Romper mandatos y abrir paso al deseo. Romper mandatos y abrir paso al deseo Por Roberto Durán. REDACCIÓN Z   Un hombre -traje y sombrero, la valija tan vieja como su angustia- ll...

Romper mandatos y abrir paso al deseo.

Romper mandatos y abrir paso al deseo



Por Roberto Durán. REDACCIÓN Z


 
Un hombre -traje y sombrero, la valija tan vieja como su angustia- llega a una estación de micros. Está apurado. Pierde su colectivo y luego perderá varios más.


Se sienta en un banco y comienza a pensar en voz alta.


Habla de los mandatos, de la sexualidad, del matrimonio, del psicoanálisis y de las publicidades engañosas.


Ésas son algunas de las escenas de Así no es la vida, el espectáculo de Alfredo Grande que se está dando en el teatro SHA del barrio de Once. Éste es el cuarto unipersonal del psicoanalista, escritor y actor Alfredo Grande. Con humor y con canciones, se plantea criticar a la "cultura represora", con el fin de "romper el mandato y descubrir el deseo", como le gusta decir. El título del espectáculo remite a la película Asi es la vida, protagonizada por Enrique Muiño en los años ' 30, que contaba la historia de una familia burguesa.


Sentado en el Bar Británico de San Telmo, Grande cuenta cómo fue construyendo el espectáculo, la influencia del trabajo clínico y de la docencia en sus obras y por qué se animó a cantar: "La idea central del espectáculo es el contramandato. Hay una ética de la resignación, del acostumbramiento y de la inercia. El título de la obra funciona como un axioma: así no es la vida.


Se resume en poder romper el mandato y descubrir el deseo, que no implica asegurarlo. Desde nuestra más tierna infancia, la cultura nos impone cosas que finalmente terminamos pensando que son las que nosotros deseamos".




Con más de 35 años de experiencia docente -en la UBA y en las universidades de Lomas de Zamora, La Plata, Rosario y Mar del Plata y en la clínica-, Grande cuenta cuáles son los puntos de encuentro entre sus trabajos como psicoanalista y actor. "Para mí, dar clases es un hábito y lo hago con mucha comodidad. Siempre me gustó conectarme con un público, con un auditorio.


En cuanto a la experiencia profesional clínica, siempre dije que mis pacientes son el público más exigente. Le llega o no lo que le decís, te cree o no te cree. Hay tanto en la clínica como en la docencia, un entrenamiento de estar solo, pero nunca abandonado."


En el espectáculo, Grande tiene un desopilante diálogo con una pelota, que no es otra cosa que una alegoría a los matrimonios destruidos o empecinados en continuar a cualquier costo. Casarse es, según el actor, otro gran mandato. "Estoy en contra del matrimonio, pero a favor de la pareja. El matrimonio es un mandato y la pareja es un deseo. El verdadero deseo no necesita legalización." Grande se anima a interpretar boleros y tangos, sobre una base de pistas grabadas. Animarse fue una forma de romper con algunos de los mandatos. "En casa, me decían que yo servía para muchas cosas, pero no para cantar. Hice un intenso entrenamiento vocal y me animé."

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