Foto: AucaenCayoHueso
Por Omar Pérez Salomón
Como es conocido el bloqueo en el ámbito económico, financiero y comercial aplicado por once administraciones estadounidenses contra Cuba por casi 57 años, ha tenido una incidencia en todos los sectores de la sociedad cubana.
De la misma forma que la violación de los márgenes terrestres, marítimos y aéreos de cualquier nación afecta su soberanía, el bloqueo al espacio radioeléctrico nacional es inadmisible para cualquier Estado.
Desde 1959 no ha pasado un día en que los límites definidos por normas internacionales para el uso de las frecuencias de radio en la mayor de las Antillas no se hayan afectado por señales emitidas desde territorio de Estados Unidos. Emisoras de radio, frecuencias para los servicios de navegación, radioaficionados y de otras organizaciones se han interferido con transmisiones provenientes del vecino del Norte.
Han sido incontables las horas de transmisiones hacia Cuba con el objetivo definido de desacreditar y desestabilizar el país. Así, surgieron Radio Swan, Radio Mambí, La Cubanísima, Radio Cadena Azul, La Voz del CID, La Voz de la Fundación, Radio Fé, Radio Martí y muchas otras, hasta llegar a más de 130 emisoras, patrocinadas por 43 organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en Miami, o por el gobierno estadounidense, que han violado el Reglamento de Radiocomunicaciones anexo al Convenio Internacional de Telecomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Actualmente se transmiten desde territorio de Estados Unidos mil 900 horas semanales en 24 frecuencias de Ondas Medias, Ondas Cortas, Frecuencia Modulada y televisión.
Hay que destacar que en las décadas de los ' 70 y los ' 80 del siglo pasado la administración norteamericana utilizó frecuencias radioeléctricas en las bandas de onda media, FM y televisión en el territorio nacional de Cuba que usurpan por la fuerza en la provincia de Guantánamo, obstaculizando los servicios de radiocomunicaciones y la soberanía de nuestro país.
A las emisoras de radio, se une una estación de televisión que salió al aire el 27 de marzo de 1990, denominada Televisión Martí, propiedad del gobierno estadounidense, que ha transmitido desde un globo aerostático ubicado a 10.000 pies de altura sobre el nivel del mar, desde un avión militar EC-130 J, un bimotor Gulfstream G-1 y actualmente a través de cuatro satélites; en dos de ellos, de lunes a domingo las 24 horas del día, constituyendo un verdadero acto de guerra en los órdenes técnico, diplomático y de inteligencia. Gracias a la eficaz acción de técnicos cubanos en defensa de la soberanía nacional, sus programas no se han visto en Cuba y el gobierno de Estados Unidos y la contrarrevolución han tratado de imponer en balde al Estado cubano su doctrina de dominación utilizando este medio de comunicación.
Luego de más de 56 años de fracasadas transmisiones ilegales de radio y televisión hacia nuestro país, se pone de manifiesto la impotencia de la potencia más poderosa del planeta para cumplir sus objetivos imperiales con relación a Cuba. Es tanta la soberbia, que desconocen las reiteradas llamadas de atención realizadas al gobierno de Washington por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo de la ONU.
Por solo citar un ejemplo, en febrero de 2012 la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones, que se celebró en Ginebra, reafirmó que Estados Unidos viola las normas a las que está sujeta por invadir el territorio cubano con frecuencias radioeléctricas enviadas desde aeronaves, que interfieren canales de televisión y frecuencias de radio en ondas medias y FM que se encuentran en servicio en la isla. La administración de Barack Obama también se ha empecinado en incrementar estas transmisiones, a pesar de las acusaciones de la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones, y el Congreso de ese país aprueba cada año un presupuesto de más de 30 millones de dólares de fondos federales para ese tipo de acciones contra la Isla.
La noticia publicada en el Blog Along the Malecon, del periodista Tracey Eaton, y confirmada el 24 de septiembre de 2015, de que la Oficina de Transmisiones para Cuba (OCB) planea gastar dinero de los contribuyentes para atacar a los dirigentes cubanos en una serie de televisión, es una nueva agresión cuando ambos gobiernos buscan normalizar las relaciones.
Cuba tiene el derecho de denunciar estos actos ilegales en el marco de diversos escenarios multilaterales y emprender medidas político - diplomáticas con dicho fin, y sostiene claramente, que el fin de las transmisiones radio televisivas ilegales es una condición indispensable para la normalización de las relaciones.
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