Siempre presentes...

Siempre presentes...

 

Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas

Dos actos. Dos marchas. Pero ellas y ellos siempre están con nosotros. Sin embargo, no tienen dueño a pesar de los intentos oficiales por apoderarse de sus historias. De sus sueños. De sus ilusiones. De su lucha por una Argentina distinta.

Sin embargo, también se puede marchar en el alma para recordar a quienes estuvieron a nuestro lado. Porque su sentir y su pensar están junto a nosotros y nosotras, a cada instante de nuestras vidas. Por eso no se puede admitir el apoderamiento de la memoria. Menos aún, la manipulación artera para impedir que quienes son independientes del poder político, al igual que las y los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos, alcen su voz contra los excesos de quienes tienen el deber de garantizar la vigencia de los Derechos Humanos.

Sucede que, mal que les pese, tenemos ese fuego sagrado, ese mandato que nos obliga a actuar como ellas y ellos. Denunciando, difundiendo y proclamando aquello que se quiere acallar en aras de un proyecto político que aún no contempla a todas y todos.

Muchas y muchos tenemos la certeza acerca de la continuidad del proyecto de la dictadura en plena democracia. Sabemos que sus cimientos aún no han sido removidos. También que todavía existen personeros dentro del Estado, enquistados en sus diferentes poderes y organismos. Y reciclados en plena democracia, continúan haciendo su nefasta tarea.

Por eso, a 37 años del inicio de la peor tragedia argentina del siglo XX, seguimos bregando por la construcción de un poder popular para alcanzar esa soñada revolución, como el Che, como Santucho, como Chávez... Seguimos buscando el camino hacia esa patria socialista, desafiando al capitalismo que tortura y mata.

Siempre presentes están nuestras compañeras y compañeros. No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos. Y tampoco permitimos que usurpen la memoria. Por eso estamos en la calle. Por la memoria, para no olvidar; por la verdad de ayer y de hoy, y por una justicia que se ocupe del pasado pero también del presente.