Por Carlos Del Frade
(APe).--Se perdió mucho la esperanza en nosotros, los adolescentes, porque cambió la época, cambió de siglo, todo eso. Por eso debe ser que tampoco los adultos nos respetan mucho, porque tampoco nosotros somos capaces de intentar comprender cómo ellos estaban antes de nosotros – dice uno de los chicos entrevistados en el marco de los talleres de Educación Sexual Integral, en la provincia de Santa Fe, citado en el segundo informe del llamado Observatorio de los derechos de la niñez y la adolescencia, a cargo de la Defensoría de niñas, niños y adolescentes del territorio con forma de bota militar y nombre religioso.
“Hay 932 mil chicas y chicos en la provincia de Santa Fe. Sentimos que la situación es más un rompecabezas que un laberinto que cuesta mucho armar y eso, a veces, genera mucha frustración... se hace necesario trabajar sobre las historias de los chicos que suelen ser muy incómodas...pero hay que hacer cosas porque hay niños que no merecen esperar más. Y también creemos fundamental una ley penal juvenil que vaya en contra de la disminución de la edad de imputabilidad", sostuvo, entre otras cosas, Analía Colombo, la titular de la Defensoría al presentar el documento el jueves 5 de noviembre.
-Yo quiero que este ladrillo se transforme en mil para construir mi casa, vivir tranquilo y formar una familia – dice otro testimonio de niñas, niños y adolescentes en talleres de arte colaborativo basados en objetos cotidianos para la creación.
“Los datos evidencian que las niñas y niños sufren violencia mayormente en contextos familiares -su ambiente inmediato-, lo cual afecta directamente su salud e integridad física y psíquica. Por ello interesa esclarecer las formas en que las violencias se manifiestan. Para esto se han clasificado los casos donde se han registrado situaciones de violencia tipificando a la misma según su expresión. Los datos resultantes expresan que de 122 casos de violencia sobre niñas, niños y adolescentes, 27 fueron de maltrato y otros 27 de abuso sexual (22 por ciento); 23 casos (19 por ciento) acusaron falta de cuidados parentales; 20 casos mencionaron la violencia familia (16 por ciento); 13 casos (11 por ciento) la violencia entre pares; en 9 casos (7 por ciento) se trató de violencia institucional y en 3 casos (2 por ciento) la violencia tuvo su expresión en la explotación o trata de niñas, niños y adolescentes”, sostiene el documento.
“La población que más sufre la indigencia y la pobreza son las niñas, niños y adolescentes. Sobre todo, quienes se encuentran transitando la primera infancia”, apunta la investigación.
“…Del total de jóvenes que no estudia ni trabaja, las más afectadas son las mujeres entre 18 y 25 años. Cuando no hay un club ni un centro cultural en el barrio, cuando las más de diez cuadras que hay que caminar para llegar a la escuela son puro barro, cuando se pasa frío porque calefaccionarse se vuelve más riesgoso que el frío, cuando rodean las ratas y cucarachas, cuando no hay un espacio verde alrededor, ni canchita, ni juegos, ni plazas, cuando el paisaje próximo son los basurales, cuando se vive entre muchos en chiquitos y débiles espacios, cuando hay que acarrear el agua potable, cuando se hace duro y difícil entrar y salir del barrio. Cuando todo esto pasa, ¿qué pasa?. Hay sonidos… ruidos de la injusticia social”, afirma otro fragmento del Observatorio.
Y agrega que el 42,2 por ciento de los hogares encuestados considera que las situaciones de violencia en los espacios públicos del barrio han empeorado durante el último año. El 60 por ciento de los entrevistados manifiesta que en su barrio hay venta o tráfico de drogas. -Agarré este camino porque tenía 12, 13 años y mis hermanos más grandes estuvieron presos toda la vida. Ellos hablaban del choreo adelante mío, se drogaban adelante mío y yo era un guachín que quería hacer lo que ve en las personas más grandes con quienes se cría – sostuvo un chico adolescente del taller de cine del IRAR.
La Defensoría “asume la necesidad de fortalecer el rol del estado para impulsar este cambio…hay que seguir reconstruyendo la concepción de que el estado somos todos y plasmarla desde los decisores con políticas públicas que posibiliten proyectos de vida sanos y justos para los sectores excluidos. Que las poblaciones históricamente postergadas protagonicen los presupuestos de la administración pública, con condiciones dignas que los cuiden…”.
-Yo se que los tiempos de la justicia son pacientes, pero también se tienen que fijar un poquito en nosotros. En los proyectos que tenemos, en qué hacemos cuando salimos de acá adentro – apunta otro registro del grupo focal con adolescentes varones del IRAR.
Fuente: Analía Colombo, Defensora de niñas, niños y adolescentes de la provincia de Santa Fe; Observatorio de los derechos de la niñez y la adolescencia, informe 2015, presentado el jueves 5 de noviembre de 2015 en el Centro de la Juventud de Rosario.
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