Por Lautaro Fucik
Una vez en una provincia de Cuba hace más de 20 años, visité un plantío cañero como el que se ve en la imagen. Fue en tiempo de cosecha, cuando la caña ya estaba madura.
Mientras recorría el campo con una alta temperatura ambiental, no habitual para este visitante de la australidad, y atendía a las explicaciones técnicas que me daban los compañeros sobre el proceso productivo, imaginaba al creador del Trabajo Voluntario en ese país, luego del triunfo de la Revolución en 1959. Ese inventor fue Ernesto Guevara, el Che, el visionario Che.
Dura faena de los macheteros era aquella de cortar caña en esas condiciones climáticas y casi artesanales, en pleno “período especial” como se llamó a las difíciles circunstancias económicas en la Isla, luego del derrumbe de la Unión Soviética y de todo el campo socialista de Europa del Este. El mayor intercambio comercial de Cuba era con esos países. Había que cumplir, doblegar las dificultades, era un mandato y una exigencia moral.
Durante años… el único producto con valor económico de la Isla era la caña de azúcar, de ella dependía el país, la sobrevivencia de millones de cubanos. Eran los difíciles años post victoria de la rebeldía, del asedio del enemigo, de las bandas mercenarias que asesinaban educadores que alfabetizaban a millones de seres humanos marginados casi por siglos de todos sus derechos.
Había que resistir. Había que resistir y crear… Había que resistir y desarrollarse.
No sabía el enemigo imperial que la convicción de un pueblo es más poderosa que la más mortal de las armas.
Al triunfo de la Revolución el país caribeño contaba con 6 mil médicos, también con educadores. El imperio en su afán por socavar el proceso de liberación de la Mayor de las Antillas, disminuyó de forma artera aquella cantidad de galenos y dejó a la Isla tan solo 3 mil de esos profesionales de la salud.
Han pasado algunos años, estamos en este convulsionado 2016 que vive la humanidad. Cuba ha cruzado otros períodos tanto o más complejos que los iniciales en resumen ya señalados. Valga decir que la Revolución tenía que resistir por y para sí misma y también por y para otros pueblos que veían y ven en ella un faro de dignidad. Fue cuando Fidel dijo : “Solos, pero en la cúspide”, y agregó: “No elegimos nosotros tanta gloria, tanto honor, ha sido la historia”.
Desde 1990… a la Revolución sus enemigos le empezaron a contar los días…, algunos le daban el pésame. Ha pasado más de un cuarto de siglo…, y la Cuba de José Martí se mantiene en pie. Se han derrumbado todos… En Cuba el socialismo es intransable, no se negocia, y no solo porque lo diga su Constitución, sino porque es una conquista histórica y consciente de su pueblo.
La tarea es y será siempre corregir todo lo que haya que corregir dentro del socialismo y como obra del mismo pueblo.
Ha pasado el tiempo y la Patria de Martí, hoy es potencia mundial en salud y en educación. Se aproxima a tener 100 mil médicos para una población de 12 millones de habitantes. Tiene el per cápita más alto del mundo de personal de salud y de educación. (Recién un oncólogo cubano ha ofrecido sus servicios para ir al extremo sur de Chile donde no existe ese tipo de especialista, y la gente en las calles reclama al gobierno ese profesional).
Es muy propio del pueblo cubano su espíritu solidario, su principio internacionalista, en virtud del cual ha acogido en su territorio a miles de estudiantes de diversos países y los ha formado como profesionales. También son miles los médicos y educadores que han ido con ese mismo espíritu a decenas de países a sanar y a enseñar con una inmensa calidad humana.
Una expresión, una política de la revolución ha sido invertir en capital humano. Esos son sus resultados.
El Presidente Obama estuvo en Cuba del 20 al 22 de marzo, luego de restablecidas las relaciones diplomáticas entre ambos países, interrumpidas por Estados Unidos durante 55 años. El Presidente Obama ha dicho más de una vez, desde diciembre de 2015, que el bloqueo comercial y financiero a Cuba ha fracasado. Pero no ha dicho que debe cerrarse ese capítulo de la ignominia, y devolver el territorio de Guantánamo. El mundo espera todavía esas respuestas del gobierno de Estados Unidos.
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