Por Alberto Pinzón Sánchez
La reciente sentencia de la Corte Suprema de Justicia contra Sabas Pretel, Diego Palacio y Alberto Vásquez, altos funcionarios y ministros del Gobierno de Uribe Vélez, ha dejado en evidencia, una vez más, la profunda crisis que vive Colombia, no solo jurídica y moral sino de gobierno; al fallar sobre el delito sobre el cual se montó el cambio constitucional que permitió el montaje ilegal del segundo gobierno de A. Uribe Vélez y del cual formó parte destacada Juan Manuel Santos como su ministro estrella.
Al haberse establecido plenamente el grave delito con el que “conscientemente” desde la presidencia se adulteró en el Congreso de la República “la sacrosanta ley de leyes” de los colombianos, es también evidente que la reeleción de Uribe Vélez con todo su gobierno montada sobre un crimen es fraudulento, y por lo tanto debe ser declarado ilegal y nulo de nulidad.
Desafortunadamente los lamentables acontecimientos militares acaecidos en la vereda Buenos Aires en el Cauca, los que, por una extraña circunstancia aún no aclarada, se presentaron poco después de haberse conocido la suprema sentencia judicial en comento han permitido, tanto a Uribe Vélez como JM Santos, tirar arena a los ojos de los colombianos para desviar su atención sobre este grave crimen internacional, el cual se viene a sumar a los muchos más crímenes, delitos y fechorías del gobierno colombiano de la llamada Seguridad Democrática y del cual (repetimos formó parte el presidente actual) como chuzadas de la policía política, falsas desmovilizaciones, para - política, exterminio a la movilización social, falsos positivos del ministerio de Defensa y demás hechos macabros con los cuales el Bloque de Poder Contrainsurgente Dominante ejecuta y sigue ejecutando la guerra sucia contra el pueblo colombiano, dizque amparado en la legitimidad y legalidad internacional.
¿Dónde están los abogados honestos de Colombia para que pongan (así no se consiga nada) el correspondiente denuncio ante las autoridades nacionales e internacionales sobre este aberrante acontecimiento a todas luces ilegal y delictivo; y por lo tanto ilegítimo, que debe avergonzar aún más a los colombianos?
¿Dónde ha quedado aquella división tan tesoneramente repetida por los medios de comunicación adictos al régimen ente “legales e Ilegales”?
Nada. Todos atentos a las fotos de soldados afro americanos que lloran sobre las guerras gringas en Asia y que el señor de las sombras tuitea como si hubiera sido un soldado caucano. ¡¡¡ Qué vergüenza !!!.
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