Al saludar la culminación exitosa de la VII Cumbre de las Américas, no podemos más que agradecer las manifestaciones expresas de apoyo a los diálogos de paz que buscan poner fin al doloroso enfrentamiento entre colombianos.
La ternura de los pueblos, como definió el Che la solidaridad, es lo que sentimos al escuchar de boca de los mandatarios del continente, su decidido acompañamiento en este esfuerzo por llevar la paz con justicia social a un pueblo martirizado por una guerra fratricida, cuyo final acordado hará de América Latina una zona de paz. Como bien se ha dicha ya: La paz de Colombia es la paz del continente.
La histórica cumbre marcada por la digna presencia de Cuba, ratifica como nunca antes la decisión inequívoca de los pueblos del hemisferio de marchar hacia una nueva era de relaciones basada en las normas del Derecho internacional, la soberanía, la convivencia pacífica, la igualdad de derechos, el mutuo beneficio y la libre autodeterminación; a que cada pueblo defina libremente su futuro, sin ningún tipo de injerencia ni presión de otro Estado.
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