Por Raisa Martín Lobo
Cuba es noticia. Todos los ojos del mundo están puestos en esta Isla. El presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, realizará una visita oficial a Cuba entre el 20 y el 22 de marzo, que augura ser provechosa para el proceso hacia la normalización de las relaciones entre ambas naciones.
Esta es la segunda ocasión que un mandatario estadounidense llega a Cuba, antes solo lo hizo Calvin Coolidge en enero de 1928, hace 88 años. Por tanto será, en esta ocasión, la primera vez que un Presidente de los Estados Unidos viene a un país inmerso en un amplio proceso de transformaciones. Una Cuba dueña de su soberanía y con una Revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico.
El presidente de la Casa Blanca, llegará a Cuba y será recibido por el Gobierno de este país y su pueblo, con la hospitalidad que los distingue, además de ser tratado con toda la consideración y respeto que emana un Jefe de Estado. Será recibido por un pueblo de una profunda cultura política, resultado de una larga tradición de lucha por su verdadera y definitiva independencia.
La estancia del mandatario Barack Obama en esta nación, será una oportunidad para convivir con un pueblo que disfruta sus derechos. Un pueblo que exhibe, a pesar de las limitaciones que se derivan de su condición de país bloqueado, logros que constituyen una utopía para muchos países del mundo, pero que han merecido el reconocimiento y el respeto internacionales.
Conocerá a un pueblo grande y digno, orgulloso de su historia, sus raíces, su cultura nacional y confiado en que un futuro mejor es posible.
Conocerá un país que trabaja y seguirá trabajando por el desarrollo y la prosperidad de todos los ciudadanos. Un país que persiste, además, en llevar adelante el proceso de actualización del modelo económico y social que hemos elegido para continuar la construcción de un socialismo próspero y sostenible.
Durante los días en que el mandatario estadounidense esté en la Isla, se encontrará con un pueblo que contribuye activamente a la paz y la estabilidad regional y mundial. Un pueblo que hace de la solidaridad, un elemento esencial de su razón de ser y del bienestar de la humanidad.
Hallará un país con apego a sus ideales de justicia social y en permanente cambio hacia una economía cada vez más competitiva y productiva. Un país que va en camino hacia políticas sociales cada vez más justas que alcancen de manera universal a todos sus ciudadanos. Esta es, sin dudas, la Cuba que visitará el presidente Barack Obama.
Será recibido por una nación que asume con serenidad la etapa actual en las relaciones con los Estados Unidos. Para ello, reiteramos una vez más, nuestra disposición a mantener un diálogo respetuoso con el Gobierno de los Estados Unidos y coexistir civilizadamente con nuestras diferencias, lo cual no significa renunciar a las ideas que profesamos y nos han llevado a mantener la fortaleza de nuestras tradiciones y nuestra cultura.
La presencia del presidente Barack Obama en Cuba es un hecho histórico y real. Un suceso que será, como esperamos todos los cubanos, un paso significativo en el camino hacia la normalidad de los vínculos bilaterales entre ambas naciones. Sin embargo, aún quedan por solucionar algunos asuntos claves para un total entendimiento.
Hablamos del levantamiento del bloqueo, la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, el cese de los intentos ilegales de crear una oposición interna y la eliminación de las ilegales transmisiones electrónicas contra la Isla. Por lo tanto, la visita del jefe de la Casa Blanca a Cuba, será una visita que llamará al diálogo, a la sensatez y a la conversación refinada entre ambos naciones.
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