(APe).- Se dice por las calles oscuras, por las ochavas marginales, se lee en los pulgares de los pies sucios de los pibes, en las hojas de los diarios que se lleva el viento, se borronea en la inundación de las periferias y en los niños panzones de hambre de Somalía, se murmura en los cafés de Montevideo, en las callejas de Bogotá, en las pesadillas de los nadies, en la frontera negra de los mexicanos. Se corre por ahí que murió Eduardo. Pero no puede ser. Porque le creímos cuando nos dijo que la muerte es mentira.
Y que hay nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo.
La creación
Por Eduardo Galeano
La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios makiritare saben que si dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando creaba, y cantando decía:
Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.
¿Qué es la muerte para usted ?
-Depende de la hora del día. A veces me angustia. A veces le tengo miedo. A veces me resulta indiferente, y otras veces, las más frecuentes, creo que la muerte y el nacimiento son hermanos. Que la muerte ocurre para que el nacimiento sea posible. Y que hay nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo.
-¿Le temió a la muerte en el momento de su enfermedad?
-No. Ya habíamos tenido otros encuentros. Estamos acostumbrados, somos íntimos.
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