No importa si es sojero o megaminero. Ambos forman parte de la tríada enfermedad, discapacidad y muerte. Y las luchas siguen por separado, cada cual en su rancho, en lugar de buscar una unión de fuerzas que permita derribar el muro del extractivismo que, además, es extranjerizado. Monsanto, Syngenta, Nidera, Chevron, Barrick Gold, Minera La Alumbrera y tantas otras transnacionales vienen haciendo sus negocios con la complicidad del Estado Nacional, los Estados provinciales y los municipios, gracias a una normativa que comenzó a implementarse desde el menemismo hasta la actualidad.
El 3er. Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados fue una excelente oportunidad para conocer los aspectos de una realidad alarmante. Basta escuchar los testimonios de Fabián Tomasi, el trabajador con discapacidad de la provincia de Entre Ríos y del Qarashe Félix Díaz, de la Comunidad La Primavera, para darnos cuenta de su importancia. Y una novedad reciente fue la sanción del proyecto de la Diputada Bertero en Santa Fé, en consonancia con los intereses de la patria sojera, algo que advirtió Mario Bollero, referente de ACECAS e integrante de Paren de Fumigar, en la última entrevista que le realizara Sandro Arrién para su programa Otra Mirada.
25 millones de hectáreas son las afectadas por las fumigaciones, a las cuales debemos agregar aquellas que lo son por la megaminería en La Rioja y en Catamarca como también por el incipiente fracking en Neuquén y Río Negro. Vale decir que la mayor parte del territorio de nuestro país está en manos de inescrupulosos empresarios y de las consabidas transnacionales, mientras los pueblos y ciudades ven enfermarse, adquirir discapacidades y morirse a sus habitantes.
La solución elegida por el kirchnerismo ha sido la de erigir pequeños hospitalitos, al considerar esta sangría humana como "daños colaterales" de la mágica producción del modelo extractivista, para permitir continuar las actividades que dañan la tierra, el agua y el aire de nuestro país.
Y los candidatos para las elecciones del domingo, salvo el de la izquierda, son los que promueven la continuación de este extractivismo a costa de todas y todos los argentinos. Y vale recordar las palabras de Fabián Tomasi: "...Ustedes quédense sentados tranquilos... los venenos los van a ir a buscar a ustedes, no hay límites de mil... quinientos metros... no hay límites, el veneno tiene una dinámica para llegar a lugares impensados...". ¿ O nos olvidamos del derrame de un millón de litros de agua cianurada en Jáchal ?.
La lucha medioambiental necesita ser encarada mediante acciones de todas y todos los afectados por este modelo. Y otra vez, Fabián nos interpela: "...Nunca se olviden de todos los que han muerto, criaturas indefensas... hemos sido partícipes de la muerte de criaturas, sin poder defenderse..." como también Félix Díaz nos enseña que "Los seres humanos somos tan irresponsables de creer que somos dueños de un pedazo de terreno..." y con respecto a las condiciones de las y los luchadores: "…no es necesario tener un titulo para hacer algo, no es necesario tener mucha plata para hacer algo, hay que estar seguro que la vida vale más que cualquier cosa…", pero también nos recuerda que "la vida, no es propiedad de nadie…" y nos propone que "trabajemos juntos que tenemos que lograr ese objetivo de dejar a nuestros seres queridos un mundo sano, que podamos convivir en paz".
Ahora bien, ¿podremos dejar el egoísmo y comenzar a actuar en forma colectiva? ¿nos animaremos a luchar juntos contra este modelo que ya ha cobrado, y lo seguirá haciendo, demasiadas vidas?. Si no tomamos conciencia acerca de las profundas y drásticas consecuencias del extractivismo como también unir los esfuerzos de todas y cada una de las asambleas y organizaciones, resultará muy difícil parar la destrucción del medioambiente y las enfermedades, discapacidades y muertes que produce este modelo.
Ojalá, en un futuro cercano, podamos decir que ha comenzado la lucha en unión porque, a no olvidarlo, estamos ante un verdadero genocidio por goteo ejecutado por los empresarios sojeros y las transnacionales con la complicidad evidente del Estado. Y eso es lo que cuenta...
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