Por Alberto Pinzon Sánchez
El 19 de septiembre del 2001 (hace 13 años y 8 meses) la llamada “Comisión de personalidades o notables del Caguán”, conformada por el magistrado Vladimiro Naranjo, Ana Mercedes Gómez, Carlos Lozano y yo, nos reunimos en el llamado “palacio” presidencial de Bogotá para presentar al presidente Pastrana las recomendaciones sobre como disminuir la intensidad del conflicto y “acabar” (esa fue la palabra empleada) el fenómeno del paramilitarismo; tarea encomendada 5 meses atrás en el crítico acuerdo de los Pozos.
Ese día, lo recuerdo bien, el presidente Pastrana asesorado por Camilo Gómez y la enorme cauda de funcionarios gubernamentales nombrados burocráticamente en la Alta Consejería para la Paz, sentados ante una gigantesca y bruñida mesa de madera; el magistrado Naranjo (cuanta falta hace) se disponía a leer el acuerdo alcanzado por los cuatro notables escogidos, cuando súbitamente fue interrumpido por la señora Ana Mercedes Gómez, quien se negó a reconocer que “lo acordado estaba acordado” y por lo tanto, renunciaba a la inclusión de su nombre en dichas recomendaciones: momento difícil, tenso y prolongado, que se resolvió cuando una hora después la señora Ana Mercedes en una actitud desapacible abandonó la sala. Vladimiro leyó las recomendaciones y se acordó presentarlas en la mesa del Caguán al otro día. Una vez cumplida esa formalidad se debería hacer una amplia pedagogía sobre ellas.
Pero no fue así. El texto fue tapado por la ofensiva bifronte oficial del Plan Colombia que los gobiernos de EE. UU. (Clinton) y de Colombia (Pastrana) habían aprobado en 1997 y estaba ya en ejecución, y por la ofensiva Paramilitar conjunta de Carlos Castaño con el homenajeado en 1999 (por Uribe Vélez y Fernando Londoño) general Rito Alejo del Rio, más los demás militares que lo seguían. El corpus de las recomendaciones, salvo algunos comentarios y análisis serios como el de Luis I. Sandoval (ver http://hermesoft.esap.edu.co/esap/hermesoft/portal/home_1/rec/arc_3220.pdf) pronto cayó en el olvido sepultado también por la ofensiva política y mediática oficial del gamonal liberal Luis Guillermo Vélez en contra de la Asamblea Constituyente propuesta en las recomendaciones. No se volvió a hablar más del asunto y más pronto de lo acordado el documento fue quitado del sitio web de la Alta Consejería para la Paz del gobierno.
Ese texto de recomendaciones, causa de los intentos reales para atentar contra mí vida hechos por Carlos Castaño, anunciados en múltiples ocasiones por internet, pero en especial en la página 312 de su libro “Mi confesión” (2001), prologado y explicado por la periodista franquista española Salud Hernández Mora, también columnista de El Tiempo y que forzaron mi exilio unos meses después; hoy, después de todos estos largos años en los cuales todos hemos cambiado un poco, o quizás la realidad externa en Colombia y el mundo global ha cambiado también un poquito; he vuelto a leer una copia vieja que un amigo tenía archivada y me ha enviado, y cada vez más me sorprendo de su actualidad.
Me pregunto insistentemente: ¿Cuántos millares de muertos, heridos, desplazados y destrucción nos hubiéramos evitado si se hubiera aceptado y puesto en marcha aquellas recomendaciones de hace 13 años y 8 meses?
Como no encuentro una respuesta, he anexado abajo el texto completo del documento para que mis lectores, con un poco de paciencia, lo lean y me ayuden a encontrar respuestas a nuestro yerro. También para que sea rescatado como documento público que es.
RECOMENDACIONES DE LA COMISION DE PERSONALIDADES A LA MESA DE DIALOGO Y NEGOCIACION
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