Sobre Galeano (La Pupila Insomne) Por Daniel Chavarría Diversos periodistas me han pedido opinar sobre el lamentable deceso de Galeano. Mi precaria salud no me permite ate...

Sobre Galeano (La Pupila Insomne)

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Por Daniel Chavarría

Diversos periodistas me han pedido opinar sobre el lamentable deceso de Galeano. Mi precaria salud no me permite atender a todos, y he optado por escribir, de momento, estas pocas líneas para darlas a mis amigos de la prensa.

Galeano fue un periodista precoz que a los 15 o 16 años se dió a conocer en El Sol, órgano del Partido Socialista de Emilio Frugoni, un adherente a los postulados de la Segunda Internacional. Yo era 8 años mayor que Galeano, y lo despreciaba a él, a Frugoni y a la Segunda Internacional pues como militante comunista estaba persuadido de que el futuro de la humanidad lo aseguraba el movimiento obrero mundial, bajo la capitanía de la Unión Soviética y del camarada Stalin. Y a toda la izquierda uruguaya que se opusiera a la Unión Soviética, yo y mis camaradas los considerábamos agentes de la burguesía.

La historia ha demostrado el error de nuestro entusiasmo y el acierto de Galeano en sus críticas. Pero yo no me arrepiento de mi ingenuidad y me honro del desinterés y la entrega con que actué.

A Eduardo Galeano, cuyo primer apellido era Hughes, pronunciado Jius, y así se lo llamaba en Montevideo, comencé a respetarlo después de la Revolución Cubana, que cambió mis perspectivas políticas y me indujo a preferir la lucha armada al obrerismo mundial. Ya leía sus artículos con mayor interés, y cuando publicó "Las Venas Abiertas de América Latina" me convencí de su enorme talento comunicador, y empecé a enorgullecerme de que fuera mi compatriota. Y hace ahora unos tres años, cuando acopiaba información para escribir mi ya publicada biografía de Raúl Sendic, el legendario fundador de la guerrilla tupamara, que también militó en el Partido Socialista de Frugoni, se acrecentó mi aprecio por Galeano.

Fue un gran amigo de Sendic, y mientras el valeroso héroe andaba prófugo de la policía y el ejército por la periferia fronteriza del país, Galeano se arriesgó muchas veces a caer preso o a que lo mataran por visitarlo en sus móviles escondites.

Chau Jius. Estoy muy conmovido con tu partida. Fuiste un buen novelista y poeta, un militante honrado, y un excepcional periodista. Tu obra nos enaltece a todos los latinoamericanos. Junto con Benedetti, hoy te situamos entre lo mejor de la cultura uruguaya.

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