A las 08.32 hs., un tren del Ferrocarril Sarmiento colisionó contra el andén Nº 2 de la Estación Once con un saldo parcial de 49 muertos y 600 heridos.
Según lo referido por varios medios nacionales, el convoy venía sin frenos desde la Estación Haedo, lo cual fue confirmado por las públicas declaraciones de varios pasajeros que viajaban en dicho servicio ferroviario.
Un amplio operativo fue desplegado en la zona, con intervención de la Policía Federal, de la Policía Metropolitana y del Servicio de Atención Médica de Emergencia (SAME), dependiente del Gobierno de la Ciudad, con el objeto de proceder al rescate de los pasajeros atrapados entre los hierros retorcidos; algunos de los cuales, aún continúan en el tren siniestrado.
Pero otra vez, apareció Cromañón. Otra vez, la falta de información acerca de donde se encuentran los heridos marca que nada se aprendió de aquella tragedia. Muchas y muchos familiares deambulan por la mayoría de los hospitales de la Ciudad sin obtener respuesta acerca de sus seres queridos.
Otra vez, apareció la falta de controles del Estado acerca del material rodante de TBA (Trenes de Buenos Aires).
En septiembre del año pasado, un tren proveniente de la Estación donde hoy tenemos que lamentar las víctimas chocó contra otro que se encontraba estacionado en la Estación de Flores, con una importante cantidad de heridos.
La tragedia viaja en tren, afectando a los sectores populares que usan este medio de transporte para llegar a sus trabajos, gracias a la avaricia empresaria y del desdén estatal.
Mientras tanto, la empresa guarda silencio y el Gobierno Nacional trata de ensayar alguna respuesta.
Pero sabemos que no queda otra solución que la inmediata rescisión de la concesión y por ende, la reestatización del servicio ferroviario. Ahora no hay más excusas porque, más allá de la falla humana o técnica que ocasionó el accidente, la dimensión de lo trágico excedió lo tolerable.
¿Se animará el Gobierno Nacional a rescindirle la concesión a Cometrans S. A.?
En las próximas horas, sabremos si ello se hace realidad...
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