Pueblo de Santa Clara pide explicaciones a Fariñas
Por Norelys Morales Aguilera
La asistencia de Cuba a la VII Cumbre de Las Américas Panamá fue una reparación histórica. Fracasó el plan del Departamento de Estado usando sus “huestes” preparadas por la USAID, la NED y sus similares, con los ultraconservadoras y terroristas asentados principalmente en Miami y los asalariados en la Isla, opuestas al diálogo y entendimiento entre Cuba y Estados Unidos.
Humillar a Cuba, a sus diplomáticos, a su sociedad civil o a su presidente, nunca será un buen plan. Y en Panamá se les hundió categóricamente. El inmenso reconocimiento a la verdad de la auténtica sociedad cubana no pudo ser ocultado mientras se contemplaba el escenario de la Cumbre por los medios de la Isla e internacionales. El orgullo nacional rebosaba en los cubanos y cubanas. Las palabras de Raúl Castro tuvieron una aprobación desbordada.
El plan al cabo fue un bumerán. Solo consiguieron que creciera el rechazo a los individuos que se prestan a tales campañas, pretendiéndolos hacer pasar por una sociedad civil independiente, que a su vez depende del negocio de la contrarrevolución y el anticastrismo, que van a Miami para que los convierta en “patriotas” a sueldo.
Dos de esos personajes residen en la provincia de Villa Clara. Uno, Guillermo Fariñas, en Santa Clara, y el otro, Jorge Luis García Pérez, alias Antúnez, junto a su esposa, Yris Pérez Aguilera, en Placetas. Washington, los propagandistas y vividores, no pueden pretender que se les acepte, sin más.
Nadie podría silenciar el profundo sentimiento de insulto, al revelarse la foto de Antúnez con el asesino del Che, un ex agente de la CIA vinculado a los grupos terroristas que se paseó impunemente por la Ciudad de Panamá, alentando la provocación y tratando de humillar a los representantes de los distintos sectores sociales. Así como la de Guillermo Fariñas con Posada Carriles, uno de los autores de la voladura de un avión civil cubano que causó la muerte de 76 personas, incluido el equipo juvenil de esgrima que regresaba victorioso a casa, entre otras fechorías y asesinatos.
El señor Antúnez, consecuente con su filiación violenta al igual que Fariñas, resultó detenido por los sucesos que protagonizó un grupo de terroristas, como Félix Rodríguez Mendigutía, alias El Gato, agente de la CIA, terrorista y asesino de Ernesto Guevara, y otros residentes en Miami, que incluye a descendientes de régimen dictatorial de Fulguencio Batista, derrotado en 1959 por la Revolución, y que hoy viven en esa ciudad dedicados al lucrativo negocio del “anticastrismo”, sufragado por el propio gobierno de Estados Unidos, pese a la nueva política de la Administración Obama.
Individuos y entidades en las redes sociales y los medios pagados por el abultado presupuesto yanqui se desgañitaron, haciendo creer que habían sido agredidos cuando, en realidad, lo que sucedió fue una provocación consistente en ir a quitar las flores que un grupo de la Isla había puesto en el busto a José Martí, en el parque Porra de la capital istmeña, cercana a la embajada de Cuba.
Pero la verdad sobre estas personas pagadas y los calificativos que merecen se los ha dado el pueblo villaclareño. Si ellos mienten y los medios manipulan, que los crea quien los quiera creer.
Este 14 de abril de 2015, Fariñas y Antúnez preparaban un "auto-recibimiento". Los vecinos en Santa Clara y Placetas se aprestaban a dialogar: ¿no hablan a CNN y otras cadenas de lo democráticos que son? ¿por qué a la sociedad civil que dicen representar no pueden explicarles sus vínculos con terroristas y el financiamiento que reciben de grupos violentos y al igual que ellos, opuestos a las relaciones con Estados Unidos?
Al final lograron la molestia y la indignación. "No nos representan", "se esconden como ratas", "son mercenarios pagados por una potencia extranjera" fue de lo que escuché decir a las personas que fueron a pedirles explicaciones.
La dignidad no tiene precio. En Villa Clara, como en Cuba toda, no les funciona la "suciedad civil".
Y esto fue lo que sucedió.
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