Colombia: Jugar a la paz con aires de guerra (Telesur) Foto : Archivo Telesur Por Oglis Ramos @oglisramos Los acuerdos de paz que se llevan a cabo en la Habana van según lo deseado por el ...

Colombia: Jugar a la paz con aires de guerra (Telesur)

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Foto: Archivo Telesur

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Por Oglis Ramos

@oglisramos

Los acuerdos de paz que se llevan a cabo en la Habana van según lo deseado por el gobierno de Santos por buen camino, y es que este gobierno y el que venga sabe y tiene claro que una posible entrega de las armas por parte de las FARC le permitiría reordenar el poder neoliberal en todo el país; teniendo en cuenta que según información divulgada por la inteligencia colombiana y hecha eco por los medios de la oligarquía neogranadina. Las FARC se encuentran en un momento donde su capacidad de guerra no le permite hacer un daño contundente a los organismos de seguridad de la burguesía; tal y como lo hacía hace años atrás, pero sin embargo aún tienen la capacidad de movilización y ataque que causa temor en las filas militares y policiales. Asimismo, la clase dominante colombiana saben que cuentan con un enemigo que está inmerso en las entrañas del pueblo pobre de Colombia que no está en las mesas de dialogo pero que es igual de importante; en este caso, es el ELN y que, a pesar de no tener el eco que los medios de información trasnacional le han dado a las FARC, poseen una amplitud ideológica en una buena parte de la población colombiana, la cual ha sido la más oprimida por las políticas neoliberales que el gobierno de Santos sigue implantando con el fin de mantener contento a las trasnacionales de la guerra.

El gobierno militarista de Santos sabe y tiene claro que lograr un acuerdo con la más numerosa guerrilla del país le permitiría dar un salto cualitativo ante la opinión pública nacional e internacional, posicionándolo con más fuerzas para continuar con sus políticas neoliberales a gran escala y así mismo avanzar aún más con la militarización de Colombia convirtiendo al país hermano en el Qatar suramericano.

Ahora bien, ¿qué se esconde tras bastidores por parte del gobierno de Santos y sus asesores, las agencias de inteligencias, una vez que logren que las FARC entreguen las armas? ¿será posible que los señores de la guerra que están inmersos en el gobierno colombiano estén dispuestos a perder jugosas sumas de millones de dólares?.

Hablar de un postconflicto tratando de subestimar al ELN muestra claramente que el estado opresor que dirige Santos se prepara para iniciar una cacería a gran escala contra esta organización que parió pueblo en armas. Igualmente, los medios de información, terroristas al servicio de la burguesía colombiana, desde ya preparan sus titulares para santificar al régimen de Santos con una paz ficticia y satanizar a quienes, por la vía de la resistencia, aguantan los embates de las políticas neoliberales explotadoras.

Santos al igual que su antecesor Uribe, ha mantenido la política represiva contra el campesinado por tres frentes:

- El frente militar, que es el que se impone a sangre y fuego en los campos colombianos en la supuesta lucha contra la insurgencia.

- El frente económico social. Éste ha sido, quizás, el que le ha dado mayor logro al gobierno entreguista de Santos ya que continuó la política uribista de entregar todo a los tratados de TLC y asimismo, sembrar la desidia social en las zonas campesinas.

- El frente del Terrorismo de Estado, como arma psicológica de dominación ha permeado en el pueblo colombiano y esto ha sido oculto por los medios de información burgueses, lo cual le permite al mal gobierno que ostenta el poder en la Casa de Nariño aplicar la represión por todos los medios.

El gobierno de Santos no solo ha sido el continuador de las políticas de seguridad democrática de su antecesor Álvaro Uribe; sino que también ha reafirmado continuar con el plan Colombia pero con otro nombre y que, al final, los fines son los mismos. Jugar a la paz mientras se incrementan fuerzas paramilitares no solo es un engaño al pueblo colombiano, sino que es la más tenebrosa trampa orquestada por las agencias de inteligencia y que asimismo se entrega por la borda del olvido que el Estado es tan responsable de cientos de víctimas del conflicto. Hablar de paz, mientras se incrementa el presupuesto militar y se abren aún más las puertas al poderío militar de los Estados Unidos, es una falacia para seguir empobreciendo a los más pobres y darle la continuidad a las prácticas de Terrorismo de Estado que solo el gobierno colombiano con sus fuerzas armadas se han convertido en especialistas en mejorarlas. Un acuerdo de paz con desapariciones y asesinatos en desarrollo es una antesala que los enemigos de la clase pobre colombiana tienen en agenda con el fin de imponer su autoridad única de dominación.

La alegría con que la clase dominante y sus amos, las multinacionales, ven que se haga realidad la dejación de las armas, es inmensa ya que los recursos obtenidos sin que haya una piedra en el camino les permitirá acceder con el beneplácito del gobierno y bajo la legalidad de los TLC.

Una paz sin que se subsanen los orígenes del conflicto es una medicina pasajera donde el paciente, que es el pueblo, seguirá enfermo.

Fuente: Telesur

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