Entrevista a Juan Carlos Sánchez, profesor en ciencias jurídicas y sociales, y director de Gacetillas Argentinas, quién responde un breve reportaje con motivo del ballotage del 22 de noviembre donde dos candidatos se disputarán la presidencia de la nación más austral del mundo.
Por Nechi Dorado
ND: -Compañero; en medio de una campaña política muy dura, como nunca se ha visto en Argentina ¿podrías decirnos a qué razón responde tanta dureza cuándo no es la primera vez que se elige un presidente?
JCS: -En primer lugar, no podemos olvidar que estamos ante una democracia que sufre de una crisis importante con respecto a la representación y la representatividad como consecuencia de la última dictadura cívico – militar. Digamos que la derrota militar de los revolucionarios de los ‘ 70 moldeó un sistema político acorde a las necesidades de la burguesía y que, ahora, como emergente de la crisis de 2001, surgieron nuevos actores socio – políticos que todavía buscan el camino hacia una verdadera participación política.
Y respondiendo a tu pregunta, existe una segunda cuestión a tener en cuenta partiendo de lo anterior. Si bien en muchas elecciones desde el ‘ 83 pudo advertirse una puja interburguesa significativa, desde las PASO de agosto al 25 de octubre, ella se ha exacerbado significativamente ante la ausencia de una auténtica fuerza de izquierda capaz de oponerse, de dar batalla a una derecha que venía avanzando al galope.
La dureza en esta campaña electoral no es casualidad. Con una democracia débil y burguesa que no puede parar el avance de ciertas fuerzas de izquierda, trotskistas o no, se acentúa la puja político - partidaria que, esta vez, se da entre dos frentes electorales de derecha que compiten entre sí y eso está provocando una fuerte polarización entre la misma burguesía y los nuevos pequeños burgueses que generaron los 12 años de kirchnerismo. En realidad, hay una confrontación de intereses políticos y económicos; por un lado, la clase dominante heredera del roquismo en el siglo XIX, de la dictadura del ‘ 76, del menemismo y los que confiaron en la primer parte de la administración Kirchner, y por otra, la del medio pelo argentino, como bien definió Arturo Jauretche a la clase media, que pretende aspirar a asimilarse a la anterior pero no puede, como decía Charly García: “Caballito quiere ser Barrio Norte, pero no puede…”, mientras los sectores populares, las masas, continúan postergadas y sobreviven en el medio del asistencialismo y del clientelismo, no debiendo olvidar que tienen un limitado acceso a la educación y a la salud, lo cual impide un verdadero ejercicio del sufragio.
ND: - ¿Cómo caracterizarías la histórica derrota del peronismo en la provincia de Buenos Aires, bastión de ese partido hoy en manos de las fuerzas macristas por elección popular?
JCS: - Para muchas y muchos fue sorpresiva. Para mí, no lo fue tanto. No debemos olvidar que las administraciones municipales, e incluso la provincial misma, dejaron de atender a la masa habitual de votantes del Frente para la Victoria en materia educativa y sanitaria. Basta recordar el cierre del servicio de Neonatología del Hospital Fiorito, en Avellaneda.
Tampoco podemos dejar de lado la cuestión docente, donde muchas y muchos educadores tardan meses en cobrar como también unos cuantos no cobran desde hace tiempo. Lo mismo pasa en los hospitales y centros sanitarios que, además, tienen carencias sustanciales en materia de infraestructura e insumos.
Todo esto, sumado al marketing llevado adelante por el PRO, cegó la mirada de los sectores populares y con la cuestión de la llamada “inseguridad”, la pequeña burguesía creyó en los globos de colores que les prometieron, incluyendo la estigmatización de los barrios pobres a los cuales consideran sus enemigos. Pero no va a faltar mucho para que se den cuenta, apenas comience la gestión de María Eugenia Vidal, del error garrafal que cometieron el pasado 25 de octubre. Pero también convengamos que un candidato como Aníbal Fernández, uno de los autores intelectuales del asesinato de Darío y Maxi, y gran escapista de su intendencia en Quilmes, no representaba las expectativas de mejora que ansiaban la burguesía, desde luego y las masas.
En consecuencia, mala administración y simples jingles publicitarios le bastaron al PRO para quedarse con una provincia que, cada vez más, suma pobres y como si fuera poco, quienes están dentro de la izquierda están en una permanente diáspora; algunos de ellos, creyéndose dueños de la verdad.
ND: -Muchos argentinos visualizan un destino muy complejo en esta coyuntura, a tu juicio ¿cuál de los candidatos sería el causante de arrastrar al pueblo hacia esa ausencia de optimismo político?
JCS: -Esta coyuntura no es casualidad. Fue fomentada, directa e indirectamente, por el mismo kirchnerismo pero también por la inexistencia de una auténtica izquierda con vocación de poder. No basta con concejales, diputados y senadores. Para eso se necesita una “unión verdadera”, como expresa el “Martín Fierro”.
Jamás puede existir un optimismo cuando ambos candidatos en este ballotage son casi lo mismo. Ambos juegan a favor del imperialismo y de la burguesía local ligada a ella con ligeros matices, por supuesto.
Por otro lado, leyendo diversos artículos de diferentes fuentes, puede advertirse que, para algunos, lo mejor es el modelo de los últimos doce años enfatizando su defensa bajo un falso antiimperialismo y por otro, lo definió bien el sincericidio de María Eugenia Vidal: “ganamos para volver al pasado”, mientras continúa la maquinaria de globos blancos y amarillos, con el apoyo de la Iglesia, que volvió a retomar parte de la influencia en el poder que tenía en la segunda mitad del siglo XIX y de los grupos concentrados y transnacionales que operan a través de los medios hegemónicos.
Si nos ponemos a hilar fino, la principal responsable es la presidente Cristina Fernández. ¿Qué hubiese pasado si el candidato del FPV hubiese sido Randazzo? Tal vez, otra sería la historia. Pero lo cierto es que apostó por Scioli, con relaciones con la Mesa de Enlace y los medios hegemónicos, para captar los votos de parte de la burguesía y de la pequeña burguesía que lograron amasar durante su administración, creyendo que, a igualdad de malas administraciones, lograría una victoria relativamente fácil. Los números del pasado 25 de octubre lo desmintieron y ahora, en forma insólita, hasta buscan los votos de la izquierda.
De todos modos, es una elección perversa. Si bien en política es malo hacer futurología, creo que apuesta a una victoria macrista para, luego, volver a ser “la salvadora de la Patria”. Pero no debería extrañarnos, cuando la esencia del cristinismo es justamente la hipocresía y el cinismo.
ND: -Vemos también una fuerte campaña organizada por el troskismo y a la que adhieren sectores que no lo son llamando al voto en blanco, posición considerada por muchos argentinos como un apoyo a la derecha. ¿Considerás que realmente lo es?
JCS: -El voto en blanco, al igual que la anulación del sufragio, es una excelente herramienta política que, no por casualidad, es desestimada por intelectuales, verdaderos animales políticos, como Atilio Borón y no estimulada por los medios hegemónicos por razones obvias, al igual que el rechazo del pedido de propaganda política de esta opción por parte del FIT.
Si ambos candidatos son la derecha, tengamos claro esto por favor, una de las consecuencias del voto en blanco o la anulación es disminuír la proporción de los votos afirmativos en el escrutinio. Esto es lo que no se dice. Como tampoco que una alta proporción de sufragios de este tipo van a marcar la verdadera crisis de representación y representatividad en nuestra democracia, al igual que un fuerte condicionante para quien resulte ganador de la elección.
El sufragio en blanco no es un apoyo a la derecha, es un voto contra el capitalismo y el imperialismo. Como si fuera poco, si los números son altos, evidenciaría el principio del verdadero cambio, del comienzo de una nueva perspectiva revolucionaria que sí va a obligar a repensar la organización política de nuestro país.
ND: -¿Cuál sería tu opinión respecto a la abstención que también promueven algunos sectores?
JCS: -Es una opción que respeto. Y son compañeras y compañeros que lucharon durante los ‘ 60 y los ‘ 70 por una Argentina diferente, y que siguen luchando desde sus trincheras.
Si no fuera porque mi trabajo docente me obliga a cumplir con los requisitos del sistema electoral, sería uno más de ellos.
En realidad, si nos ponemos a pensar un poco, es la verdadera opción revolucionaria como quisiera el Che porque si queremos cambiar algo; en realidad, tenemos que cambiar todo.
Y conviene leer el artículo “Elecciones 2015: porqué votamos en blanco, impugnamos o no votamos”, de Néstor Kohan (Cátedra Che Guevara) para darnos cuenta de la verdadera dimensión de la abstención, pero también de lo que afirmaba en la pregunta anterior.
ND: -¿Se puede afirmar que está asegurada la continuidad del Proyecto Nacional y Popular en caso de resultar ganador en la contienda el candidato del oficialismo, Daniel Scioli?
JCS: -Para nada, es más, es posible que lo kirchnerista sea reemplazada por lo sciolista. Es otra forma de gobernar. Aunque las relaciones con el poder transnacional van a seguir firmes, eso le va a permitir despegarse del kirchnerismo para satisfacer las necesidades burguesas. No nos olvidemos que el extinto ex presidente Kirchner lo dejó en banda a su “gran elector” Eduardo Duhalde, quien ahora hace su venganza a través del apoyo a Mauricio Macri. Y se hizo público cuando se inauguró el monumento a Perón, apareciendo junto a Hugo Moyano, viejo ladero del ex presidente y colaborador en el estallido de 2001 –vale recordarlo- y al Momo Venegas.
Ahora puede pasar algo similar. Tal vez con un poco más de dificultad al tener al maoísta Zannini como vicepresidente. Pero no va a ser la primera vez que renuncia el natural presidente del Senado, pues ya ocurrió durante el menemismo y el mismo kirchnerismo.
Por desgracia, la política en la Argentina es muy volátil y todo cambia en cuestión de segundos.
ND: -Hay analistas que sostienen que de resultar ganador Mauricio Macri, el país podría atravesar una crisis como la del 2001. ¿Es posible ello?
JCS: -Gane quien gane, la posibilidad está. Por supuesto, con Macri es mayor aún. El ajuste está a la vuelta de la esquina y está incentivada por los mismos de siempre. No es casual la retención de soja y la no liquidación de dólares por parte de los sojeros, como tampoco los incrementos de precios en los productos de la canasta familiar en las últimas semanas.
Ocurre que el pensamiento burgués está en verde, en lechuga… Hablando claro, en dólares. Y si a eso le sumamos el enorme stock de préstamos hipotecarios derivados del boom inmobiliario de los últimos años, no podría ser extraño que se presente un escenario como en la España de Rajoy. Pero de eso no se dio cuenta la pequeña burguesía que votó al PRO. Todos muy formados, sea en la universidad pública o privada, pero ciegos en materia de política económica.
Una devaluación como la que se viene anunciando desde los economistas del macrismo, hoy mandados a callar, significa una enorme transferencia de ingresos de los sectores medios y populares a los grupos concentrados, como también una escalada inflacionaria muy difícil de controlar como ocurrió en el ‘ 98 o la variante de la convertibilidad de los ‘ 90 para volver a la Argentina para pocos.
No debemos olvidarnos que es una economía que aún no completó el proceso de sustitución de importaciones y que la propuesta macrista va a llevar al cierre de numerosas pymes que, no es casualidad, son las mayores generadoras de empleo. Por ello, puede deducirse que volverán los piquetes, que volverá la lucha a la calle, aunque ya hay síntomas que son evidentes ahora y que pudieron verse durante todo este año.
Tal como afirmé al referirme al optimismo político, no sería raro que sea una jugada para que el kirchnerismo vuelva al poder en poco tiempo. Ojalá me equivoque.
ND: -¿Podrías darnos alguna similitud o diferencia entre Macri y Scioli según su forma de trabajar la política?
JCS: -Vuelvo a repetir. Hay matices. El neoliberalismo no se fue y ambos forman parte de esa gerencia derechista que pretende instalar el imperialismo para cercar a Venezuela, Bolivia y Ecuador, como también alinear a la Argentina con el Imperio e Israel.
El actual Jefe de Gobierno hace marketing político y el juego se materializa a través de sus ministros y funcionarios. Y al igual que el FPV, hace clientelismo y amiguismo. En las últimas semanas, se han ido incorporando “clientes” como empleados del Gobierno de la Ciudad. No es casualidad.
Por otra parte, Scioli nunca supo conjugar su labor de gobierno con los municipios. Esa fue su primera derrota y le puede pasar lo mismo en el caso de ganar la elección, con las provincias.
Ambos tienen una política para pocos, para el extractivismo y la megaminería, para las corporaciones y los monopolios. Y hablando en criollo, el pueblo ¡ que se joda !
Con cualquiera de los dos, las masas van a tener que estar en la calle y la represión va a estar a la orden del día e incrementada exponencialmente.
Si creemos que la década kirchnerista fue la mayor en materia represiva, con Macri o Scioli va a ser superada ampliamente.
Y en materia de política exterior, ya puede verse la notoria influencia israelí. Macri lo expresó públicamente y Scioli todavía debe acordarse del fracaso de incorporar a Mekorot (empresa de agua israelí) como operadora del servicio de aguas y cloacas, gracias a la lucha que lo impidió.
Por último, y agradeciendo esta nota, gane quien gane debe continuar la lucha con una izquierda unida y con vocación de poder. De lo contrario, sería otro retroceso de 40 años para la Argentina. Y eso no es poca cosa…
ND: -Nosotros te agradecemos estas palabras para ANNCOL.
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