Por Sara Rosenberg
Este fin de semana se ha constituido en Madrid el Tribunal Permanente de los Pueblos contra la Guerra Imperialista y la OTAN. Durante tres días se ha debatido el tema de la guerra imperialista en cuatro mesas y al final se ha condenado a la OTAN y a sus directores y ejecutores.
Es importante comprender que esta acción -la puesta en marcha del Tribunal de los pueblos- se realiza mientras suceden las maniobras de la OTAN en territorio español y en un momento donde la movilización y la lucha de los pueblos de Europa contra esta guerra global y terrorista es casi inexistente. Es verdad que hubo en muchos puntos del Estado español movilizaciones contra la OTAN y sus maniobras, pero resultan pequeñas en relación al volumen de la barbarie de la guerra imperialista.
Es notable cómo el discurso atlantista y belicista, el discurso del imperio, ha calado en las conciencias y ha conseguido que la gente acepte como algo natural la guerra en la puerta de su casa, sin darse ni cuenta de que eso está sucediendo aquí y ahora.
Por eso la constitución del Tribunal es una acción -un grito contra la guerra- que pretende despertar del sueño inducido a los pueblos de la UE. Porque son al mismo tiempo víctimas y cómplices inconscientes de la guerra imperial. Poblaciones cautivas coloniales y colonizadas. Porque lo que está claro es que la potencia hegemónica -USA- somete también a la Europa que forma parte de la UE, y la lleva a enfrentamientos no sólo en el Oriente próximo sino también con Rusia, China y los países de África.
La crisis económica y la pérdida de los derechos sociales de los ciudadanos de Europa, especialmente de la Europa del sur, está claramente relacionada con el crecimiento de la industria bélica y de las mafias que operan sin ningún límite legal en los negocios de la guerra y en contra de las mayorías que padecen sus efectos. Grecia es una muestra de cómo se saquea a un país hasta dejarlo exhausto y condenado a seguir dentro de la alianza onanista. “Syriza eliminó de su programa el objetivo de ' cerrar todas las bases extranjeras en Grecia y salir de la OTAN ', al igual que el de ' abolir los acuerdos de cooperación militar con Israel ', acuerdos que -al contrario- fueron reforzados con el que suscribió en julio pasado Panos Kammenos, fundador del partido de derecha ANEL, a quien el gobierno de Alexis Tsipras confió el ministerio de Defensa. (1)” . Esta es la política del sometimiento al Fondo Monetario y del Banco Central Europeo que sostienen y financian las guerras y la devastación del planeta. En este momento hay muchos -más de trece- conflictos bélicos en los que la banca internacional a través de redes militares y políticas, hace jugosos negocios.
“Lo mismo sucede en España, donde Podemos, que había incluido en su programa la realización de un referéndum sobre la salida de España de la OTAN, modificó ese objetivo al poner en su programa para las elecciones del 20 de diciembre una ' mayor autonomía estratégica de España y de Europa en el seno de la OTAN '. Sergio Pascual, dirigente y candidato de Podemos en Sevilla, declara ahora que ' respetaremos hasta la última coma de los acuerdos suscritos por nuestro país '. Y el general Julio Rodríguez, candidato de Podemos como futuro ministro de Defensa, reafirma que ' la OTAN es necesaria '.
Como lo era en 2011, cuando el propio Rodríguez, ex jefe de estado mayor, colaboraba con los bombardeos contra Libia como jefe de la misión española en la OTAN. (2)”
La Unión Europea es un instrumento creado por el capitalismo para apoyar las guerras imperiales y las políticas de colonización que la OTAN ejecuta y que están dirigidas por Estados Unidos y en segundo lugar, Alemania. No es casual que en los años ' 80, la condición impuesta a España para formar parte de la UE, fuera la entrada a la OTAN. Y esta condición se utilizó y se utiliza a través del discurso del miedo, el discurso colonial de última generación que es el discurso de la guerra global contra los pueblos.
Si cuando la guerra de Irak, más de un millón de personas salimos a la calle a protestar y a denunciar el genocidio petrolero, muy poca gente hoy comprende o se moviliza contra las masacres de la OTAN (Libia, Siria, Yemen, Irak, Nigeria, Mali…) ni contra las intervenciones ilegales que la OTAN promueve en los países del este y contra los países del ALBA, especialmente contra la república bolivariana de Venezuela. Tampoco contra la guerra permanente contra el pueblo palestino que día a día es masacrado por el ejército israelí, punta de lanza de Estados Unidos en la región.
Es como si la guerra fuera algo inevitable. Es la conciencia que los medios y la propia crisis al interior de Europa han sabido instalar en la población. Es la barbarie que avanza y a la que hemos de ponerle un límite.
De allí la importancia de este Tribunal de los Pueblos contra la guerra imperialista y la OTAN, que no es sólo una declaración de intenciones o un mecanismo de condena, sino que se articula como un espacio permanente y un archivo de la memoria de los pueblos en vista a un juicio ineludible contra la impunidad de los agresores.
Estamos convencidos de que más tarde o más temprano los señores de la guerra, las empresas y los bancos implicados en esta barbarie, tendrán que rendir cuenta a los pueblos del mundo.
Por eso es importante comprender cómo en todas las guerras abiertas en este momento -declaradas o no- operan una serie de instrumentos y organismos financiados y dirigidos por el capital y por la potencia hegemónica (USA) que han hecho de la guerra un modo de producción perverso. No sólo es sólo saqueo colonial, sino destrucción absoluta de pueblos, tierras, recursos, semillas, vida.
No podemos olvidar que lo que el imperio llama “reconstrucción” es el corolario de la apropiación de la vida y los recursos de la gente. En Irak, ya no hay semillas para plantar que no estén privatizadas por Monsanto, el mismo monstruo que creo el agente naranja y que es propietario de una de las más grandes empresas mercenarias antes llamada Blackwater.
La guerra es un negocio sangriento. Es el gangsterismo oficializado por los estados imperiales (USA - UE - Israel - Arabia Saudita) que participan a través de todo un entramado empresarial y político de gran envergadura.
Por eso, desde este Tribunal, que tiene y tendrá un carácter permanente trabajaremos no sólo denunciando la barbarie imperialista sino activando la imprescindible memoria que nos permita pasar de la denuncia y la condena a la acción organizada para frenar los crímenes de guerra, luchar contra la injerencia del imperio y contra la impunidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Estamos seguros de que surgirán muchas voces más y que un gran frente internacional será capaz de poner fin a la barbarie, lo que implica antes que nada salir de la OTAN y comprender que la UE no ha significado más que depredación de los derechos sociales y políticos en beneficio de la expansión colonialista e imperialista. La paz es posible, porque es posible, urgente y necesario cambiar este sistema depredador y en ese camino estamos.
NOTAS:
(1) y (2): “Otan, el tabú de la guerra”- Manlio Dinucci- (Red Voltaire)
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