Por Alejandro Jusim
¿Dónde queda la tristeza de los ojos
encendidos de furia y caramelo?
¿Dónde la de las yemas gastadas en el parto
de andar pasando insomnes
las hojas enhebradas de tus libros soles?
¿Dónde lloran esos fuegos
esos miles de fueguitos sin fronteras ni cordura?
¿Dónde sangrarán las venas que se abrieron
las que regaban tu mirada de hombre bueno
de paisano de abrazo y mate entrelazado?
No hay sitio para guardar tanta pena deletreada
mas allá de la piel y la ternura.
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