En el juicio de los Cinco, desfilaron varios altos oficiales de las fuerzas armadas estadounidenses que, de manera unánime, juraron que ninguno de los acusados se había acercado, aunque fuera de lejos, a un secreto de estado.
¡Más aún, la prensa norteamericana se quedó totalmente muda frente a una causa que tenía todos los ingredientes de una causa celebre!
Recordaba Weinglass, en su visita en La Habana: "Hubo generales y almirantes testificando, 72 testigos, notas diplomáticas, memorandos de la Casa Blanca y hasta un asesor de Clinton, Richard Nuncio, y nada de esto fue reportado".
Desde su arresto, Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René, fueron víctimas de malos tratos, chantaje, presiones, para obtener de ellos confesiones de actividades de "espionaje" que nunca tuvieron, de acuerdo con las definiciones de las leyes norteamericanas.
Juzgados en la Miami mafiosa a pesar de su derecho constitucional a un cambio de sede por ser un lugar donde no se puede juzgar a personas vinculadas con el gobierno cubano y la hostil campaña de prensa desde el momento de la detención y declarados culpables de manera expedita por un jurado encabezado por un individuo que luego se exhibo descaradamente al lado de Pesquera y los líderes de la mafia terrorista, los cinco cubanos recibieron sentencias muy por encima de cualquier jurisprudencia.
El caso Hanssen, además de confirmar una vez más que los propios Estados Unidos se dedican a infiltrar los gobiernos que considera hostiles, lo que nadie considera ser una actividad criminal mientras se trata de proteger la seguridad de su país, también revela cómo al condenar un autentico espía, a pesar de lo desastroso de sus actividades, actúa con una sorprendente ponderación.
Enseña también el estatuto de presos políticos de los Cinco, quienes fueron detenidos, maltratados, chantajeados, acusados injustamente y condenados con una severidad extrema, no por espionaje, pero sí por defender la seguridad de su pueblo.
XII
DESDE MIAMI HASTA CARACAS
En un cable fechado en Miami, el 4 de septiembre 2002, la agencia de prensa internacional de España revela que "un capitán en retiro de la Guardia Nacional de Venezuela" hizo conocer "hoy miércoles en Miami, una alianza con un grupo de exiliados cubanos".
El despacho precisa que el anuncio lo hizo "el militar Luis García Morales, en representación de la Junta Patriótica Venezolana". Después de atacar al Gobierno del presidente Hugo Chávez, el individuo "ataviado con el uniforme de la Guardia Nacional de su país, en la sede del grupo de exiliados cubanos Comandos F-4", precisó que su grupo "coordinará acciones de ahora en adelante" con el grupo terrorista miamense.
El Capitán en retiro, continúa la agencia, "dijo que otro de los fines de la alianza con Comandos F-4 es formar unidades de contingencia que estén preparadas para operaciones de rescate en Venezuela en caso de que se desate una crisis en ese país latinoamericano".
Los Comandos F-4 tienen una amplia trayectoria de actividades contra Cuba, organizadas desde Miami.
El actual jefe de los Comandos F-4, Rodolfo Frómeta, es un veterano del mundo terrorista de Miami, con un potencial devastador indiscutible.
En 1981, mientras pertenecía a Alpha 66, fue enviado a Cuba para cumplir varias tareas criminales, como envenenar ganado, quemar cañaverales y destruir cítricos.
Hecho prisionero por las autoridades cubanas, fue encontrado culpable y condenado a diez años de reclusión.
En 1994, después de regresar a Miami, Frómeta fue de nuevo detenido con otros seis individuos, esta vez en el Golfo de México, por una patrulla de la Guardia Costera estadounidense. En la embarcación que ocupaba, se descubrieron 50 armas, 26 000 cartuchos y varios miles de dólares.
El personaje admitió espontáneamente que se dirigía, con sus hombres, hacia el territorio cubano para realizar ataques de carácter terrorista.
Sin embargo, y demostrando una vez más su tolerancia hacia las actividades terroristas en su territorio, en la medida que sean dirigidas contra Cuba, las autoridades norteamericanas no estimaron necesario acusar a Frómeta de crimen alguno, a pesar de su confesión y de sus amplios y muy bien documentados antecedentes en los círculos de la violencia política remunerada de Miami.
Así regresó tranquilamente a su domicilio miamense a proseguir sus actividades criminales.
En junio del mismo año, Rodolfo Frómeta es arrestado de nuevo, con otro veterano terrorista de Alpha 66, Fausto Marimon, mientras compraban un cohete antiaéreo Stinger, tres cohetes antitanques M-72, explosivos C-4 y un lanzagranadas. Un arsenal suficiente para causar unos daños desastrosos en ataques contra la Isla o en otros países.
Por suerte, el "vendedor" de estos armamentos era un investigador encubierto de la policía federal, quien, ¡por fin!, inculpó a Frómeta y su socio ante los tribunales.
Pero la impunidad, esta vez, se manifestó a través del juez, quien regaló a Frómeta 41 meses de cárcel. Una verdadera rebaja, pues el terrorista ya estaba de nuevo en la calle en septiembre de 1997, beneficiándose de una liberación temporal, bajo la condición de permanecer en Miami y de no andar con personas armadas.
¿Acaso estas condiciones iban a contrarrestar los planes de un profesional de la violencia? Horas después de su liberación, Frómeta estaba ya consultando sus viejas amistades..., entre las cuales figuran individuos bien conocidos, incluso famosos, de los círculos miamenses del terror.
Personajes como Roberto Martín Pérez, entonces responsable de las actividades de terrorismo en las altas esferas de la Fundación Nacional Cubano-Americana, el hombre que no sólo maneja el terrorismo, sino también inspira el terror a gran parte de la comunidad cubano-americana, y quien también fue detenido en Cuba después de una "invasión" fracasada. Hijo de uno de los torturadores más repugnantes del régimen dictatorial de Fulgencio Batista, torturador él mismo, es esposo de la furibunda alabardera de las ondas de Miami, Ninoska Lucrecia Pérez-Castellón, también hija de matón. Y como Guillermo Novo Sampoll, asesino del dirigente chileno Orlando.
Frómeta también se jactó, durante años, de ser "socio fuerte" de Lincoln Díaz-Balart, congresista cubano-americano. Una amistad terrorista que el político anexionista, cuyo padre fue jefe de La Rosa Blanca, evita mencionar en sus siempre violentos discursos contra Cuba.
En las semanas que siguen a su liberación, Frómeta termina asociándose a Miguel Rodríguez Heredia, un criminal radicado en la República Dominicana, con el propósito de realizar un "plan de infiltración" de Cuba por la provincia de Guantánamo, con lanchas rápidas y numerosas armas situadas en el territorio de Costa Rica.
Entretanto, Frómeta se había separado de Alpha 66, después de un conflicto con su "líder", Nazario Sargen, para sumarse a los Comandos F-4, donde iba a ocupar el puesto de Jefe.
El 24 de agosto de 1999, el Diario de las Américas, de Miami, anunciaba con entusiasmo la "reactivación de las actividades" de los Comandos F-4 "al mando de Rodolfo Frómeta", y la "destrucción" en territorio cubano de ómnibus, vagones de tren, almacenes de tabaco y... dos taxis.
El 12 de enero del 2001, Frómeta, de nuevo, anuncia en Miami, abiertamente, que se ha "destruido" otro número de tales "objetivos militares".
En el juicio trucado de Los Cinco cubanos, Rodolfo Frómeta compareció, el 27 de marzo del 2001, y confesó, sin la menor preocupación, tanto sus actividades de entrenamiento militar con Alpha 66 y Comandos F-4, como los alijos de armas y explosivos en poder de ambos grupos e "incursiones" armadas desarrolladas contra Cuba.
La fiscalía amenazó a Rodolfo Frometa con encausarlo si testificaba en el juicio acogiéndose a la 5ta Enmienda, como lo había hecho con otros testigos. Sin embargo, no tomó luego la menor medida contra él a pesar de que reconoció las acciones terroristas que realizó contra Cuba.
XIII
CUANDO BUSH SE OLVIDA DE HABLAR DE TERRORISMO
A penas una semana después de confesar que sabía, ya antes del 11 de septiembre, que terroristas iban a golpear en territorio norteamericano usando aviones comerciales, el presidente George W. Bush abandonó repentinamente, el 20 de mayo 2002 en Miami, su retórica de los últimos ocho meses.
El inquilino de la Casa Blanca llegó a pronunciar en esa ciudad un discurso violentamente anticubano sin nunca pronunciar la palabra "terrorismo". Tenía un buen motivo: se encontraba totalmente rodeado de figuras eminentes del terrorismo miamense.
Alrededor de Bush estaban algunos de los más fieles patrocinadores del terrorismo de las cuatro últimas décadas contra Cuba y varios de los propios autores de atentados y asesinatos que propiciaron.
Sin pudor ninguno, los capos y sus matones continúan exhibiéndose públicamente, beneficiándose de una suerte de legitimidad demostrada, a la vez, por la infinita gratitud del Presidente hacia los que le dieron el poder sin ser electo, la presencia de 18 socios de la mafia de Miami en la Casa Blanca y la tolerancia benevolente otorgada por el FBI a sus grupos más extremistas en Miami.
Y ni con el Jefe del Estado norteamericano vieron la necesidad de hacer uso de una discreción elemental.
Vale la pena hacer un breve inventario de la fauna que lo aplaudió con efusión mientras recalentaba la vieja retórica anticubana con el fin de recaudar apoyos y, sobre todo, fondos para la reelección "democrática" de su hermano Jeb.
· A un metro del presidente se encontraba Sixto Reinaldo Aquit Manrique alias "El Chino", condenado en 1955 a 5 años de prisión, 2 de prisión domiciliaria y 3 de libertad bajo palabra como autor de un acto terrorista en Miami. Aquit participó en 1992 en un plan de atentado contra el presidente cubano. En 1993, atacó el barco maltés Mykonos y realizó entrega de armamentos a terroristas, según el propio testimonio de dos residentes de Miami presos en Cuba después de una infiltración armada. Se encontraba con su compinche Eugenio Llameras Rondón. Ambos fueron del Ejercito Armado Secreto y de los Comandos L.
· En la primera fila se encontraban los jefes de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), entonces la principal organización mafiosa cubanoamericana. Desde Jorge Mas Santos hasta Joe García, todos los elementos dirigentes del principal lobby anexionista-terrorista tuvieron la oportunidad de apretar la mano de Bush, hijo, y de su hermano Jeb. Es sabido que la FNCA aseguró desde hace décadas el financiamiento de Luis Posada Carriles, quien comparte con Orlando Bosch el título de terrorista más peligroso del hemisferio.
· A poca distancia de la tropa de la FNCA, se extasiaban con beatitud, los ex capos del ala más fanática de la FNCA, ahora supuestamente "disidentes", y reunidos en una organización bautizada pomposamente Consejo para la Libertad de Cuba (CLC). Se podía reconocer a los Ninoska Pérez-Castillón (vocero del grupo y promotora del apoyo a Luis Posada Carriles), su esposo Roberto Martín Pérez (terrorista e hijo de un celebre torturador batistiano), Alberto Hernández (ex presidente de la FNCA), Feliciano Foyo (a quien Posada Carriles nombró su "financiero"), Elpidio Núñez, Diego Rolando Suárez Muñoz, Felipe Vals Brau, y Horacio García que Pesquera identificara más tarde como su socio e informante. Muchos de ellos fueron signatarios de un llamamiento terrorista, cínicamente publicado por el Miami Herald en agosto del 2001, en el cual se afirmaba fríamente que todos los medios, tan violentos como fuesen, son admisibles para un cambio de gobierno en la Isla. El documento fue también firmado por Orlando Bosch, el líder terrorista miamense, cómplice de Luis Posada Carriles y defensor del principio según el cual en toda confrontación es "normal" que mueran inocentes.
· El operativo de la CIA Félix Rodríguez Mendigutía, quien ordenó en Bolivia, en 1967, la ejecución de Ernesto 'Che' Guevara. Rodríguez, uno de los ladrones del Watergate, fue jefe de la operación de narcotráfico que permitió, desde la base de Ilopango en El Salvador, financiar la compra de armas para la contra nicaragüense con la venta de cocaína en territorio norteamericano. Socio de George Bush, padre, y de Otto Reich, quienes cubrieron a fuerza de mentiras sus actividades, el personaje fue vinculado a las actividades terroristas de la organización secreta Omega-7, autor de varios atentados y asesinatos.
· Huber Matos, jefe de Cuba Democrática Independiente, quien se "distinguió", entre otras cosas, en la guerra sucia de Nicaragua mientras su hijo traficaba drogas en esa misma región.
· Armando Pérez Roura, dinosaurio batistiano, miembro de Alpha 66, jefe del grupo terrorista Unidad Cubana, alentador de varias actividades criminales en Miami, locutor histérico de una radio terrorista bien conocida. Alpha 66, dirigida entonces por el ahora difunto Nazario Sargent, fomentó y organizó en el transcurso de los años una larga serie de incursiones terroristas en la Isla.
· Invitados terroristas "especiales" en el evento, los asesinos Dionisio "Charco de Sangre" Suárez Esquivel y Virgilio Paz Romero, tuvieron el placer de agradecer personalmente a su benefactor George W. Bush que les puso en libertad, el 14 de agosto del 2001 (justo antes de los atentados del 11 de septiembre). Se encontraban encarcelados por el asesinato del embajador chileno Orlando Letelier y de su ayudante Ronni Moffit, en plena calle de Washington. Un crimen horroroso denunciado en el mundo entero, salvo en Miami.
· También fueron identificados Roberto Rodríguez de Aragón, de la Junta Patriótica Cubana, padrino de varios actos violentos.
· Bush tuvo por fin la oportunidad de felicitar a los secuestradores del niño Elián González, pues se encontraban entre sus admiradores los tíos Delfín y Lázaro González y la delirante prima Marisleysis.
La fraternidad de Bush y de tales personajes en la capital de la república bananera de Miami, por cierto, no parece sorprender a nadie en Estados Unidos, aún menos a la "gran prensa", que se niega a tocar este tema, al parecer demasiado caliente. Esa misma prensa que no se atreve a preguntarse cómo un asesino de la talla de Orlando Bosch, criminal internacional, autor de un sinnúmero de atentados a despecho de los informes oficiales que lo caracterizaban como reconocido terrorista, haya sido admitido en la llamada tierra de la libertad por el padre del actual presidente, en agradecimiento por las obras sucias que desempeñó por cuenta de la CIA.
En Miami, teatro de todas las histerias anticubanas, todo es permitido a los terroristas cubano-americanos, sin más matices. Y esta espectacular bendición presidencial del 20 de mayo sólo vinó a confirmar a la mafia y sus cómplices, Hector Pesquera incluido, su siniestro privilegio.
El chantaje y el dominio del hampa batistiano estrangulan a Miami. Y ningún sector de su administración escapa a los tentáculos de la camarilla. Aún menos la policía federal, cuyo papel demuestra, mejor que cualquier otro ejemplo, la potencia de la mafia en su territorio.
Los ejemplos sobran.
El FBI, que defendió públicamente su letargo hacia los grupúsculos terroristas tales como Alpha 66, al pretender mantenerlos controlados gracias a una red de informantes, no puede haber ignorado la procedencia de las bombas que estallaron en La Habana en 1997.
Como si no fuera suficiente, en las mismas horas que se desarrollaba el bochornoso espectáculo anticubano de Miami, frente a las "eminencias" de la fauna terrorista local, el 20 de mayo 2002, George Bush, el hijo, y sus asesores vinculados a esta misma camarilla, pusieron a Cuba en su lista de siete presuntos países... terroristas.
En 1992, la FNCA se crea una estructura clandestina denominada 'Comisión de Seguridad' o 'Grupo Paramilitar' secretamente encargada de preparar y ejecutar acciones terroristas. El grupo sera presidido por distintos directivos como Alberto Hernandez, Roberto Martín Pérez, Francisco José Hernández
Luis Zuñiga Rey y Horacio García
En 1993, el guatemalteco residente en Cuba Percy Francisco Alvarado Godoy es reclutado por Zuñiga Rey y Alfredo Domingo, en un viaje que realiza a Miami, para la eventual realización de acciones terroristas. A finales de 1994, Horacio García y otros directivos le solicitan que introdujera en la Isla artefactos explosivos, sufragándole un viaje a Guatemala donde esta entrenado y abastecido por los terroristas internacionales Luis Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo..
Posada y Jiménez le entregan 900 gramos de explosivos de tipo C-4, detonadores y relojes para activar el mecanismo. Se le orienta colocar la carga en el Cabaret Tropicana, en hoteles de La Habana y de Varadero.
Percy Francisco Alvarado Godoy era entonces el agente 'Frayle' de la Seguridad de Estado cubana y el plan criminal de Rey y García y sus cómplices nunca se realizó.
Según un informe de Enrique Bernales Ballesteros, relator especial de la las propias Naciones Unidas, Zuñiga estuvo directamente involucrado en la campaña terrorista realizada en Cuba, en 1997, por mercenarios contratados por Luis Posada Carriles.
A pesar de su pasado criminal, Zuñiga ocupó durante unos años un escaño en la delegación de Nicaragua ante la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra a nombre de la FNCA además de dirigir las actividades de esta organización extremista en Madrid.
Llegó luego a ser designado por George W. Bush como
¡miembro de la delegación de Estados Unidos a la reunión anual de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU!
Rey y García abandonaron la FNCA en el verano del 2001 en el curso de una muy sospechosa pelea con Jorge "El Niño" Mas Santos, unos días antes del 11 de septiembre, con sus socios Alberto Hernández, Roberto Martín Pérez y Ninoska Pérez-Castellón, para crear el Cuban Liberty Council (CLC) con otros ex directores de la Fundación.
El 10 de Octubre del 2001, Zúñiga reclutó a Mel Martínez, hoy senador, quien fue secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Administración de George W. Bush, para participar como "invitado especial" a la Conferencia de prensa presentada para anunciar públicamente la fundación del CLC, en el Hotel Biltmore de Coral Gables.
Después de esta actividad pública, el conjunto de los fundadores subieron al piso nueve del inmueble, escoltados por agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos, para almorzar y mafiar tranquilos.
Entre los capos del CLC reunidos con el entonces Secretario federal de Vivienda y Desarrollo Urbano se encontraban:
Alberto Hernández (quien fue sucesor de Jorge Mas Canosa en la FNCA) cuyos vínculos con los terroristas internacionales Luis Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo, son bien conocidos en Miami.
Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, esposa del terrorista Roberto Martín Pérez, apoya abiertamente al terrorismo en su programa de la radio mafiosa miamense.
Feliciano M. Foyo, ex Tesorero de la FNCA, financiero de Luis Posada Carriles cuando ocurrieron los atentados terroristas a instalaciones turísticas cubanas en 1997
Elpidio Nuñez, vinculado a las redes de los terroristas internacionales Posada Carriles y Orlando Bosch
José Antonio Llamas, figura públicamente vinculada por el FBI con acciones terroristas.
El abogado Ignacio Sánchez, asesor de los 'servicios especiales' de la ronería Bacardí.
El 10 de octubre del 2002, cuando el CLC decide celebrar su primer año de existencia con un banquete en el Hotel Renaissance de Biscayne Bay, Zúñiga y Pérez-Castellón invitan de nuevo a su socio Mel Martínez de conferencista e invitado de honor.
El 20 de mayo del 2003, el Presidente norteamericano George W. Bush, invitaba a la Casa Blanca a once miembros de la extrema derecha cubanoamericana de la Florida del Sur. Entre ellos se encontraban Ernesto Díaz Rodríguez así como su socio Eusebio de Jesús Peñalver Mazorra, arrestado el 12 de diciembre de 1995, en California, con un arsenal, cuando participaba en preparativos para realizar un ataque terrorista en Cuba y otro connotado terrorista, Ángel Francisco D'fana Serrano.
El viernes 10 de octubre del 2003, en el Rose Garden de la Casa Blanca, el presidente George W. Bush acompañado por su secretario de Estado, Colin Powell, ofreció un cóctel en el Jardín de la Rosa (el Rose Garden) de la Casa Blanca, para los que pretenden representar a la comunidad cubano-americana de EE.UU. Abrasó ante las cámaras de televisión, con efusión, a Luis Zúñiga Rey bajo la mirada maravillada de Ninoska Lucrecia Pérez-Castellón, esposa de Roberto Martín Pérez.
Había que ver cómo, la diva de la radio terrorista miamense, se alzaba sobre la punta de los pies para mostrar una sonrisa desde la segunda fila de los devotos, al mendigar una mirada al Presidente "W", quien reservaba su atención a los "gordos".
El 2 de junio del 2005, el presidente norteamericano dirigía una carta de agradecimiento por su "apoyo" a la organización terrorista anticubana Alpha 66, en la cual decía que "apreciaba conocer" las ideas del grupo paramilitar.
XIV
"Era en los días de carnaval
"
La tolerancia de Pesquera hizo que elementos terroristas cubanoamericanos bien fichados de Miami tales como Gaspar Jiménez, prófugo de la justicia mexicana por asesinato, pudieran reaparecer en Panamá con varios kilos de explosivos, dispuestos a hacer estallar un anfiteatro
"Era en los días de julio, en los días de carnaval
" se recuerda Lisset Díaz, sentada en una butaca de la sala de su apartamento de Habana del Este. En su mirada se ve lo difícil que sigue para ella, aunque los eventos remontan ya a casi tres décadas, recordarse aquellos momentos. Este día 24 de julio de 1976, Lisset tiene solo 8 añitos y va enterarse de la muerte de su papá, asesinado en México por el terrorista miamense Gaspar Jiménez Escobedo y dos cómplices.
Cuenta: "Mi papa debía regresar a Cuba dos días más tarde después de cinco años en México y venía a recogernos, a mi mamá y a mí, que era la más pequeña
Estábamos en los carnavales, en el barrio, bailando
cuando se acercaron amigos de mi papá. Yo al verlos, inmediatamente les dije: '¡Llego mi papá! ¡Llego mi papá!' Me dijeron: '¿Dónde esta tu mamá?' Mi mamá estaba sentada con unos vecinos. Se acercaron a ella, le dijeron algo de la noticia pero no de la crueldad de los hechos y venimos por la casa
"
"Recuerdo que hasta yo venía por ahí y simulaba que hubiese alguien en la ventana y yo decía: '¡Ahí esta mi papá!' Al llegar, nos metieron a los niños en el primer apartamento, la casa de una vecina que es sicóloga
"
Pero a los niños no se pudo esconder mucho tiempo la terrible noticia.
"Vinieron todas las personas por acá
y en este momento me recuerdo que oí todo el escándalo, la gritería, los llantos me recuerdo cómo, por la madrugada, el vecinito de al lado que era tan pequeño como yo, le comentaron de algo, y fue él que me lo dijo
Me recuerdo que me quedé dormida de tanto llorar hasta que el otro día amanecimos y que nos reunieron para darnos la noticia
"
Este fatídico 23 de julio de 1976, Daniel Ferrer, el cónsul de Cuba en Mérida, en el estado mexicano de Quintana Roo, sale de su oficina sobre las 4 de la tarde para ayudar al técnico de la industria pesquera Artaigñan Díaz Díaz a resolver un problema mecánico que tiene con su vehículo.
Los dos hombres se dirigen, en el Dodge color miel de la representación diplomática, hacia una cantina de la calle 54-A donde debe encontrarse un amigo del cónsul quien sabrá solucionar tal problema.
Ahí va suceder lo irreparable.
En el momento donde los dos hombres salen de su vehículo, aparece repentinamente otro carro del cual salen dos individuos armados de pistolas que, en cuestión de segundos, están detrás de Ferrer y Díaz, apuntando sus armas.
El cónsul, quien ya ha sobrevivido a varias amenazas y un atentado con bomba, reacciona instintivamente, empuja fuertemente uno de los asaltantes y penetra en la cantina empujando sillas y mesas para alertar las personas presentes y desorientar a los matones.
En el mismo instante, Jiménez habré el fuego y una, dos y tres veces alcanza, a quema ropa, Artaigñan Díaz Díaz, quien se cae al suelo de todo su largo. Uno de los proyectiles lo alcanzo en plena cara mientras los dos otros alcanzaron órganos vitales.
Su muerte es instantánea.
Los dos matones, Gaspar Jiménez y Orestes Ruiz, saltan en el carro que les espera con un cómplice al timón y desaparecen precipitadamente.
A las 5:30 de la tarde del mismo día, los asesinos serán ubicados en el aeropuerto de Mérida por la policía mexicana cuando Orestes Ruiz devuelve el carro de alquiler que utilizaban. Será arrestado mientras, dando se cuenta de la presencia policial, Jiménez y
llegan a huir.
Jiménez no enfrentara la justicia mexicana hasta abril 1981 cuando esta, por fin, extraditado de Estados Unidos donde había logrado regresar
para luego seguir cometiendo varios crímenes tanto en Estados Unidos que en varios países de América latina.
El nombre del terrorista aparece entonces en un informe del FBI sobre las actividades anticubanas en Estados Unidos, titulado Survey of Anti-Castro Cuban Terrorist Activities in the United States, donde se lo señala cómo una de las principales figuras del terrorismo miamense.
Increíblemente, mientras lo buscan las autoridades mexicanas, a menos de dos meses del crimen de Mérida, Jiménez viaja hasta Buenos Aires donde dirige, el 8 de septiembre de 1976, la tortura y la ejecución de dos funcionarios cubanos Crecencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Ariascuyos cadáveres son lanzados en los cimientos de un edificio en construcción.
También confesara más tarde al agente cubano Pedro Escalona, infiltrado en la mafia miamense, que había participado, ¡en este mismo periodo!, en la destrucción en pleno vuelo de un aparato de Cubana de Aviación que provoca la muerte de 73 personas, en 1976.
Condenado por el asesinato de Artaigñan Díaz Díaz, Jiménez fue encarcelado en la prisión de Chetumal, Quintana Roo, pero la mafia de Miami logró comprar su liberación. En mayo de 1983, a penas 27 meses después de su detención, Gaspar Jiménez Escobedo recuperaba su libertad
y retomaba sus actividades criminales.
Reaparece entonces en la dirección de la Fundación Nacional Cubano Americana, bajo la protección de Alberto Hernández, uno de los capos que atienden las actividades terroristas. Ahí esta en contacto permanente con Luis Posada Carriles, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll con los cuales monta operaciones terroristas en varias oportunidades.
Sin embargo, para la familia de Artaigñan Díaz Díaz, la sorpresa fue grande de ver reaparecer el asesino de Mérida cuando este está arrestado en Panamá, en noviembre del 2000 junto a sus tres viejos cómplices cuando preparan el atentado que hubiera reducido en polvo el anfiteatro de la universidad capitalina donde Fidel iba a hablar frente a miles de personas.
Resurgieron aquellas imágenes de 1976.
Lisset Díaz se emociona una vez más al recordarse de la llegada en tierra cubana de los restos de su padre: "Recuerdo que cuando lo trajeron, una tía mía hermana de mi papá decía; "Esta destrozado
esta destrozado".
"Es un recuerdo que no se borra, es una perdida que duele mucho y que conmueve, cada vez que se toca el tema
" subraya la joven madre de familia.
"Mi mamá tenía la edad que hoy tengo
37 años
nos criamos nosotros tres
La muerte de mi padre ha traído tantas consecuencias que hoy mi mamá es una persona delicadísima de salud
"
"A raíz de los hechos, le apareció una diabetes emotiva, una enfermedad que es terrible, que va degradando la persona lentamente a tal punto que es una persona con insuficiencia renal crónica, que perdió la audición, pierde la vista, en fin
esta enfermedad afecta todo
"
Mientras siguen encarcelados en Panamá los cuatro sospechosos en espera de su juicio y que la prensa reporta los acontecimientos, resurgen las mismas interrogaciones.
"Uno se conmueve, ¿no? Hay una cierta indolencia
porque es evidente que son individuos que han participado en asesinatos de numerosas personas
incluso él de mi padre
Entonces hay veces que nosotros decimos: ¿Hasta cuando? ¿Cuándo se podrá hacer justicia? ¿Cuándo podremos descansar?"
"Creo que descansaremos el dìa que por fin tuviéramos la noticia de que fueron juzgados y que por fin se da justicia
"
XV
tratos crueles, inhumanos y degradantes
Ese fatídico 12 de septiembre, después de realizado su arresto bajo la estrecha supervisión de Pesquera, los cubanos detenidos fueron conducidos al cuartel general del FBI en Miami donde el primer interrogatorio estuvo ya marcado por el engaño, el chantaje y las promesas para socavar su voluntad con el uso de las técnicas más sofisticadas de interrogatorio de que dispone la policía política federal estadounidense.
Ante el fracaso de sus habituales métodos de intimidación, los investigadores llevaron a los cinco al Federal Detention Center de Miami, en el centro de la ciudad, para ubicarlos inmediatamente en las celdas especiales de confinamiento del piso 13, en detención solitaria absoluta.
Derechos del detenido, normas de detención y presunción de inocencia, todos los principios de la justicia más elemental fueron ignorados en contra de los cinco, todos sin el más mínimo antecedente judicial en ese país.
El 14 de septiembre, 48 horas después de su arresto, sin haber podido tener acceso a condiciones elementales de higiene, los detenidos fueron fotografiados. Las fotos fueron entregadas a la prensa con el propósito obvio de presentar al público "la imagen de peligrosos criminales".
Quince días más tarde, sin motivo ninguno, los cinco detenidos son conducidos a las celdas de castigo del Special Housing Unit, un eufemismo para la sección de castigo llamada el "Hueco" donde permanecieron encerrados, en condiciones infrahumanas, durante los siguientes 17 (diecisiete) meses.
Las condiciones de detención, de extrema severidad, fueron concebidas por el sistema penal norteamericano para presos recalcitrantes: 23 horas del día de reclusión en la celda con una sola hora diaria de "salida", de lunes a viernes: los sábado y domingo, los cinco pasaban las 24 horas en la celda.
La descripción de las celdas en el "hueco" del FDC de Miami lo dice todo: con menos de 3 metros de largo por 2 de ancho, piso de cemento mal acabado, cama de metal, colcha, meseta y asiento de concreto, sin respaldo, inodoro metálico, lavamanos metálico, una plancha de metal rectangular que sirve de espejo, un pequeño baño interior con ducha metálica donde abunda el moho y la humedad.
Allí estuvieron hasta el 3 de febrero del 2000. Según el reglamento, el tiempo máximo para mantener a un detenido en estas condiciones es de 60 días... en los casos de indisciplina caracterizada con graves actos de violencia.
Mientras tanto, en su jaula "especial", los detenidos tienen que moverse esposados, con las manos a las espaldas y las visitas con sus abogados se realizan separados por un espeso cristal que hace imposible revisar documentos y dificulta al máximo la preparación del proceso legal.
En una carta fechada del 10 de marzo de 1999 y dirigida a la fiscal Caroline Heck-Miller, el abogado de Fernando le reitera las pésimas condiciones de confinamiento e insiste en denunciar que "el acusado come, se baña, hace sus necesidades en la celda, no habla con nadie excepto con su abogado subscrito, o con un guardia ocasional; no ha salido de su celda por más de 45 minutos desde su arresto, excepto cuando fue llevado a la Corte".
El 3 de mayo de 1999, ocurre una escena particularmente cruel: René González, esposado y encadenado a una silla y bajo la vigilancia de dos agentes del FBI, recibe la visita de su pequeña hija Ivette.
El 16, ante el rechazo de René a la propuesta de colaboración con el gobierno norteamericano, el FBI de Pesquera detiene a su esposa y la somete a un proceso de deportación. Un acto más de chantaje que se concluirá el 21 de noviembre del 2000 cuando es deportada a Cuba después de haber sido sometida a un penoso proceso de inmigración.
El 26 de junio del 2001, después del veredicto, los cinco son conducidos nuevamente al "hueco" en represalia por la redacción de un comunicado al pueblo norteamericano, y coincidiendo con la visita del Fiscal General en Miami.
Son despojados de todas sus pertenencias personales, incluyendo cartas, fotos, poemas, una máquina de escribir, y hasta el más pequeño pedazo de lápiz. Las cartas de protesta de los abogados terminan en el cesto de basura de Caroline Heck Miller.
El 28 de junio, un funcionario federal visita a Gerardo Hernández y le dice que la medida de regresarlos al "hueco" ha sido aplicada por "cuestiones de seguridad", bajo la consideración de que, con la publicidad dada al proceso judicial, podrían "tener problemas" con el resto de la población penal. Pretexto totalmente absurdo que nunca se demostró, de ninguna forma, en los contactos que los cinco tuvieron con otros detenidos a lo largo de sus casi cinco años de encarcelamiento.
El 12 de julio, Pesquera participa sin que nadie vea o denuncie lo grotesco de tal situación en un agasajo ofrecido por la Fundación Nacional Cubano-Americana a los directivos del FBI que estuvieron involucrados en el caso de los cinco.
El 13 y 14 de agosto salen del "hueco" y se designa a los cinco nuevas celdas en pisos y en alas diferentes del FDC, separándoles en un nuevo intento por quebrar su moral. Antonio es ubicado en el ala Este del piso 11; Ramón, en el piso 10, ala Oeste; Fernando, en la celda del ala Este del piso 9;
René en el ala Este del piso 8, y Gerardo en el piso 7.
El 5 de diciembre, a unas horas de las vistas de sentencia, casi tres años después del arresto de los cinco, las madres de Gerardo, Fernando, Antonio y René reciben visas para viajar a EE.UU., pero la visa de Elizabeth, esposa de Ramón, es demorada sin explicaciones. Después de recibir sentencias que violan toda jurisprudencia, los cinco siguen siendo objeto de persecuciones de parte de las autoridades carcelarias, inspiradas por el FBI, la Fiscalía y la propia Casa Blanca.
El 5 de febrero del 2002, se sabe por un cable de la agencia francesa AFP que, según declaraciones de Patricia Ward, portavoz del FDC de Miami, los cinco serían trasladados a cinco cárceles distintas en cinco lugares, lejísimos los unos de los otros.
Gerardo irá a Lompoc, California; Ramón a Beaumont, Texas; Antonio a Florence, Colorado; René a Loretto, Pennsylvania, y Fernando a Waseca, Minnesota.
Después de estancias iniciales en los varios "huecos" de sus respectivos centros de detención, siguen resistiendo, adaptándose a las distintas condiciones de encarcelamiento, luchando para mantener comunicaciones, tanto con sus respectivas familias, sus defensores y la representación cubana en Washington, con todas las dificultades que provocan las enormes distancias.
El 28 de febrero del 2003, mientras preparan su apelación ante la corte de Atlanta, Gerardo, Ramón y René son enviados a celdas de castigo en confinamiento solitario, totalmente incomunicados, sin acceso ninguno ni a sus familiares ni a sus abogados, a escasos días de la presentación de su informe de apelación.
Días después, Fernando y Antonio son también bajados al "hueco", totalmente incomunicados, incluso de sus abogados.
El 5 de marzo del 2003, se conoce por parte de funcionarios de la prisión de Lompoc que en el caso de Gerardo las visitas de sus abogados o de los cónsules deben previamente ser comunicadas a Caroline Heck Miller, de la Fiscalía de Miami, o con un oficial del FBI del área de Los Ángeles.
¿Quién dio la directiva de secuestrar a Los Cinco en los "huecos" de su respectivas cárceles, repentinamente, a unas pocas semanas de la presentación de sus apelaciones cuando, más que nunca, tenían que consultar con sus abogados? "La orden vino de Washington", reveló el abogado norteamericano Leonard Weinglass, en conferencia de prensa en La Habana.
"No sabemos, desde afuera, cuáles son las discusiones internas contestó Weinglass, pero cuando castigaron injustamente a Los Cinco poniéndolos en el hueco, las autoridades carcelarias vinieron a verme y me dijeron: 'Nosotros no queríamos esto
No han hecho nada malo
La orden vino de Washington'. Esto es lo que sabemos."
El 12 de marzo del 2003, los abogados presentan ante el Tribunal Federal del Distrito Sur de la Florida una moción urgente para que se ponga fin inmediatamente al confinamiento en solitario impuesto arbitrariamente contra sus clientes.
La Moción subraya que la medida impuesta contra los acusados les impide toda comunicación con sus abogados defensores, incluso mediante el teléfono, y fue tomada por el Gobierno con plena conciencia de que esa comunicación es indispensable para preparar los documentos de apelación, que claramente obstruye el proceso legal, desconoce los derechos de los acusados y sus defensores y viola la Constitución de Estados Unidos.
El 14 de marzo, la fiscal Caroline Heck Miller afirma al abogado Leonard Weinglass que el Fiscal General ha autorizado lo que llama Medidas Administrativas Especiales el 24 de febrero, en contra de Los Cinco, y que estas estarían en vigor por un año, pudiendo ser extendidas por un período adicional.
Sin embargo, el 28 de marzo, las autoridades norteamericanas restablecieron de nuevo a los cubanos en la población penal, sin
explicar las razones de estas medidas especiales.
La manipulación de las solicitudes de visas y de las visitas de familiares constituye uno de los instrumentos más crueles usados por el Departamento de Estado para acabar con la resistencia de los cinco cubanos.
Adriana Pérez y Olga Salanueva, esposas de Gerardo Hernández Nordelo y René González respectivamente, nunca han sido autorizadas a visitar a sus maridos desde ya numerosos años, en violación de todos los instrumentos internacionales de derechos humanos, y de la propia legislación norteamericana.
El 29 marzo del 2002, Olga Salanueva recibió una visa para visitar a su marido René Gonzalez. El 23 de abril, la visa está revocada bajo pretexto que Olga pueda ser "vinculada a actividades terroristas" cuando se detiene a su marido por haber infiltrado grupos predicando el terrorismo.
El 25 de julio del 2002, la esposa de Gerardo, Adriana, fue retenida por más de 10 horas en el aeropuerto de Houston, cuando viajaba, con visa, para visitar a su esposo; los esbirros del FBI la interrogan intensamente, le toman las huellas dactilares y la expulsan. Nunca más será autorizada a viajar a los Estados Unidos.
A partir de junio de 2003, se elimina progresivamente la posibilidad de que los funcionarios consulares cubanos acompañen a los familiares de los Cinco durante sus visitas a las distintas prisiones. Se impone luego la condición que los diplomáticos no pueden permanecer durante los fines de semana con los familiares y que tenían que regresar a Washington.
Desde unos meses, en absoluta violación de la Convención de Viena, las visitas consulares sólo son autorizadas una vez por trimestre por decisión del Departamento de Estado que sigue multiplicando las trabas a las solicitudes de visas de parte de los familiares que se autorizan después de largos meses de tramites y de plazos impuestos deliberadamente por el Departamento de Estado.
Olga y Adriana se han visto ordenadas de no solicitar otra visa antes de un año. La pequeña Ivette, de seis años de edad, no ha visto su padre desde casi seis años.
XVI
CANDIDATO A LA JEFATURA DE LA POLICÍA DE MIAMI
La escena parece ser extraída de una película de tercera categoría: Héctor Pesquera, en el papel del "incorruptible" Jefe del FBI de South Florida, realizando una visita amistosa al Jefe de la Policía de Miami, en compañía de Camilo Padreda, el crápula número uno de la especulación inmobiliaria miamense, amigo de todos los mafiosos particularmente cuando son republicanos y narcotraficantes el hombre que Raúl Martínez, el alcalde de Hialeah, califica públicamente de "saco de basura".
Quien la describe es un reportero del Miami New Times, la publicación miamense más creíble, cuyas investigaciones hacen temblar a cada personaje de la oligarquía local. Bajo el titulo Meet Camilo Padreda, dynamic businessman, faithful Republican, patron of law enforcement, convicted felon (Conozca a Camilo Padreda, dinámico negociante, patrocinador de la policía, criminal con antecedentes), el reportero Tristram Korten cuenta cómo Padreda acaba de perder su mejor contacto en la policía local, con la renuncia forzada de su gran amigo, el jefe Raúl Martínez (sin lazo de parentesco con su homónimo) y menciona, en medio de este amplio retrato del personaje, la linda amistad que une al bandido-negociante con el Jefe de la Policía federal.
Para entender lo sabroso de esta historia policíaca descomunal, por lo menos fuera de Hollywood, hay que saber quién es Camilo Padreda.
Aquí, en unos párrafos, su edificante currículum.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, Camilo Padreda, quien desempeñaba activamente su labor de agente de la policía del dictador Fulgencio Batista, como miembro del Buró de Represión de Actividades Comunistas (el siniestro BRAC, criatura de la CIA de Allan Dulles), huye a Florida.
Ahí se convierte en especulador profesional del mercado financiero e inmobiliario y pronto aprende que las mejores oportunidades se consiguen al lado de los políticos corruptos.
Al final de los años 70, Padreda se hace socio de Guillermo Hernández Cartaya, un veterano de Bahía de Cochinos, en el Jefferson Savings & Loan de Texas.Hernández Cartaya, fundador de World Financial Services, se "distinguió" entonces por su eficiencia en el lavado del dinero del narcotráfico y en el financiamiento del CORU, coalición terrorista creada por Orlando Bosch, bajo órdenes de George Bush. En 1982, Padreda y Hernández Cartaya son acusados por un jurado federal del robo de más de 500 000 dólares del Jefferson S&L, de lavado de dinero y tráfico de drogas y armas.
Milagro: la CIA interviene en el caso y éste
se convierte en simple cargo de evasión fiscal. El procurador encargado de aquella causa, Jerome Sanford, se escandalizó tanto que exigió oficialmente de la CIA todos los documentos vinculados al asunto. La CIA se lo niega rotundamente.
En el año 1985, Camilo Padreda se "recicla" vinculándose a Miguel Recarey, presidente de la International Medical Centers (IMC). Recarey tiene la particularidad de andar Miami con una ametralladora de nueve milímetros y vive en una mansión convertida en un arsenal repleto de AR-15 y de Uzi, y con ventanas a prueba de balas y de acero.Este próspero financiero cubano-americano tiene el respaldo del mafioso Santos Traficante, ex rey de la mafia habanera con Meyer Lansky.
El IMC es entonces la empresa del mundo de la salud comercializada de más rápido crecimiento en todo el país y recibe de Medicare más de 30 millones de dólares al mes.
Padreda consigue que el IMC instale su sede central en uno de sus inmuebles, construido con fondos del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD), agencia federal corrupta por encima de las normas.
En 1989, "explota" su conexión con el HUD y Padreda se ve obligado a declararse culpable de haber defraudado a aquel Departamento por varios millones de dólares.
Recarey, por su parte, abandonó el país. Este amigo íntimo de Jeb Bush y de Camilo Padreda sigue hoy entre los prófugos más buscados por el FBI, por el fraude más espectacular que nunca sufrió el Medicare.
Cuando el periodista del Miami New Times interroga a Padreda acerca de Héctor Pesquera, éste contesta simplemente que el Jefe del FBI de South Florida "is a good friend" ("es un buen amigo").
Pesquera será más prudente. Cuando se le solicita, se negará a otorgar una entrevista al reportero. Simplemente. Sin dar explicaciones.
Pero uno no debe sorprenderse de una amistad tan tierna: Paul Phillip, el predecesor de Pesquera, era también un "muy buen amigo", precisa Padreda, quien no hay duda es el amigo de todos: aparecen luego en la lista de sus "amistades" el Jefe local de la Drug Enforcement Agency (la DEA, Agencia antidroga) y "Raúl", el ex jefe del Departamento de Policía. ¡Estamos en Miami!
Bueno, nadie es perfecto: Padreda tiene también enemigos. El alcalde de Hialeah, por ejemplo, Raúl Martínez, que bastante sufrió cuando, diez años atrás, en otro caso de corrupción, Padreda admitió haber llevado a cabo esquemas de soborno y extorsión y afirmó haberle pagado una generosa "comisión".
"Camilo es nada más que un saco de basura afirma el político. No puedo entender cómo alguien vinculado a la aplicación de la ley pueda tener algo que ver con él".
Lo cierto es que aquel "saco de basura" llegó a tener un verdadero poder personal en el Departamento de Policía al llegar Raúl Martínez (¡el otro!) al puesto de Jefe. "La broma era que él dirigía el Departamento. La verdad es que no era una broma", comentó un oficial al reportero de Miami New Times.
De hecho "la broma" llegó hasta el punto donde Martínez encargó a Padreda la organización del "Congreso Hemisférico de los Jefes de Policía", que tuvo lugar en Miami en octubre del 2000.
Así es como Padreda aparece en la oficina del Jefe de Policía donde ya se encuentra Maurice Ferré, entonces candidato a la alcaldía, quien ya había anunciado que deseaba, si fuera electo, designar un nuevo Jefe del controvertido departamento. Cuenta Ferré que Padreda explicó esta extraña visita de la siguiente forma: "Mira, Pesquera y yo somos los mejores amigos y por eso yo lo he traído aquí para visitar al Jefe".
Según el Miami New Times, se comentaba en aquel momento, en los pasillos del departamento, que Pesquera contemplaba la posibilidad de presentar su candidatura al puesto de Martínez.
Ante el sentido particular de la ética, el concepto de la justicia, las frecuentaciones extrañas, las amistades eclécticas y el conjunto del elocuente historial de Héctor Pesquera, uno no tiene otro remedio que hacerse, acerca del "Agente Especial", esta pregunta algo ingenua: ¿Acaso el responsable del espectacular arresto de Los Cinco "espías cubanos", y luego de su juicio trucado, será simplemente un policía corrupto al servicio del terrorismo cubano-americano?
La salida de Pesquera del FBI, en diciembre 2003, fue seguida por otra fiesta mafiosa: una cena de despedida a la que asistieron "más de 200 personas", según la prensa miamense. La lista de aquellas amistades nunca se publicó.
XVII
POSADA Y EL FBI
En 1992, el FBI dejó en libertad a Luís Posada Carriles cuando se encontró reunido con dos de sus investigadores en la representación diplomática norteamericana en Honduras, a pesar de que era un connotado terrorista internacional, fichado como tal por los propios servicios estadounidenses, y autor de varios intentos de asesinatos contra el presidente de Cuba. Y cuando era evidente, con tales antecedentes, que iba de nuevo a tratar de atentar contra la vida del Jefe de la Revolución Cubana.
Cuando el FBI, por el intermedio de la Embajada norteamericana en Panamá, ha entregado a la justicia istmeña el expediente de los antecedentes de Luis Posada Carriles, el más potente cuerpo policiaco del imperio se quedó con la memoria en blanco. En este minúsculo historial de las actividades criminales del terrorista internacional, no insertó ni una sola línea sobre un encuentro que tuvo lugar el 7 de febrero de 1992, desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde, en el local número 426 de la Embajada norteamericana de Tegucigalpa.
Este día, dos agentes del cuerpo de policía federal norteamericano han interrogado y escuchado a Posada, con una infinita paciencia, este hombre expresándose con mucha dificultad, resultado del atentado que había sufrido, el 26 de febrero de 1990 en Guatemala cuando fue atacado por desconocidos en plena calle. Dos tiros lo alcanzaron entonces mientras andaba en su Suzuki de color negro, uno de ellos impactándole en la mandíbula y seccionándole la lengua. Posada actuaba entonces de ayudante de seguridad del presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo, un trabajo mercenario que había realizado en otras oportunidades en El Salvador y en Venezuela, antes de ser encarcelado durante varios años en este último país por el derribo de un avión de Cubana de Aviación ocurrido en 1976.
Una investigación publicada en 1996 por el investigador norteamericano Robert Parry un reportero disidente con Associated Press, Newsweek y la cadena televisiva PBS cuatro años antes del arresto de Luis Posada Carriles y de sus cómplices en el intento de magnicidio de Panamá, revelaba por primera vez, gracias a documentos desclasificados, cómo Posada entonces ofreció a los dos especialistas del FBI varios elementos nuevos sobre su participación en la enorme operación de tráfico de drogas y de armas que había realizado bajo las órdenes del Coronel Oliver North y de sus jefes de la Casa Blanca.
Las revelaciones de Parry toman hoy día un particular significado.
Aunque se negó a admitir su participación personal a toda una serie de actos terroristas con los cuales está vinculado y que no interesaban realmente a los investigadores sí habló de su trabajo clandestino al servicio de la Administración Reagan-Bush, el verdadero propósito de la entrevista policíaca.
Explicó en cuáles circunstancias fue reclutado de Jefe de Logística de la maquinaria diabólica con la cual Félix Rodríguez Mendigutía cumplía con los órdenes del Coronel Olver North para proveer con armas a la contrarrevolución nicaragüense. Todo esto con un financiamiento obtenido a través de operaciones sumamente ilegales y en violación de una interdicción explícita del Congreso de Estados Unidos.
Durante todo este período, el viejo colaborador de la CIA dirigió, desde el aeropuerto salvadoreño de Ilopango, las maniobras de una flota de avionetas, pagando a las tripulaciones con bolsas de dinero cash llegados de Miami, y vigiló el almacenamiento secreto de armas y de drogas.
El 5 de octubre de 1986, cuando una de las avionetas de Posada, piloteada por Eugene Hasenfus, es derribada y que la operación clandestina es revelada al público norteamericano, Posada será el quien se encargará de hacer desaparecer todas las huellas de la gigantesca conspira.
Un agente de la Drug Enforcement Agency (DEA), Celerino Castillo, explicará más tarde ante el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que sus informantes vieron en la base de Ilopango almacenes de drogas, además de armas y dinero. También explicó cómo se dieron cuenta que muchos de los pilotos de la Contra nicaragüense, beneficiarios de la operación clandestina, estaban fichados como narcotraficantes en los dossier de la DEA. "Descubrí que otras agencias se acostaban con el enemigo", comentó luego Castillo en una entrevista con el Dallas Morning News, refiriéndose a la CIA.
Supo finalmente, que agentes salvadoreños anti-drogas irrumpieron en Ilopango... después del trabajo de 'esterilización' desarrollado por Posada.
El informe de 31 páginas de la entrevista fue estampillado 'SECRETO' y archivado con los demás documentos de la investigación oficial sobre el mal llamado escándalo 'Irán-Contra', dirigida por el Fiscal Lawrence Walsh.
A Walsh, no le interesó ordenar que acusaciones sean llevadas a la atención de los tribunales contra este viejo amigo de la CIA, Luis Posada Carriles.
Tampoco creyó importante revelar a sus compatriotas el contenido de las confesiones de Posada que enseñaban cómo la Casa Blanca y más precisamente George Bush padre había orientado y alentado actividades criminales de tal envergadura.
En esta larga confesión al FBI, de la cual Parry reveló la existencia, Posada cuenta cómo fue reclutado por Rafael "Chi Chi" Quintero, otro cubanoamericano utilizado por la CIA y vinculado directamente al Teniente General de Aviación retirado Richard Secord quien asistía al Coronel North.
El terrorista explicó cómo Quintero le pagaba 3 000 dólares al mes además de reembolsar todos sus gastos y proveerlo con falsos documentos de identidad a nombre de Ramón Medina.
Contó que mientras dirigía las operaciones secretas de la base de Ilopango, disponía de un aparato conocido como KL-43 para sus comunicaciones en clave con el Jefe de la base CIA de Costa Rica y con otros oficiales norteamericanos involucrados en este proyecto.
A los investigadores del FBI, Posada revela que Rodríguez llamaba constantemente a Donald Gregg, de la oficina del vicepresidente Bush. Dijo haber estado muy al tanto de este hecho por la sencilla razón que ¡él personalmente pagaba las cuentas de teléfono!
George Bush padre siempre negó que su oficina fue involucrada en aquellas operaciones criminales... cuando se sabe que fue el propio Gregg, su ayudante, quien encargó a Félix Rodríguez de la operación secreta de El Salvador.
Gregg y Rodríguez dos viejos socios desde la guerra de Vietnam siempre negaron haber conversado de las operaciones ilegales aunque confiesan que estaban constantemente en contacto durante este período.
En 1988, una comisión del Senado, dirigida por el senador John Kerry (el actual candidato a la convención demócrata) investiga la escandalosa operación de tráfico de drogas y de armas involucrando a Oliver North, Donald Gregg, John Poindexter, Elliott Abrams, Otto Reich (el Rey del Engaño), Richard Armitage, John Negroponte, Mitch Daniels y demás cómplices de George Bush en la guerra imperial contra Nicaragua. Varios de ellos integran hoy la Administración de George W. Bush.
Los documentos obtenidos por Robert Parry revelaron cómo Posada confesó que, en octubre de 1986, cuando el Cessna de Eugene Hassenfus es derribado, alertó urgentemente a la Casa Blanca a través de Félix Rodríguez Mendigutía quien se encontraba en su casa de Miami. Luego fue directamente a avisar al personal de sus almacenes.
Según sus confesiones al FBI, el terrorista prófugo también se comunicó directamente con el Coronel James Steele, el jefe militar norteamericano de más alto rango en El Salvador quien corrió a reunirse con él en Ilopango para estar informado de cada detalle sobre el plan de vuelo del piloto capturado y las medidas que se debía tomar.
Luego Posada llamó a Luis Rodríguez, un cubanoamericano vinculado de cerca a la Contra y quien, un año más tarde, será inculpado por la DEA como narcotraficante.
Según Posada, en este momento llegaron a El Salvador Rafael Quintero y Robert Dutton, este último siendo otro personaje clave de la operación. Dutton afirmó entonces a Posada que el FBI se había enterado de su participación en el criminal tráfico y que agentes lo buscaban para interrogarlo.
Contó Posada que el Procurador General Edwin Meese intervino entonces para interrumpir la investigación policíaca, invocando razones de seguridad nacional.
Lo que dio a Posada y a sus cómplices todo el tiempo necesario para hacer desaparecer las evidencias.
"Dutton y Quintero abandonaron rápidamente El Salvador", dice textualmente el documento del FBI obtenido por Parry en 1996.
"Posada fue dejado solo para limpiar todo el reguero durante el período post-Hasenfus. Posada tuvo que mover todos los equipos fuera de las casas y cerrarlas. Posada tuvo que sacar todo el personal norteamericano del país, hacer desaparecer sus armas personales, sus equipos de comunicaciones, cerrar los contratos de alquiler, pagar todas las cuentas y resolver todo lo demás".
Mientras Posada se escondía en Zabadú, un centro turístico salvadoreño, en Nicaragua, Hasenfus revelaba como un tal Ramón Medina (Posada) dirigía las operaciones secretas de la Contra en la base de Ilopango.
En El Salvador, la tolerancia hacia las operaciones norteamericanas ilegales era aparentemente tal que el Presidente Napoleón Duarte pronto contrató al terrorista narcotraficante de 'Asesor de Seguridad Especial'.
En 1992, cuando Robert Parry publicó los resultados de su reveladora investigación, Posada seguía conspirando libremente en este país.
Según fuentes gubernamentales de El Salvador, Posada obtiene precisamente en este período un nuevo pasaporte, perfectamente falso, a nombre de Ramón Medina Rodríguez, retomando la identidad conseguida para él por Rodríguez.
Ese pasaporte, llevando el número 1-07-0005777 y emitido en el mismo municipio de Ilopango, tiene registradas 16 entradas y salidas entre El Salvador, Centro América, México y (¡cuidado!) Los Ángeles (Estados Unidos).
La trayectoria de Posada Carriles, después de su entrevista con el FBI que no juzgó necesario arrestarlo e inculparlo, incluye la criminal conspiración para provocar explosiones en instalaciones turísticas cubanas en el verano de 1997, con la muerte del joven turista italiano Fabio di Celmo, e intentos de asesinato del Presidente de Cuba en Colombia, Venezuela y Panamá donde fue finalmente arrestado cuando iba a provocar una catastrófica explosión que hubiera matado a varios miles de personas.
Estas actividades fueron luego vinculadas por las autoridades cubanas no sólo con la CIA sino también con el Grupo Paramilitar de la Fundación Nacional Cubano Americana cuyos miembros entre los cuales Luis Zuñiga Rey y Roberto Martín Pérez lideran hoy el Consejo para la Libertad de Cuba, en Miami.
El 10 de octubre del 2003, en el Rose Garden de la Casa Blanca, el presidente George W. Bush abrasaba públicamente y con efusión a Luis Zúñiga Rey bajo la mirada maravillada de Ninoska Lucrecia Pérez-Castellón, esposa de Roberto Martín Pérez.
Cuenta el investigador Robert Parry que este 7 de febrero de 1992, al final de la tarde, Posada se despidió de sus interlocutores del FBI y abandonó la sede diplomática norteamericana con toda libertad... a pesar de ser un terrorista internacional muy conocido, fichado como tal por el propio FBI, 'héroe' de los círculos más extremistas de Miami, prófugo de la justicia venezolana y narcotraficante confeso.
Posada Carriles es uno de los miembros más viejos, experimentados y de mayor actividad de la CIA y ésta le ha sido leal durante toda su vida.
¿Quién se sorprenderá entonces de que el FBI se haya 'olvidado' y sigue olvidándose en sus comunicaciones con las autoridades judiciales de Panamá de aquella reunión de Tegucigalpa?
¿Y quién también se sorprenderá de que este mismo FBI, en 1998, arrestara a cinco cubanos infiltrados en grupos terroristas de Miami vinculados a las actividades criminales de Posada?
XVIII
"¡Están contra las cuerdas!"
"¡Están contra las cuerdas!" Esa frase la pronunció espontáneamente el abogado Paul McKenna al salir del tribunal de Miami, donde se había concluido minutos antes la vista oral en esta ciudad del caso de los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros del Imperio, el 12 de marzo del 2003,
La fiscal Caroline Heck-Miller se había viisto en una situación embarazosa frente a varias de las preguntas de los magistrados de la Corte de Apelación del Undécimo Circuito de Atlanta. Algunas no esperaba enfrentarlas, por lo menos de la forma en que le fueron formuladas:
¿Dónde está la referencia a que él (Gerardo Hernández) sabía que iba a ocurrir el derribo de los aviones, en lugar de alguna otra defensa (de parte de Cuba) de su soberanía?, le preguntó el juez Birch, al referirse a la participación de Gerardo en el incidente de los Cessna piratas sobre aguas jurisdiccionales cubanas.
Escondiendo difícilmente su nerviosidad, Heck-Miller trató de dar explicaciones, en las cuales empleó varios de los escasos minutos de que disponía.
Si el cargo de asesinato está retirado, ¿qué queda contra Hernández?, preguntó más tarde el juez Birch, lo cual hizo pensar a los observadores presentes que se inclinaba a dudar de la validez del famoso cargo 3 que le valió al Héroe la más desproporcionada de todas las sentencias pronunciadas en contra de los Cinco.
Mediante un alegato algo desubicado, Heck-Miller llegó hasta insinuar que el derribo de las avionetas era una estrategia de Cuba para emprender una "campaña de propaganda" contra Estados Unidos. Una reflexión bien propia del ámbito miamense que no dejó de sorprender a más de una persona en el público.
Anteriormente, el mismo juez había preguntado de repente a la abogada, la cual "navegaba" en una argumentación algo alejada al tema discutido: ¿Y cuál es la vinculación de todo esto con un "asesinato"?
Una situación similar se produjo cuando la misma representante del Gobierno norteamericano trató laboriosamente de replicar al abogado de Antonio, Leonard Weinglass, quien presentó los argumentos de la defensa sobre el tema del cambio de sede, apoyándose en la jurisprudencia.
El letrado subrayó hasta qué punto la negación de un cambio de sede por la jueza Lenard fue inexplicable, ya que más tarde se contradijo por la propia Fiscalía en el caso de un funcionario de los servicios de Inmigración en Miami, de apellido Ramírez, quien presentó una demanda contra el Gobierno con la acusación de haber sido discriminado por ser cubano.
La Fiscalía, en ese caso, solicitó un cambio de sede debido a que en Miami no se podía juzgar a un cubano porque el ambiente era desfavorable.
Con cierta desesperación, tratando de defender su posición, la abogada hizo varias referencias al caso de Elián González y al "sensacionalismo" de la prensa, del cual se beneficiaba Ramírez, dando de hecho la razón a los defensores de los Cinco quienes, precisamente, propusieron que el juicio fuera ventilado en otra ciudad por considerar que no se podía encontrar imparcialidad en un Miami dominado por extremistas.
Uno de los defensores, Joaquín Méndez, subrayó que los perjuicios encontrados en Miami en el curso de los procedimientos no se manifestaron sólo en la selección del jurado, sino también cuando el cabecilla José Basulto, con pasado terrorista, calificó públicamente a un letrado defensor de "espía comunista", lo que equivale a una amenaza de muerte en esta ciudad.
En otra ocasión, relató, individuos desconocidos aparecieron en la sala de la audiencia con uniformes de los que usan grupos paramilitares.
El tema de la conspiración por espionaje apenas fue mencionado en esta vista oral que tuvo lugar ante los jueces Birch, Kravich y Oakes, en una vasta sala, con paredes de madera preciosa y grandes luminarias de estilo romano, donde unas cincuenta personas ocupaban seis grandes bancos y unas sillas.
"¡No tenían varias de las respuestas que la Corte solicitaba!", comentó Paul McKenna al llegar a la acera en las afueras, donde representantes de la prensa esperaban a los defensores. "Pienso que estamos en vía de obtener justicia para los cinco muchachos".
"La propia Constitución de Estados Unidos está del lado de los Cinco", valoró por su parte Edith Flamand, de la Red de Abogados Progresistas de Bélgica, mientras el abogado italiano Fabio Marcelli, de la Asociación Internacional de Abogados Democráticos, reclamó independencia de la justicia ante las maniobras constantes del poder ejecutivo norteamericano y denunció las "contradicciones flagrantes" en las pretensiones de la fiscalía en cuanto al cambio de sede.
"No hay pruebas suficientes para sostener los cargos", señaló por su parte Everhard Schultz, de la Liga de Derechos Humanos, quien también representaba a la Asociación de Abogados de Berlín, adonde próximamente viajará el abogado Weinglass para llevar a la capital de Alemania la causa de los antiterroristas cubanos.
A nombre de la National Lawyers Guild de Estados Unidos, el jurista Ian D. Thompson, de Los Ángeles, justificó ante la prensa el gran interés de esta organización desde que se realizó un amplio análisis de este caso de injusticia flagrante.
La noche anterior, el martes, el grupo de juristas se había reunido con numerosos cubano-americanos en la sala de la Alianza Martiana, una organización que congrega varias organizaciones miamenses que reclaman el respeto a la soberanía de Cuba y la normalización de las relaciones entre la Isla y Estados Unidos. En esta oportunidad, el periodista Max Lesnik lanzó un vibrante llamamiento a que se ponga fin al terrorismo miamense y saludó el inmenso valor de los Cinco en esa lucha.
"Lo que fueron a defender no es solo a Cuba que es su Patria, que es la nuestra. Fueron a defender también a los Estados Unidos", reclamó Max y denunció "la actitud incomprensible, soberbia y arrogante de una dirección política miope que no entiende cómo llevarse bien con el mundo".
XIX
CONFESIONES DE
UN POLICÍA CORRUPTO
Días después del arresto de los cinco antiterroristas cubanos, durante una conferencia de prensa, Héctor Pesquera, reconocerá una primera vez que esta detención había generado contradicciones entre algunos directivos. Agregó entonces que este caso "nunca habría llegado a las cortes" si él no hubiera instado "directamente a Louis Freeh", el entonces Jefe del FBI.
Unos días antes de jubilarse, en diciembre del 2003, en una entrevista otorgada al reportero Larry Lebowitz, del Miami Herald Pesquera reitera esa afirmación pero esa vez citando discusiones que tuvo con la Fiscal General, Janet Reno para arrestar a los cubanos.
"Otros en el Departamento de Justicia no querían tocar esto", recordó entonces Pesquera, añadiendo: "Todo estaba sobre la línea (de demarcación)".
El encuentro con Lebowitz tuvo lugar unos días antes del anuncio oficial de la jubilación del sulfuroso Special Agent.
"Pero tú lo haces porque piensas que estás recto. O por lo menos piensas que estás recto en este momento", añadió el policía de manera enigmática.
Nadie en la 'prensa libre' de Miami tuvo la iniciativa de preguntarle a Janet Reno su versión de los hechos. Cómo en menos de 10 días se dejó "persuadir" para tomar una decisión tan evidentemente equívoca que a nadie le interesaba "tocar esto".
Al principio del 2003, la asistente de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Condoleezza Rice, había revelado en una carta dirigida a un representante republicano de la Florida hablando a nombre del presidente norteamericano George W. Bush cómo la orden de arrestar a los patriotas cubanos infiltrados en grupos terroristas cubano-americanos de Miami fue dada por la Casa Blanca.
En una enumeración de una serie de medidas tomadas para complacer a dirigentes de la comunidad miamense, Rice mencionó cómo se "desbarató una red de espionaje cubana en los Estados Unidos". De manera característica, usó los mismos términos despectivos usados a propósito por la prensa anticubana de Miami, a 'sugerencia' de Pesquera cuando nunca se demostró espionaje alguno.
Interrogado entretanto sobre el mismo tema en el programa televisivo 'A mano limpia' del Canal 41 de Miami por el periodista dominicano Oscar Haza, Pesquera, visiblemente nervioso, hablando con una voz entrecortada, había tenido que recorrer a la mentira para encubrir su bochornosa actuación en ese autentico frame-up.
Ante las cámaras de televisión, sostuvo descaradamente que realizó los arrestos con el propósito de acusar a los cinco cubanos de "asesinato" en el caso de las avionetas derribadas cuando violaban el espacio aereo cubano.
Olvidandose que pasaron ocho meses antes de que aparecieran en el juicio los dichos cargos y esto después de una ruidosa campaña de prensa llevada a cabo por los cabecillas terroristas de Miami.
En la misma entrevista, el ex Jefe del FBI de Miami reconoció, abiertamente, que el caso de los Cinco no es un caso de espionaje, al contrario de todo lo que sostuvo, pretendió, repitió durante ahora más de cinco años.
"No es espionaje como tal de pasar documentos clasificados, etcetera, que lleva una penalidad seria, sino el espionaje favorito de Fidel
que esta pasando
están saliendo los aviones
no están saliendo los aviones
la mafia
esta persiguiendo", dijo extualmente en su español cojo.
¿Penetrar las organizaciones?, preguntó Haza.
¡Claro!, contestó Pesquera.
¿Para ver si hay un desembarco en Cuba por Nuevitas o por Caibarien?, añadió el periodista.
¡Ahí está!
Luego por poco identificó a su socio mafioso Camilo Padreda cómo informante del FBI. Y añadió que, como Jefe del FBI, tenía que mantener relaciones con 'líderes' de la comunidad.
Está el hijo de Mas Canosa, me llevo muy bien... Horacio García... una serie de personas de mucha importancia en la comunidad. Cuando tenemos algún tipo de situación, les presentamos la situación... Lo mismo paso cuando el arresto en San Juan de las personas con rifles de calibre 50...
Así que en el caso de La Esperanza, en Puerto Rico, Pesquera "presentó la situación" a la FNCA.
Y cuando se trata de identificar 'representantes' de la comunidad cubana de la Florida del sur, Pesquera designa al estafador Camilo Padreda. Luego, al Jefe de la terrorista Fundación Nacional Cubano Americana, Jorge Mas Santos, hijo del operativo CIA Jorge Mas Canosa, fundador de la terrorista FNCA
y a Horacio García.
Pero de repente, el 15 de enero 2005, el ex Jefe del FBI de Miami confesó que los cinco cubanos que encarceló NO tuvieron acceso a información de inteligencia alguna. Y lo hizo públicamente, en un diálogo con nada más y nada menos que los cabecillas terroristas Luis Zuñiga Rey y Horacio García, en las ondas de Radio Martí.
La increíble confidencia, hecha con un candor desarmante, Héctor Pesquera, el ex Jefe del FBI de South Florida y responsable principal del arresto de los Cinco, la hizo en el marco del tercer programa de una serie de cinco entrevistas titulada "En silencio ha tenido que ser", realizada para Tele Martí.
Aunque esa emisora tenga como únicos televidentes a sus propios productores, el sonido del programa fue difundido por Radio Martí el 15 de enero último a las 8 PM.
La declaración, increíble de parte del hombre que persiguió de manera obsesiva a esos cubanos a quien atribuyó viciosamente el calificativo de "espías", se hizo como respuesta a la siguiente pregunta de Zúñiga:
¿Usted cree que en algún momento estuvo en peligro la seguridad de los Estados Unidos o ellos tuvieron acceso a alguna información de inteligencia que pudiera ser valiosa a los enemigos de los Estados Unidos?
Y contestó Pesquera, textualmente:
NO, y lo explicó. Por ejemplo, en el caso de (Antonio) Guerrero se hizo un estudio retrospectivo de la información que había captado, pero que si hubiera podido tener no lo determinó así la investigación.
De manera evidente y el resto de la entrevista lo demuestra Pesquera hablaba en un ambiente de total confianza. Además de Zúñiga, un viejo conocido de los servicios que dirigió, se encontraba en compañía de otro socio "fuerte", Horacio García.
Esa serie de entrevistas contiene varias otras declaraciones interesantes de Pesquera que Zúñiga, servilmente, llama "Jefe de la Oficina del Buró Federal de Investigaciones" aunque tuvo que dejar ese puesto en diciembre del 2003.
El 22 de enero último, siempre en el marco de la misma serie difundida por la mal llamada Radio Martí, con García y Zúñiga, Pesquera hace otra confesión que permite comprobar cómo había llegado de Puerto Rico, con la orientación de proceder a cualquier costo contra el grupo de cubanos infiltrados en las organizaciones terroristas miamenses.
"Yo llegué aquí en mayo de este mismo año, del 98. Me ponen en conocimiento de lo que hay. Empezamos entonces a hacer hincapié de que esta investigación a los efectos de Inteligencia ya no debería mantenerse ahí. Y debería cambiar de rumbo e irse entonces a una investigación criminal," dice entonces Pesquera en las ondas.
Y luego, el inventor del caso de los Cinco también señala sus socios García y Zuñiga:
"Tuve muchísimos problemas para convencerlos e insistir en el Departamento de Justicia".
XX
El hombre que ordenó
LA MUERTE del Che
En junio del 2001, inmediatamente después del juicio, cuando Pesquera participa en un programa de la estación WAQI de Miami, con el locutor Armando Pérez Roura, quien promueve públicamente el terrorismo contra Cuba, tiene a su lado un personaje muy conocido de la fauna local: nada más y nada menos que Félix Ismael Rodriguez Mendigutía !
Es por cierto una de las más famosas crápulas que alberga Miami, la ciudad norteamericana que contiene, sin duda, más asesinos, esbirros, torturadores y criminales de cualquier índole, por metro cuadrado
En aquella retrograda metrópoli floridana, se cuenta cómo George Bush, el padre, entonces operativo de la CIA encargado de operaciones anticubanas, conoció a Félix Rodríguez Mendigutía, ex agente de la policía de Batista, mientras reclutaba a emigrados cubanos para conformar una tropa de matones y saboteadores.
Así fue como se reunió a individuos tales como: Luis Posada Carriles, Frank Sturgis, E. Howard Hunt, Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, Rafael Quintero, José Basulto, Herminio Díaz y Bernard Barker, que luego aparecieron vinculados a los trucos más sucios de los que conformaban ya la mafia miamense.
Sobrino de José Antonio "Toto" Mendigutía Silvera, Ministro de Obras Públicas y cercano colaborador del dictador cubano Fulgencio Batista, el joven Félix Rodríguez (más precisamente Félix Ismael Fernando José Rodríguez Mendiglutía), ex alumno de la La Habana Military Academy y agente del aparato represivo batistiano, tenía todas las características para sumarse a esta tropa de sicarios.
Pocos meses más tarde, a finales de 1960, la CIA le confía su primera misión. Llega a Cuba el 14 de febrero de 1961, con otros agentes, a bordo de una lancha rápida que los deja en una zona próxima a Arcos de Canasí, en los límites de las provincias de La Habana y Matanzas.
Desembarca con dos toneladas de equipos y explosivos que son descubiertos, pocos días después, por la Seguridad de Estado cubano, gracias a un agente infiltrado en la operación.
Félix Rodríguez también venía con instrucciones para la contrarrevolución interna para que, entre otras operaciones, se provocara la voladura del puente de Bacunayagua.
Llega el momento de la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos). Fracasa miserablemente, en menos de 72 horas. La Revolución Cubana no sólo aplasta entonces a la fuerza invasora sino que se capturan más de un millar de mercenarios.
Perseguido por la Seguridad del Estado, Rodríguez se esconde en casa de un contrarrevolucionario y contacta con un funcionario de la embajada española, agente de la CIA, quien organiza su salida del país a través de la embajada venezolana.
En 1963, Kennedy es asesinado. La implicación de varios conspiradores cubanos, incluyendo a Félix Rodríguez, Frank Sturgis, Herminio Díaz, Orlando Bosch, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll y, particularmente, Luis Posada Carriles, es considerada por varios investigadores del tema. Por otro lado, el papel de George Bush, Richard Nixon y de varios reyes del petróleo de Texas es también cuestionado.
George Bush estaba en Texas aquel día. Siempre dijo no recordarse con precisión de sus actividades. Tampoco Félix Rodríguez se recuerda. Sin embargo, años después, fue desclasificada una carta del Jefe del FBI, en la cual J. Edgar Hoover explicaba cómo un tal "Señor George Bush de la CIA" había informado acerca de la reacción de los círculos cubano-americanos de Miami después del asesinato.
A su regreso de Cuba, fue enviado a Nicaragua con un grupo de agentes que atacó el buque español Sierra de Aranzazu como represalia por las relaciones mantenidas por España con Cuba. El ataque terrorista crea tal escándalo que la CIA retira su tropa anti-cubana, supuestamente de élite.
Según su propio testimonio desclasificado, en junio de 1967, Félix Rodríguez recibe una llamada de un oficial de la CIA que se identifica como Larry S. quien le propone sumarse a una operación destinada a capturar al Che Guevara cuya presencia en Bolivia está confirmada. Rodríguez usará el nombre de "Félix Ramos Medina". Terminará con el apodo de "El Gato".
Viajará con otro mercenario cubano americano de apellido González, con el cual llega en La Paz, la capital boliviana, el 2 de agosto de 1967. Son recibidos por el oficial de caso, denominado Jim, y un oficial boliviano de inmigración. La estación CIA es dirigida por John Tilton. Otro cubano-americano, Gustavo Villoldo, se sumará pronto a Rodríguez y González.
El 31 de agosto, Rodríguez tiene una primera oportunidad de ejercer sus "talentos" en materia de interrogatorio. José Castillo Chávez, "Paco", un miembro de la tropa del Che cae preso. Rodríguez se desplaza por avión desde Santa Cruz hasta Vallegrande, acompañado por el Mayor Arnaldo Saucedo.
El 22 de septiembre, los guerrilleros toman el caserío de Alto Seco pero luego caen en una emboscada en la población de Jagüey donde mueren Coco Peredo, Manuel Hernández Osorio y Mario Gutiérrez Arcaya.
El 30 de septiembre, el Che y su grupo son ubicados en el sector de Valle Serrano.
El 8 de octubre, en los alrededores de las 3:30 de la tarde, el Che cae preso después de agotar sus municiones en un combate donde recibe una herida en la pierna. El enfrentamiento dejó muertos a tres guerrilleros y dos soldados.
A las 4:00 PM, es conducido frente a un capitán de apellido Prado quien ordena a su operador radio de avisar a Vallegrande de la captura.
IEl mensaje "Caída de Ramón confirmada" revela la noticia al Coronel Zenteno en Vallegrande quien, asombrado, exige una segunda confirmación y luego de obtenerla ordena el traslado del Che a La Higuera... justo antes de avisar a Félix Rodríguez, en Vallegrande, con otro mensaje en clave.
Según su versión de los eventos, Félix "Ramos" Rodríguez llega en helicóptero a La Higuera a las 6:15 de la mañana, el día 9, con Zenteno Anaya quien dejó en Vallegrande a su propio jefe de inteligencia, Saucedo Parada, por falta de espacio en el pequeño aparato. "El Gato" trae un potente radio y una cámara.
Observa al Che tendido en el suelo, los brazos atados en la espalda y sus pies amarrados y empieza a insultarlo con desprecio.
Luego, transmite con su radio un mensaje cifrado a la estación CIA más cercana para su retransmisión hacia el cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. Empezó a fotografiar sistemáticamente todos los documentos encontrados con el Che, incluso su diario, página por página.
Este mismo día, el dictador boliviano Barrientos recibe del embajador norteamericano Henderson la orden de muerte del Che. Félix Rodríguez recibe luego un mensaje cifrado dando el código establecido para la ejecución.
Según los documentos norteamericanos desclasificados, será el propio mercenario cubano americano que informará, una hora más tarde, al Coronel boliviano Zenteno de la decisión.
Según el joven soldado Eduardo Huerta Lorenzetti quien estaba de guardia en la escuelita donde yace el Guerrillero Heroico, el agente cubano-americano de la CIA entra repentinamente y zarandea al Che atado por los hombros para que hablara, lo hala bruscamente por la barba y le grita que lo va a matar.
Huerta trata de intervenir pero "El Gato" lo amenaza gritándole "¡Boliviano de mierda!".
Félix Rodríguez, alias Capitán Ramos, alias "El Gato", ordena entonces al Sargento Jaime Terán asesinar al Che.
Lo confesó a la revista española Cambio 16, edición del 18 de diciembre de 1998: "Salí y mandé a Terán que cumpliera la orden. Le dije que debía dispararle por debajo del cuello porque tenía que parecer muerto en combate".
Asustado, Terán no llega a disparar sobre el Guerrillero Heroico.
"El Gato" grita amenazas y le ordena terminantemente entrar de nuevo y cumplir con la orden.
Terán, finalmente, dispara.
Entonces, el agente de la CIA Félix Rodríguez imitando cobardemente a unos militares presentes, dispara hacia el cuerpo del Guerrillero Heroico.
En el hotel de Vallegrande, los agentes de la CIA, encabezados por Félix "El Gato" Rodríguez, y oficiales bolivianos, festejaron la muerte del Che.
Según los testigos, Félix Rodríguez abrió una botella de whisky y brindó a los presentes.
En las horas siguientes, "El Gato" también participó en la decisión de cortarle las manos al Che para su posterior identificación.
Terminada su bochornosa misión de sicario, Félix Rodríguez salió de Vallegrande para Santa Cruz, luego a Panamá y finalmente a Estados Unidos.
El 24 de febrero de 1969, Rodríguez obtiene la ciudadanía norteamericana.
La CIA lo manda a Saigón, en Vietnam, donde se dedica a torturar e interrogar a los prisioneros al lado de Ted Shackley, quien fuera Jefe de la gigantesca estación CIA JM/Wave de Miami, encargada de las operaciones contra Cuba.
Con extrema violencia, participa en el Programa Phoenix. Según William Colby, ex jefe de la CIA, esta operación de extrema represión dejó 26 369 muertos entre las 33 350 personas detenidas en los centros de interrogatorios norteamericanos.
Félix Rodríguez, integrando la empresa de cobertura Air América, trafica luego heroína desde Laos para la red norteamericana de Santos Traficante, el ex padrino habanero, al fin de influir en el conflicto laosiano ganándose el apoyo de tribus aisladas. La operación está dirigida por Donald Gregg, quien obedece a las orientaciones de Ted Shackley.
Entre 1972 y 1973, Félix Rodríguez es instructor del Ejército Argentino convocado por el entonces jefe del Cuerpo de Ejército I, general Tomás Sánchez de Bustamante, a quien conoció en Vietnam.
En 1974, Félix Rodríguez colabora con Orlando Bosch, Jefe de la famosa Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) que luego realizara un centenar de atentados en más de 25 países. Cumple entonces varias "misiones" en Uruguay, Brasil, Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. Actúa en América Central y ayuda a la fuga de Anastasio Somoza de Nicaragua.
Bush desinformara al Congreso acerca de la muerte de Orlando Letellier, ex ministro chileno y ex embajador de Chile en EE.UU., y de Ronni Moffit, militante de los derechos humanos, asesinados en pleno Washington por agentes de la dictadura de Pinochet y matones cubano-americanos "prestados" por los hermanos Guillermo y Ignacio Novo Sampoll, discípulos de Bosch, y también "socios" de Félix Rodríguez.
En 1976, Bush condecora a Rodríguez con la medalla Estrella al Valor.
En 1979, Rodríguez se vincula al comercio de las armas en América del Sur, en asociación con Ted Shackley, su jefe en Saigón.
En 1981 Reagan y Bush ocupan la Casa Blanca y Félix Rodríguez cumple varias misiones por cuenta de la CIA.
En 1982, el director de la CIA, William Casey, lanza la operación Black Eagle para "ampliar el papel de EE.UU. en América Central".
En agosto, el vicepresidente George Bush nombra a Donald Gregg (el de Laos) como Consejero para la Seguridad Nacional. Gregg manda a Félix Rodríguez en misiones de apoyo a la Contra nicaragüense.
Rodríguez organiza, con José Basulto (ese mismo cabecilla de Hermanos al Rescate) lo que luego se calificó de mayor desvío de fondos de seguro social de la historia de EE.UU. bajo el pretexto de organizar ilegalmente servicios hospitalarios para los mercenarios de la Contra nicaragüense.
En octubre 1984, Gerald Latchinian, vice-director de Giro Aviation, una empresa aérea de la CIA manejada por Félix Rodríguez, es arrestado y encarcelado por la importación de 10 millones de dólares de cocaína.
A finales de 1984, Donald Gregg presenta al coronel Oliver North, jefe de las operaciones en América central, a Félix Rodríguez. Rodríguez se entrevista directamente con Bush el 22 de enero de 1985.
A partir de este momento, en El Salvador, el ex miembro de la Operación 40 se encarga de coordinar las operaciones de transporte de enormes cantidades de cocaína desde Colombia hasta los Estados Unidos.
La CIA le ofrece, como principal ayudante, a su viejo socio, el archí-terrorista Luis Posada Carriles.
Un ex agente de la DEA (la agencia federal norteamericana anti-droga), Celerino Castillo III, contó más tarde ante el comité de inteligencia de la Cámara cómo sus informantes descubrieron en la base de Ilopango almacenes de drogas, armas y dinero. También cómo se dieron cuenta de que muchos de los pilotos de los Contras estaban fichados como narcotraficantes en los dossier de la DEA.
El 18 de enero de 1985, Rodríguez se entrevista con Roberto Milán-Rodríguez, el experto en lavado de dinero del Cartel de Medellín, quien se jacta de haber ya "lavado" más de 1,5 mil millones de dólares para su organización. Milán-Rodríguez le entrega 10 millones de dólares, destinados a la Contra nicaragüense.
El 8 de mayo 1985, la oficina de Bush es alertada por Rodríguez de que un aparato C-123 ha sido derribado por las fuerzas armadas nicaragüenses. El piloto, Eugene Hassenfus, confiesa trabajar para la CIA bajo los órdenes de Max Gómez (Félix Rodríguez) y Ramón Medina (Luis Posada Carriles).
En diciembre 1985, George Bush recibe abiertamente a su amigo Félix Rodríguez, torturador, asesino, ladrón y narcotraficante en la Casa Blanca. Rodríguez participa ahí en la celebración de Navidad.
En 1988, una comisión del Senado, dirigida por el senador John Kerry, el ex candidato presidencial, investiga la escandalosa operación de tráfico de drogas y de armas involucrando a Oliver North, Donald Gregg, John Poindexter, Elliott Abrams, Otto Reich, Richard Armitage, John Negroponte, Mitch Daniels y Félix Rodríguez. Este último también tendrá que dar un testimonio, al parecer bien arreglado: "Has ganado mucho respeto en el proceso", le comentará enigmáticamente George Bush en un mensaje personal que le escribió.
En 1989, George Bush consigue la presidencia. En la toma de posesión, Rodríguez está presente, al lado de un gran amigo, el General Rafael Bustillos, jefe de la Fuerza aérea de
El Salvador.
Aunque Félix Rodríguez afirma entonces que abandona la CIA, el semanario Rolling Stone revela que sigue visitando la agencia cada mes para recibir instrucciones y que lleva allí su Cadillac a prueba de balas para darle mantenimiento. Dirige ahora la Brigada 2506 que apoya abiertamente el uso del terrorismo contra Cuba.
Félix Rodríguez, entretanto, anda por Miami, mafiando con su red de ex agentes, matones, conspiradores...
Vive en una lujosa casa de Miami-Dade. Maneja un Mercedes.
Y Hector Pesquera se exhibe a su lado.
XXI
MONTESINOS
Seis cientos mil dólares, es decir la mitad del depósito de 1 millón 200 000 dólares que hicieron los autores intelectuales del asesinato del fiscal Danilo Anderson a José Antonio Guevara en Miami para la ejecución del atentado terrorista ocurrido en Caracas, se quedaron entre las manos de este ex policía de la inteligencia venezolana que sigue radicado en Miami y vive desde junio del 2001 bajo la protección del FBI.
Por otra parte, las autoridades judiciales venezolanas tratan de ubicar, a través de Interpol, a dos otros ex funcionarios de la policía, el explosivista Johan Peña y Pedro Lander, sospechados de haber participado en el crimen de Caracas, y que podrían estar también en Miami. Peña quien tiene negocios en esta ciudad, hubiera colocado el artefacto explosivo de C-4 en la camioneta Autana del fiscal Anderson, mientras que Lander fuera quien preparó la bomba.
Según el periodista Gerardo Hernández del diario venezolano Panorama, se pudo conocer "a través de una fuente policial vinculada con el caso" que la organización que dirigía el primo de José Guevara, el también ex policía Rolando Guevara, que sería responsable de la muerte del fiscal Anderson, ya recibió por este crimen la otra mitad del dinero. La suma fue depositada en una cuenta de un banco de Weston, al sur de la Florida. Según la investigación, José Guevara sirvió de puente para hacer llegar un primer desembolso de 600 mil dólares.
Precisa el diario que varios agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de Venezuela, allanaron de nuevo el domicilio de Rolando Guevara, en las residencias Morichal de la urbanización La Alameda, y encontraron "recibos de teléfonos, documentos enviados y recibidos por fax, depósitos bancarios" y documentos bancarios.
Los hermanos Rolando y Otoniel Guevara son ya identificados como autores del atentado terrorista de haber planificado el crimen ocurrido el pasado 18 de noviembre de 2004 en Los Chaguaramos, con otro miembro de la familia, Juan Bautista Guevara.
Varios testigos aseguran haber visto a Juan Bautista Guevara en el Instituto Universitario de la Policía Científica (LUPOLC), donde ocurrió el atentado, durante tres jueves seguidos. Más aún: el día mismo del atentado el vehículo del sospechoso chocó con el auto de un funcionario de la policía que salía de clases.
El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, ha señalado en varias oportunidades que se sospechaba que los autores intelectuales formarían parte de una organización manejada desde Miami, en la Florida.
Como lo recordó recientemente Granma Internacional, el 23 de junio del 2001, los hombres del entonces Special Agent del FBI de South Florida, Hector Pesquera, famoso por su complicidad con la mafia cubanoamericana de Miami, arrestaron en junio del 2001, en un centro comercial de Miami, a José Guevara, ex agente de los servicios de inteligencia venezolana.
Connotado activista anti-Chávez, Guevara trataba entonces, con su primo Oto Daniel "Otoniel" Guevara, de adueñarse de millones de dólares, chantajeando al ex jefe de la Inteligencia peruana, Vladimiro Montesinos, que secuestraba secretamente en Caracas.
Por razones que quedan por esclarecer, Pesquera no sólo dejó a Guevara en libertad sin acusarlo de extorsión, sino también le otorgó el estatuto de testigo de crimen, el cual le permitió quedarse en los Estados Unidos... mientras trataba de recolectar una recompensa de 5 millones de dólares ofrecida por el Gobierno de Perú por la captura de Montesinos.
Pesquera dio apoyo a la operación del chantajista para entregar a su víctima, estableciendo contactos con el Gobierno peruano, sin alertar al Gobierno de Venezuela.
Sin embargo, Montesinos fue descubierto por la Inteligencia militar venezolana antes de que fuera realizada la operación, y entregado de inmediato a Perú.
Según Panorama, Rolando Guevara, había aprovechado su puesto de jefe de la División de Homicidios dentro del CICPC "para desvirtuar las investigaciones que el organismo realizó en mayo y junio de 2001, en búsqueda de Vladimiro Montesinos".
Guevara se mantuvo en su cargo hasta que se comprobó la participación de Otoniel, junto a su hermano y su primo José Agustín Guevara.
Montesinos declaró luego de ser detenido que pagó altas sumas de dinero a sus secuestradores.
La policía venezolana ha descubierto, el 23 de noviembre, en casa de la madre de uno de los conspiradores, el abogado Antonio López, todo un arsenal entre los cuales se encontraban 20 kilos del explosivos C-4, una mina antitanque, varios fusiles y un artefacto similar al utilizado para asesinar al fiscal Anderson.
Antonio Lopez fue quien entregó a Pedro Lander, un explosivista formado hace años en la DISIP, los explosivos con los que confeccionó la bomba.
También se encontraron sobres bombas lo que deja sospechar que los terroristas se proponían llevar varios otros atentados.
Los hermanos Rolando y Otoniel Guevara fueron capturados el 26 de noviembre en horas de la madrugada cerca la ciudad de Valencia por un comando de la Guardia Nacional. Unos días más tarde Juan Bautista Guevara, sorprendido en un motel de Acarigua con una pistola 9 mm, una granada y 3.000 dólares.
Fue un "rastreo telefónico" que permitió a la policía venezolana constatar la celebración de una reunión en la Florida (EEUU) donde se planificó el atentado contra el fiscal Anderson. Según informó el diario Ultimas Noticias, el complot se realizó en este encuentro a mediados de septiembre y estuvo presente José Guevara Chacón.
Poco antes de su muerte, el Fiscal asesinado había citado a declarar a unas 400 personas que apoyaron el golpe de Estado, encabezado por el empresario Pedro Carmona, ahora asilado en Colombia.
La prensa venezolana reporta, por otro lado, que se investiga sobre una persona "aparentemente vinculada al narcotráfico" que fue asesinada ·con un collar bomba en marzo pasado en el estado Miranda por la organización que lideran los Guevara y cuyo crimen no trascendió a los medios". La vinculación entre el narcotráfico, el terrorismo y los círculos de extrema derecha de Miami es bien conocido.
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