Por Luis Ernesto Ruiz Martínez
Apenas unas horas después de mi alerta sobre las posibles provocaciones anunciadas por la contrarrevolución en Holguín, especialmente alrededor de las autodenominadas Damas de Blanco, me llegaron referencias de que la primera de ellas se acaba de materializar. Amigos del Hospital Lenin me informaron de un lamentable suceso ocurrido en las últimas horas de la tarde de hoy (06/10) en sus instalaciones. Juan Miguel Arias Cala, hermano del holguinero ingresado en el Clínico de esta ciudad, se dirigió hasta el Cuerpo de Guardia del Lenin y agredió con arma blanca al médico Edilio Silva Velázquez.
Este delincuente, porque no tengo otro calificativo para denominarlo, llegó a la institución médica poco después de las 4 de la tarde para causar daño al especialista de la salud que ha recibido más de una amenaza de la familia de María del Carmen Cala. Según me explicaron otros trabajadores de allí las intenciones eran las peores. Ahora se sabe que Edilio fue el que recibió a su hermano Luis Miguel cuando fue trasladado desde la prisión en la que cumplía sanción por asesinato y al parecer no están satisfechos con su proceder, que no fue otro que salvarle la vida.
El hecho confirma dos sospechas que ya tenía: en primer lugar, ante la falta de apoyo recibida por parte de la contrarrevolución ante el caso de su hijo ingresado, María del Carmen no ha vacilado en acudir a cualquier maniobra con tal de llamar la atención y en segundo lugar, que se trata de delincuentes comunes que pretenden enmascarar sus hechos delictivos con ropas rasgadas y sucias de la contrarrevolución, aunque en el anterior texto una de las Damas de Blanco al referirse a Luis Miguel fue bien clara: “realmente él no es opositor y estaba preso porque mato a uno, pero eso fue en defensa propia”.
No sé si alguien esté dispuesto a creerle el cuento, si es que se les ocurre publicarlo, de que la agresión al médico holguinero fue también “en defensa propia”. Esta es otra muestra de la baja catadura moral de quienes se dicen “luchadores por la libertad” para evitar que sus historias como delincuentes salgan a flote. Ojalá María del Carmen y los que como ella siguen apostando por la violencia acaben de entender que la mentira tiene patas cortas y muchos estamos atentos para cortárselas de raíz.
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