Macri jamás, pero Scioli tampoco La elección del próximo domingo nos obliga a una reflexión que, con seguridad, puede o no ser compartida por muchas y muchos compañeros de...

Macri jamás, pero Scioli tampoco

Voto en blanco 2

Director Editorial 2013

La elección del próximo domingo nos obliga a una reflexión que, con seguridad, puede o no ser compartida por muchas y muchos compañeros del campo popular; al menos, de aquellos que nos referenciamos en la izquierda como opción política desde hace mucho tiempo. Y tenemos en claro que otra vez la teoría del mal menor anida en forma superlativa, mientras desdeñan una verdadera opción revolucionaria o quizás, sin sectarismos por supuesto, piensen que la mejor estrategia es derrotar al mal mayor para ir luego al menor.

Pero sería un disparate, si pretendemos ser antiimperialistas y anticapitalistas, no tener en cuenta que, si bien jamás pondríamos la boleta macrista en la urna, el sciolismo puede llegar a representar nuestros sueños e ideales. Y entonces nos acordamos de nuestros 30.000 compañeros detenidos - desaparecidos, de los torturados y masacrados por la dictadura genocida; de Julio López y Luciano Arruga, cuando el oficialismo jamás dijo una palabra sobre ellos; de los pueblos originarios, abandonados a su suerte, atacados por los terratenientes y feudales provinciales del oficialismo, y que algunos de ellos hoy siguen acampando a pocas cuadras de la Rosada; de las personas con discapacidad, un colectivo que pasó de 3 millones y pico de integrantes a casi 7 millones y monedas gracias a la generosa actividad de Monsanto y Barrick Gold, junto a la habitual desidia oficial que se ufana de otorgar pensiones pero también demora las prestaciones socio - sanitarias que les corresponde y del extractivismo y sojalismo que ha invadido nuestras tierras por parte de empresas y empresarios nacionales y transnacionales que sólo saben de negocios con el poder y que el pueblo siga siendo el convidado de piedra.

Pero hay más. Pobres encubiertos por planes sociales, para evitar el colapso del sistema capitalista y que las estadísticas digan el relato que pretenden que compremos, al igual que los globos macristas con los colores del Vaticano. Pibes que no saben lo que es una escuela, pero sí lo que es trabajar para el narcotráfico o roban para esa policía que reprime con gusto cada protesta social.

Nada podemos esperar de ninguno de los dos. Sería contradecirnos, aún si votáramos en "negro" como propuso el compañero Alfredo Grande. Y nadie advierte que el voto en blanco y anulado también se cuentan en el escrutinio aunque sea elevada la posibilidad del triunfo macrista, pero una alta elección votoblanquista y anuladora abriría una grieta en la legitimidad del presidente electo como también, ya que todas y todos juegan al posibilismo, una puerta hacia la generación de un cambio revolucionario si tenemos en cuenta las promesas de ajuste y represión por parte de ambos candidatos. Y ya aparecieron los primeros mercenarios, como Berni, dispuestos a batir la lucha a sangre y fuego.

Sabemos que la verdadera opción, la revolucionaria, es no ir a votar pero también conocemos las dificultades que ello acarrea a muchas y muchos compañeros. Algunas y algunos pensarán que somos antidemocráticos. No, todo lo contrario. Pero queremos una democracia desde abajo. Y para eso es preciso la lucha, casa por casa, manzana por manzana, barrio por barrio hasta llegar a la ciudad, la provincia y la nación. No se hace en el teclado. También lo sabemos. Habrá quienes puedan movilizarse y estar junto a las compañeras y compañeros en la barricadas y en las trincheras del campo popular, pero otras y otros apenas podemos colaborar desde otros lugares y medios para hacerlo posible.

Vamos por el blanco. No nos queda otro camino. Algunos verán la luz asomando en el horizonte. Otras y otros, tal vez, no lo vean. Pero sí estamos seguros que la lucha no se termina, que continúa y habrá que redoblar esfuerzos ante el avance imperialista y capitalista. Y solamente unidos en una fuerza con vocación de poder podremos alcanzar nuestros objetivos.

Vamos por otra Argentina, donde todas y todos sean respetados en sus derechos, y el poder tenga límites sin soberbia, cinismo e hipocresía. Vayamos juntos para terminar con la falsa opción del mal menor y terminar la farsa de una democracia en donde no se come, no se educa y no se cura.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario