Por Adela Sánchez, militante del Partido Comunista Colombiano Clandestino
Detrás de la guerra en Siria se “esconden” los intereses de las principales potencias en pugna por ganar el control del gas; es decir, una de las imprescindibles fuentes de energía para los años venideros, alternativa al petróleo debido a la tendencia al agotamiento de las reservas de este último a nivel mundial y por tratarse de un recurso menos contaminante y nocivo para el planeta.
Concretamente, Rusia implementa el proyecto North y South Stream, teniendo como contrapartida el Proyecto Nabucco elaborado por los Estados Unidos.
Para avanzar en ese sentido Rusia se focalizó en dos objetivos: fomentar un crecimiento económico a través de una alianza con el Bloque de Shanghái, y lograr el control de los recursos gasíferos para afianzar los proyectos South y North Stream. De su parte, los Estados Unidos pusieron en marcha el proyecto Nabucco, con el apoyo incondicional de la Unión Europea, apuntando al gas del Mar Negro y de Azerbaiyán.
¿Cómo se estructuran esos mega - gasoductos?
El North Stream pretende unir Rusia con Alemania pasando por el Mar Báltico, sin utilizar suelo bielorruso, mientras que el proyecto South Stream inicia en Rusia, atraviesa el Mar Negro hasta Bulgaria y se bifurca en dos ramas: una que sigue por Grecia y el sur de Italia, y otra que va por Hungría y Austria.
Su competidor estadounidense, el proyecto Nabucco, tiene su origen en Asia Central y cercanías del Mar Negro, cruza Turquía (donde se almacena gas en la zona de Erzurum), sigue por Bulgaria, Rumania, Hungría y después Austria para dirigirse posteriormente hacia la República Checa, Croacia, Eslovenia y llegar finalmente a Italia.
Actualmente cada uno de estos proyectos trata de incorporar nuevas zonas. Estados Unidos sigue codiciando el gas de Irán y aquel proveniente de Siria y Líbano. Sin embargo, en el 2011, Irán firmó convenios con Siria e Irak adelantándose a las previsiones y convirtiéndose de este modo en la primera sede de depósito y producción del mismo, vinculada muy estrechamente con las reservas del Líbano, dando origen así a un nuevo espacio geográfico, estratégico y energético que abarca Irán, Irak, Siria y el mismo Líbano.
El consorcio Nabucco, en cambio, se compone de varias empresas: Rew, OML, Botas, Enregy Company Holding y Transgaz, de procedencias alemana, austriaca, turca, búlgara y rumana respectivamente. Cuenta con una inversión inicial de US$ 11.200 millones que pretende llegar a unos US$ 21.400 millones en el 2017. Su viabilidad económica se pone en duda como producto del atraso en su implementación por las renuencias de Turquía a que el gasoducto pase por territorio griego. Esto implicó pérdida de tiempo y acuerdos; es decir, competitividad frente a su contendiente Stream (North y South), puesto en marcha por Rusia a través de la Sociedad Gazprom creada en los años ’ 90 con el apoyo de Hans-Joachim Gornig, un alemán relacionado estrechamente con Moscú, dando curso así a una alianza con capitales alemanes que incluye una participación sin precedentes en los activos rusos. De esta forma, BASF y EON controlan cerca de la cuarta parte de los campos gasíferos de Lujno-Rousskoie, fuentes de alimentación de North Stream, y la “Gazprom germana” pretende adjudicarse el 40% de la compañía austriaca Austrian Centrex Co., cuyo rol principal es el almacenamiento del gas con perspectivas de crecer hacia Chipre.
Esta proyección hacia Chipre no es del agrado de Turquía, país clave de la OTAN pero que todavía no ha logrado convertirse en miembro de la Unión Europea y que, por ende, no puede lucrarse de una anhelada participación en la producción, almacenamiento y distribución de unos 31.000 millones iniciales de m³ de gas por año, para alcanzar en los años venideros unos 40.000 millones de m³ con sus correspondientes utilidades.
El proyecto North Stream, que involucra a Rusia y Alemania, fue inaugurado recientemente con un gasoducto que costó 4.700 millones de euros y presentado al mundo como proyecto europeo pero que es, en efecto, de Rusia, lo que pone en manos de Moscú el manejo del mercado del gas en Polonia y otros países, de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda. Sin embargo, es Alemania el trampolín que Rusia necesita para desarrollar su estrategia a nivel continental, considerando que la Gazprom germánica comparte más de 20 proyectos con Gran Bretaña, Italia, Turquía, Hungría y otros países del área. De ahí que se pronostique que la Gazprom podría llegar a convertirse en corto plazo en una de las transnacionales más poderosas del mundo.
Todos estos elementos que brindamos de manera sintética, son insumos de utilidad a la hora de analizar y comprender que la guerra en Siria y la creación del llamado “Estado Islámico”, las intervenciones imperialistas en Irak y sus pretensiones en Irán y otros países tanto de Medio Oriente como de Asia Central, son engendros imperiales detrás de los cuales se oculta la intervención militar euro - atlántica para la conquista de este preciado recurso del presente y del futuro.
Se pueden entonces visualizar diáfanamente los intereses geopolíticos en pugna, ya que quien consiga controlar de una u otra manera a Siria logrará beneficiarse de la cuenca gasífera del Mar Mediterráneo, donde es precisamente el país con las más importantes reservas de gas, calculadas en 146 millones de m³ al año solamente en la zona de Oms.
Los pueblos del mundo deben persistir en la denuncia y en la lucha frontal contra las agresiones imperialistas, y el saqueo de recursos energéticos y estratégicos como el gas, entre otros. Al igual que en Colombia, el imperialismo y sus títeres quieren imponer más reprimarización, explotación y guerras de rapiña. Hay que impedirlo multiplicando la resistencia y la solidaridad internacionalista.
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