Por Viviana Hernández (Delegación de Paz FARC - EP)
Yo me pregunto por qué en nuestras escuelas y colegios, casi siempre se distorsiona o no se enseña la historia. La respuesta que consigo darme, es que pertenece a una acción premeditada desde las altas esferas del poder, donde se toman las decisiones de como educar para borrar nuestra propia identidad y evitar que bebamos en el manantial de la resistencia y luchas de nuestros antepasados.
Yo me pregunto por qué en nuestras escuelas y colegios, casi siempre se distorsiona o no se enseña la historia. La respuesta que consigo darme, es que pertenece a una acción premeditada desde las altas esferas del poder, donde se toman las decisiones de como educar para borrar nuestra propia identidad y evitar que bebamos en el manantial de la resistencia y luchas de nuestros antepasados.
A 523 años de la llegada de Colón a esta parte del mundo, todavía se nos menciona, en la historia oficial; el gran Descubrimiento de América, Día de la Raza, encuentro de Dos Mundos… Se nos repite una y mil veces los aportes de España al darnos la lengua y la religión y colocan la conquista y la colonia como una proeza del elemento extranjero.
En los textos oficiales se esconde la catástrofe que, para los pueblos originarios, los naturales de aquí, significó la llegada de esos aventureros y ex presidiarios en busca de oro y de fortuna.
El primer paso en ese macabro designio fue tomar posesión, mejor dicho robarse las tierras de estas latitudes; a nombre de un Rey al que nadie había visto ni tenía porque rendirle pleitesía. De la noche a la mañana todo un continente pasa a manos de coronas extranjeras. Fue el más grande robo conocido por la historia hasta ese momento.
Viene luego la brutal conquista, utilizando los más bárbaros métodos para el sometimiento a la corona española y la conversión al cristianismo, de pueblos que durante años se habían dado formas de organización social y de convivencia con la naturaleza que hoy anhelamos; que además tenían una cosmovisión propia, con la trascendencia más allá de la vida; que adoraban la lluvia, el agua, el sol, las plantas, los animales, el trueno…
Todo esto fue borrado por la fuerza, por la tortura, la muerte, la inquisición. Los lugares sagrados fueron profanados, saqueados y destruidos. Sobre sus ruinas se edificaron templos cristianos como símbolos inmortales de la superioridad de una religión, sobre los tótems, a los cuales rendían culto nuestras comunidades.
Los jefes de gobierno, valerosos caciques, fueron secuestrados y por ellos se exigían rescates en toneladas de oro. Muchos fueron asesinados después de pagar. A otros se les cobró la rebeldía atándolos de manos y pies a cuatro caballos para desmembrarlos; muchos más, descuartizados y humillados ante sus súbditos.
Pueblos enteros fueron infectados con enfermedades incurables que diezmaron la población en forma acelerada y millones fueron esclavizados y obligados a trabajar en las minas de oro, plata y piedras preciosas; que se convirtieron en socavones de desnutrición y muerte
Todo se dio en medio de la resistencia y de actos heroicos. Entre muchos tenemos la historia de ANACAONA, princesa de la tribu Taíno, mujer inteligente y muy valiente que, a la muerte de su esposo, el cual falleció durante el viaje forzado a España, a donde lo llevaban los invasores y de su hermano, que era cacique de Jaragua, quedó al frente del cacicazgo como la Reina. Fue la primera mujer de la raza Taíno en sobresalir. Era respetada, venerada y amada por todo su pueblo.
Los españoles se equivocaron al tomarla por una mujer débil. Ella estaba al frente de un pueblo guerrero, de gente noble, trabajadora y solidaria. Tenían un alto grado de compartir lo producido. Cultivaban pescaban y cazaban para el colectivo. Pero esa nobleza y generosidad estuvieron acompañadas de algo muy importante: la dignidad y valentía.
Los españoles se propusieron exterminar o someter por la fuerza a los Jagua y fracasaron en el intento por la feroz resistencia que pusieron Anacaona y los suyos.
Ante el fracaso tuvieron que cambiar de táctica. Desafortunadamente, Anacaona creyó “en las buenas intenciones” de los españoles quienes la citaron junto con su pueblo a un sitio para una actividad de integración. Supuestamente los españoles demostrarían su voluntad de pacificación, cuando en realidad estaban aplicando la perfidia en la guerra y urdieron una espantosa masacre. Los pocos que lograron sobrevivir fueron esclavizados.
Anacaona fue tomada prisionera, amarrada, vejada y finalmente ahorcada.
La historia de perenne resistencia se repite una y otra vez en toda nuestra América: Túpac Amarú, Túpac Katari, Atahualpa, Rumiñahui, La Gaitana, José Antonio Galán…
Estas historias de lucha y resistencia a la invasión, debía ser materia de obligatorio estudio en escuelas, colegios y universidades porque, como dice el refrán popular, “pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla” y nosotros no queremos, ni podemos ser colonia de ninguna potencia.
Honor y gloria a nuestros antepasados que ofrendaron sus vidas en el intento de expulsar al invasor; honor y gloria al pueblo Taíno, gente noble y solidaria que siempre lucharon por la libertad y en búsqueda de la sana convivencia y la paz.
Honor y gloria a ANACAONA. Su nobleza, liderazgo y valentía es legado que trasciende su época.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario