Por Iroel Sánchez
Desde el surgimiento de CNN hasta el papel de Al Jazzera en los acontecimientos desatados con posterioridad a los atentados del 11 de septiembre de 2001, Occidente nunca vio confrontada la información ofrecida por las grandes cadenas televisivas de noticias estadounidenses y europeas como BBC y DW.
Pero en los últimos diez años un creciente número de instituciones noticiosas audiovisuales han surgido en aquellas zonas del mundo donde el dominio occidental comienza a ser retado, impactando no sólo en sus propias regiones de origen sino en los propios países centrales.
A TeleSUR, surgida en 2005 por iniciativa del líder venezolano Hugo Chávez y que une en un proyecto multinacional además de Venezuela, a Cuba, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y posteriormente Uruguay y Nicaragua y que cuenta con un servicio en inglés desde 2014, se unen Russia Today o RT (propiedad del estado ruso y fundada en 2005, transmite en inglés, español, árabe, francés); CCTV (transmite en inglés desde 2000, en francés y español desde 2007 y árabe y ruso desde 2009); Press TV e HispanTV (señales respectivas en inglés y español de la televisión pública iraní) y el más reciente canal panárabe Al Mayadeen (nacido en 2012 con sede central en el Líbano) que transmite en árabe y español.
Todo no ha sido miel sobre hojuelas para estos canales. En 2006 el congresista estadounidense Connie Mack demonizó un proyecto de colaboración entre Al Jazeera y TeleSUR: “esta nueva alianza entre Al Jazeera y TeleSUR tiene el efecto de crear una cadena de televisión global para terroristas y otros enemigos de la libertad”.
En diciembre de 2012, el gobierno español prohibió durante más de dos años la transmisión por el satélite Hispasat para España y en América Latina de PressTV e HispanTV. Esta prohibición se impuso alegando las sanciones económicas de la UE contra Irán pero solo se retiraron con la aprobación del Departamento de Estado norteamericano. En marzo de 2014, RT fue amenazada de salir del aire en Gran Bretaña por su cobertura del conflicto ucraniano.
La verdad la han reconocido los dos últimos Secretarios de Estado en Washington ante el Congreso de EE. UU. Hillary Clinton afirmó en 2011 en un discurso realizado en una sesión del Congreso que “nuestra influencia se reduce” frente a Al Jazzera, RT y CCTV. Por su parte John Kerry dijo en marzo de 2014: “el megáfono de propaganda que es la cadena Russia Today, auspiciada por el Estado, ha sido desplegada para promover la fantasía del presidente Putin sobre lo que está sucediendo en el terreno. Casi dedican todo el tiempo a este esfuerzo para hacer propaganda y para distorsionar lo que está pasando o no pasando en Ucrania”.
Y en febrero de 2015 se lamentó: “Russia Today se puede escuchar en inglés, ¿tenemos nosotros un equivalente que se pueda escuchar en ruso?”. El canal de televisión ruso es hoy la segunda televisora extranjera más vista en EE. UU.
“La hipocresía de Occidente es que ahora dicen que una televisión rusa o iraní está al servicio de sus gobiernos, como si la Fox estadounidense o la CNN no estuviera al servicio de sus propietarios”, ha dicho el investigador español Pascual Serrano.
Pero el más reciente capítulo de estas reacciones acaba de ocurrir contra el canal independiente panárabe Al Mayadeen que se ha convertido en el más visto en el mundo árabe. Luego de un programa de debate en que uno de los participantes criticó a la monarquía saudita por las muertes en la estampida de Mina en que murieron más de 700 personas, la compañía Arabsat dejó de distribuir la señal de Al Mayadeen y el gobierno saudí pidió al gobierno libanés el cierre del canal, a lo que las autoridades libanesas -tras una investigación de su Ministerio de Información- respondieron negativamente.
Al Mayadeen se ha distinguido por su cobertura del conflicto en Yemen, donde Arabia Saudita ha intervenido fuertemente, también por una visión crítica de las acciones injerencistas occidentales en Siria y por un amplio seguimiento de la nueva Intifada palestina. El pasado octubre su reportera Hana Mahameed fue herida en el rostro por fuerzas israelíes mientras cubría la represión contra los palestinos que protestaban en Jerusalén Este y su imagen transmitiendo luego de ser atendida y vendada le dio la vuelta al mundo.
A raíz del conflicto con Arabia Saudita, el Presidente de Al Mayadeen, el periodista Ghassan Ben Jeddou, declaró a la agencia Prensa Latina: “Somos la voz que se opone a la intervención extranjera y todo eso es inaceptable para ellos” (…) “muchos creyeron que sería efímero, carente de futuro y sin gran peso regional, pero tres años después Al Mayadeen es el canal principal en el mundo árabe y muy influyente. Por eso quieren acallarnos” (…) “Trataron conmigo, de hacerme cambiar el rumbo político del canal, me contactaron, me pidieron que cooperara en sus alternativas políticas, pero dije que mantendríamos nuestra línea”.
Lo más peligroso para EE. UU. y sus aliados es que Ben Jeddou, como Lennon, puede decir but I’m not the only one.
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