Por Manuel E. Yepe *
Foto: Virgilio Ponce
Una pieza clave en la propaganda que apoya a los planes de Washington y la OTAN encaminados a derrocar al gobierno sirio y a su Presidente democráticamente electo, es etiquetar a la provincia siria de al-Raqqa como base de operaciones de Estado Islámico.
Un artículo, apoyado con un video, publicado por el Wall Street Journal de Nueva York sobre, “cómo se vive dentro de de la base del EI”, describe a esa organización como un oscuro grupo que apareció de la nada, atacó y tomó la ciudad siria de al-Raqqa y la convirtió en "su base de operaciones."
Aunque sea cierto que al-Raqqa fue atacada y ocupada por el EI, su base real no está en Siria ni en cualquier lugar de Irak u otro país en el Medio Oriente.
El propósito de domiciliar a Estado Islámico en Siria no es otro que propiciar a Estados Unidos un pretexto para agredir y ocupar ese país, objetivo que se le ha hecho difícil por diversos de factores entre los cuales han pesado sobremanera las objeciones de Rusia y China. A estos obstáculos, Washington pretende superponerse mediante la estratagema de atacar a un enemigo de todos que es de su propia creación y está bajo su control.
Desde tan temprano como 2007 Estados Unidos ha estado armando, financiando y apoyando la Hermandad Musulmana y a diversas organizaciones terroristas para derrocar al gobierno de Siria, luchar contra Hezbolá en el Líbano y socavar la influencia de Irán en la región.
Miles de millones de dólares en efectivo ha canalizado a manos de grupos terroristas, muchos de los cuales ha creado como en un juego de guerra digital. Otros han surgido como por generación espontánea o producto de intereses de otras potencias regionales o europeas con intereses geopolíticos en el Medio Oriente.
Estado Islámico fue albergado en territorio controlado por la OTAN, armado y financiado por agentes de la CIA estadounidense con dinero en efectivo y armas aportadas por los sauditas, qataríes y la OTAN. A cargo de los estadounidenses y británicos quedó la "ayuda no letal", incluyendo los medios de transporte.
La naturaleza sectaria del genocidio que se avecinaba fue predicho por funcionarios actuales y retirados del Pentágono entrevistados en 2007 por el veterano periodista Seymour Hersch, ganador del premio Pulitzer de periodismo, cuando escribió que:
“Para debilitar a Irán, que es predominantemente chiita, la administración Bush ha decidido… reconfigurar sus prioridades en el Medio Oriente. En el Líbano, la administración ha cooperado con el gobierno de Arabia Saudita, que es sunita, en operaciones clandestinas destinadas a debilitar a Hezbollah, la organización chiita que está respaldada por Irán. Estados Unidos también ha participado en operaciones clandestinas contra Irán y su aliado, Siria. Subproducto de estas actividades ha sido el afianzamiento de los grupos extremistas sunitas que propugnan una visión militante del Islam y son hostiles a Estados Unidos y simpatizan con Al Qaeda”.
Estado Islámico, o como los queramos llamar, es el producto de una conspiración de la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC) cuyo origen remonta a 2007, cuando las autoridades de Estados Unidos y Arabia Saudita intentaron encender una guerra sectaria en toda la región para purgar el arco de Medio Oriente de la influencia de Irán que se extiende, desde sus fronteras, a través de Siria e Irak hasta el Líbano y la costa del Mediterráneo.
Podría decirse que la base operacional de EI está en Langley, Virginia, en Estados Unidos, y sus bases de sustentación en Washington, D.C., Londres, y en otras capitales de países de la OTAN que proporcionan los fondos, las armas e influyen en ciertos aspectos de sus estrategias y tácticas. Es una creación de la OTAN, que mantiene bajo control de la organización atlántica.
Pero es preciso tener en cuenta que Estado Islámico (EI), Al Nusra, Al-Qaeda, Emirato islámico de Irak (IEI), Emirato Islámico de Irak y el Levante (IEIL o ISIL), Al Qaeda en Irak (AQI), y Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS) son la misma cosa, dependiendo la denominación de las circunstancias tácticas en cada momento, disputas políticas internas o disímiles influencias políticas occidentales.
También es básico recordar que al-Qaeda fue creado por Occidente en la década de 1980 con el fin de sacar a los soviéticos de Afganistán y otras metas geopolíticas en el Medio Oriente y globales, la más memorable de las cuales fue, sin dudas, su participación protagónica en el atroz acto terrorista de septiembre 11 de 2001, en New York y Washington D.C.
* Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana y miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
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