Por Clemente y por las y los pibes Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas "Clemente está muerto. No quiero que la policía siga ma...

Por Clemente y por las y los pibes

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Por el Prof. Juan Carlos Sánchez, Director Editorial de Gacetillas Argentinas

"Clemente está muerto. No quiero que la policía siga matando pibes, siga matando pelotudos...", afirmó Ana Braghieri, la madre de Clemente Arona, al cerrar el acto y Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, al referirse a la "inseguridad" de la clase media, sostuvo que "tarde o temprano este problema no va a ser de los sectores pobres, porque a los sectores pobres los matan a los tiros" en diálogo con Ana. Dos mujeres y dos definiciones clave para comprender el sentido de un acto que tuvo el recuerdo a Clemente y una radio abierta destinada a crear conciencia sobre el verdadero rol de la policía.

Las reflexiones de ambas constituyen el núcleo de lo que ocurrió el pasado domingo 28 de septiembre en la Plaza San Martín de Venado Tuerto, cuyas cercanías están tapizadas de verde, de verde soja que ahora amenaza las finanzas de quienes la cultivan debido a la caída de su precio internacional.

Si algo necesita el capitalismo, es la existencia de pobres pero también controlar su cantidad y su calidad. Por esto último, la policía constituye, junto al poder judicial, una poderosa herramienta de control social al igual que las cárceles. Ana lo definió claramente como "sistema de mierda" que hay que cambiar, mientras La Cámpora se pasea por el Vaticano y les hace creer a las y los "pelotudos" que son los revolucionarios. La hermana de Luciano lo vió claramente al afirmar la necesidad de organizarnos para parar esta matanza sistemática de pibes.

Basta ver las estadísticas de CORREPI y sus Boletines Informativos porque dan cuenta de una realidad que se oculta sistemáticamente en los multimedios, mientras se estigmatiza a "los pibes de los barrios", como bien define Vanesa, como pibes chorros por su color de piel o usan gorrita en cada noticiero de radio o de televisión. Sin embargo, el periodismo comercial jamás pisó un "barrio" o una villa para saber lo que ocurre. Antes bien, dan crédito a las fuentes policiales que promueven la inseguridad para beneficio propio.

Sin dudas, nos encontramos ante una mafia policial y judicial que cuida los intereses de los poderosos. Nunca habrá un preso por los delitos económicos y financieros de la Argentina de los últimos 30 años o por las defraudaciones al Estado por parte de los funcionarios públicos.

Dos ovarios bien puestos

Ana y Vanesa son dos generaciones diferentes; la primera, viene luchando desde los ' 90 tras el asesinato de su hijo y advirtiendo sobre la maldita policía que crea la inseguridad para beneficio de propios y extraños, y la segunda, desde hace más de 5 años y medio batalla para saber donde está su hermano pero también para que no maten más pibes.

Ambas enfrentaron a policías, jueces y funcionarios de todo color y calibre. Sus ovarios dejaron al desnudo más de una irregularidad policial y judicial con su lucha consecuente y en todo tiempo y lugar.

Ana y su cuero curtido en tantas luchas pretende abrir los ojos de una sociedad que prefiere no mirar lo que sucede. Vanesa y su aparente fragilidad dan cuenta de su fortaleza a través de su pensamiento y acción permanente contra esa mafia que acosa a su barrio 12 de Octubre, en Lomas del Mirador, al igual que en otros que amasan la pobreza y la indigencia.

Son dos ovarios bien puestos a los cuales, creo, nadie puede desmentir y mucho menos, descalificar. Constituyen esa fuerza que impulsa a una militancia firme por los Derechos Humanos, recordando el ayer pero luchando por los de hoy.

De mafias y mafiosos

Cuando conocimos los casos de Clemente y de Luciano, siempre tuvimos la certeza de la existencia de una verdadera mafia a nivel policial y judicial. Pero también a nivel político, sin el cual no podrían operar los anteriores, el cual responde al poder económico en el sistema capitalista.

Lisandro Brusco, de la Casa de la Memoria de Rosario, explicaba la necesidad de resignificar los Derechos Humanos; al menos, de redefinirlos para que no queden en la estática en la cual pretende insertarlos la nueva "historia oficial" del kirchnerismo. Ocurre que deben ser recordados los del pasado y hacer efectivos los de un presente problemático y febril.

Sol Morell nos llamó la atención sobre las problemáticas medioambientales y en particular, con las fumigaciones y el perverso accionar de Monsanto.

Ambos nos mostraron otra cara de las mafias. La de la política que pretende acallar las violaciones sistemáticas que actualmente son realizadas por el Estado Nacional y las jurisdicciones provinciales, y las de las corporaciones, las transnacionales que pretenden operar sin ningún tipo de límite en clara complicidad con el poder político.

En nuestro caso, preferimos acordarnos en breve recuerdo de Clemente y la conducción de Andrés Sarlengo nos llevó a otras mafias. Las del transporte y las prestaciones socio-sanitarias en materia de discapacidad, donde los monopolios como Flecha Bus y Novartis hacen de las suyas junto con los dirigentes sindicales y de las Obras Sociales.

Y el compañero y abogado Norberto Olivares hizo hincapié en los mafiosos del ayer reciclados en democracia. No son pocos. Todavía quedan unos cuantos en muchas provincias. Ni hablar de los empresarios cómplices de la dictadura cívico - militar como los Blaquier.

Resulta evidente la existencia de mafias y mafiosos en todos los niveles, ya sea públicos o privados, destinados a perpetuar las desigualdades. Pero ellas y ellos pueden existir de la mano de un capitalismo que lo permite, que acompaña la impunidad mediante la protección de los intereses de clase.

Sensaciones

Compartir una jornada de lucha es algo incomparable. Llegamos y nos fuimos con la satisfacción del deber cumplido. Sin embargo, creemos que falta mucho camino por recorrer en esta Argentina plagada de mafias. Desde el narcotráfico a la trata de personas hasta el gatillo fácil y la violencia institucional, podemos concluir en la necesidad de una organización que una esfuerzos para cambiar este sistema que condena a la pobreza perpetua.

Y debemos tener en cuenta los ejemplos que nos dejaron Herminia Severini y Delia Garcilazo, recientemente fallecidas, para seguir luchando como también los de Ana y Vanesa, esas dos mujeres que continúan bregando para que no maten más pibes.

Por Clemente pero también por las y los pibes continúa la lucha, sin olvidarnos de las mafias y los mafiosos que pretenden condicionar nuestras vidas. Y será cuestión de unir las luchas para que nunca más maten un pibe y para que la impunidad, algún día, sea tan sólo un mal recuerdo...

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