, favorece el crecimiento de las remesas, libera los vuelos comerciales, aumenta el contenido de los paquetes, amplía las categorías de visados para que los norteamericanos viajen a Cuba, aumenta el fondo para la disidencia, tendiendo también a mejorar otros aspectos que tienen que ver con medio ambiente, narcotráfico, seguridad marítima, ya mencionados, etc.

Es decir, si nos fijamos en cuáles son las cosas que Obama tiende a facilitar y las que aún no facilita, no es difícil percatarnos de que apoya con vehemencia todas aquellas medidas que lo colmarían de una aureola favorable ante la sociedad civil cubana, mientras que presiona de manera negativa y fuertemente contra todos aquellos aspectos que facilitarían al liderazgo político cubano avanzar en sus planes de fortalecer la economía estatal y concretar la formulación del nuevo modelo económico. Tal y como ha hecho con las brutales multas impuestas a la banca internacional.

Por eso, a pesar de que hemos avanzado en el año transcurrido, lo cual es innegable, es indudable que su estrategia de política continúa siendo la misma diseñada a principios del 2009: utilizar el bloqueo como instrumento de presión, dividiéndolo en dos; con zanahoria, tratar a la sociedad civil; mientras que, con garrote, tratar al gobierno cubano.

Razón por la cual, mi actitud desconfiada, ya de entonces, continúa teniendo base de sustentación. Desconfianza que incluso se ve afianzada  cuando tratamos de respondernos algunas preguntas:

¿Por qué permanece  como espada de Damocles la posibilidad de que Obama continúe presionando sobre la banca internacional  contra Cuba? ¿Por qué Obama continúa sin utilizar las prerrogativas  presidenciales que  le permitirían aliviar a Cuba los dolores del bloqueo? ¿Por qué Obama no libera al inversionista norteamericano? ¿Por qué Obama no libera la utilización del dólar? Y más recientemente, ¿Por qué Obama sujeta su visita a Cuba a la condición de poder hablar con la disidencia? ¿Por qué Obama continúa presionando a Cuba con propaganda negativa, dinero para la disidencia y presiones contra el sistema político cubano?

No hay comentarios. :

Publicar un comentario