Por Carlos Del Frade
(APe).- “El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza, sino arrancar todo de ella, depredarla”, decía Leonardo Boff, teólogo de la liberación, años atrás.
“París. Al término de 13 días de febriles negociaciones en esta ciudad, 195 países adoptaron ayer por consenso un acuerdo sin precedentes con el objetivo de contener el calentamiento climático, cuyo vertiginoso avance expone al planeta a catastróficas consecuencias.
“Se trata de un acuerdo justo, duradero, ambicioso, equilibrado y vinculante, que confirma nuestro objetivo de limitar el calentamiento climático muy por debajo de 2° C y, de ser posible, de 1° 5 C", anunció por la mañana Laurent Fabius, canciller francés y presidente de la COP21, al presentar el texto final.
Horas después, una ovación de varios minutos, que marcó su aprobación por parte de todas las delegaciones, fue la mejor prueba de la satisfacción general por el pacto. Fue una forma también de borrar el enorme fiasco de hace seis años, cuando la COP de Copenhague concluyó en caos y recriminaciones. En la tribuna, los principales responsables de la negociación aceptaron, con emoción y satisfacción, los aplausos de la sala. "Francia hará todo lo posible para aplicar este acuerdo", prometió el presidente François Hollande”, sostenían las noticias que aparecieron en los diarios de Latinoamérica el domingo 13 de diciembre de 2015.
Los representantes de los países más poderosos de la Tierra, los que defienden los intereses de los que saquearon la casa cósmica, ahora se muestran optimistas en relación al futuro. Parece ser una postal del optimismo de los verdugos.
Agregaban los medios que “poco antes de esa histórica sesión, el grupo más importante de países, el G77+China (134 países emergentes y en desarrollo), se había declarado "satisfecho" con el texto, al abrir la puerta al acuerdo definitivo… En resumen, el ambicioso acuerdo fija como objetivo principal contener el aumento de temperatura media del planeta "muy por debajo de 2° C y hacer el esfuerzo de limitar ese incremento a 1°5 C" a partir de 2020”, remarcaban las noticias.
El acuerdo “obtenido en París, que entrará en vigor en 2020, debe permitir reorientar la economía mundial hacia un modelo de bajo consumo de gases de efecto invernadero. Semejante revolución implica el abandono progresivo de las energías fósiles (carbón, petróleo, gas) que dominan la producción energética mundial, un desarrollo considerable de las energías renovables, inmensas economías de energía e, incluso, una mayor protección de los bosques”, sostienen los difusores del mensaje de la cumbre.
Hace algunos años atrás, uno de los principales referentes de la teología de la liberación latinoamerica, el brasileño Leonardo Boff, ponía blanco sobre negro en relación al capitalismo y su devastadora función en la historia humana.
“La lógica del capital, como modo de producción y como cultura, es ésta: producir acumulación mediante la explotación -de la fuerza del trabajo de las personas, por la dominación de clases, por el sometimiento de los pueblos y finalmente por el pillaje contra la naturaleza-. Un análisis incluso superficial entre ecología y capitalismo identifica una contradicción básica.
“Donde impera la práctica capitalista se envía al exilio o al limbo la preocupación ecológica. Ecología y capitalismo se niegan frontalmente. No hay acuerdo posible. Si, a pesar de ello, la lógica del capital asume el discurso ecológico... o es para obtener lucro, o para espiritualizarlo y así vaciarlo, o simplemente para imposibilitarlo y, por tanto, para destruirlo.
“El capitalismo no sólo quiere dominar la naturaleza, sino arrancar todo de ella, depredarla. Hoy, por la unificación del espacio económico mundial en los moldes capitalistas, el saqueo sistemático del proceso industrial contra la naturaleza y contra la humanidad, hace al capitalismo claramente incompatible con la vida. Se plantea así una bifurcación: o el capitalismo triunfa al ocupar todos los espacios como pretende, y entonces acaba con la ecología y pone en riesgo el sistema-Tierra, o triunfa la ecología y destruye al capitalismo, o lo somete a tales transformaciones y reconversiones que no pueda ya ser reconocible como tal. Esta vez no va a haber un arca de Noé que nos salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o pereceremos todos”, decía con claridad el teólogo brasileño.
Sostenía Boff: “Si alguien busca solidaridad, respeto a las alteridades, compasión y veneración frente a la vida y al misterio del mundo... que no los busque en la cultura del capital”.
Por eso, más allá del optimismo de los verdugos exhibido en Francia en la reciente reunión por el cambio climático, habrá que oponerle la clara conciencia de los luchadores sociales latinoamericanos.
Fuente: Diario “La Nación”, domingo 13 de diciembre de 2015 - Leonardo Boff, “La contradicción capitalismo ecología”, año 2005.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario