Por Carlos del Frade
(APe).- El norte de la provincia de Santa Fe sigue devorando a sus pibes. No es la geografía del paisaje, sino la matriz política, económica y cultural la que genera una ferocidad cada vez mayor. Los 32 años de democracia no han alcanzado para humanizar el estragado mapa de una región que ha sufrido distintos saqueos a lo largo de más de cien años.
A pesar del esfuerzo de muchos trabajadores, dirigentes, funcionarios, militantes de diversas agrupaciones y credos religiosos, hay noticias que demuestran esa trama íntima que, en forma paralela, también es verificable en otros lugares del país. Pero las pibas y los pibes del norte provincial merecen una atención especial, necesitan respuestas más rápidas de las instituciones democráticas.
El pasado martes 13 de octubre, la noticia apareció en distintos portales informativos del departamento Vera: “Luego de que surgieran datos importantes sobre el paradero de Alejandro Pizarro en el norte provincial, la búsqueda policial cesó y el joven todavía no aparece. Se realizaron intensos rastrillajes en lugares donde vecinos decían haberlo visto pero sin embargo la búsqueda fue negativa. Sus padres continúan con la búsqueda y la angustia e incertidumbre de no saber cómo se encuentra su hijo a más de un mes de su desaparición luego de que sufriera un accidente en la ruta 83 S. "Todavía sigo sin encontrar a Ale aunque lo ubiqué en Tacuarendí se nos desapareció sin dejar rastros, les agradecería que no le aflojen con la radio como lo hicieron de un principio, cosa que les agradezco infinitamente con el corazón´, decía a través de un mensaje su papá Cacho Pizarro”, terminaba el texto. Los indicios aseguran que a cuatrocientos metros del lugar del accidente desaparecen los rastros del chico, aunque se encontró su teléfono celular.
Alejandro Pizarro tiene 19 años. El primero de septiembre, según las informaciones en las que todos coinciden, protagonizó un accidente de tránsito en la zona de Santa Lucía, cuando conducía una camioneta propiedad de la familia Petroli, padrastro del muchacho. Desde la Fiscalía de Vera informaron que se ha solicitado al Jefe de Policía Nodal la posibilidad de traer un helicóptero y de recurrir con personal necesario para continuar la búsqueda. Surgieron movilizaciones y Alejandro, sin embargo, sigue desaparecido. En su momento, Claudia, mamá de Alejandro, amigo de Pizarro, explicó que acompañó a su hijo al lugar del hecho para realizar una búsqueda: “Fuimos por cuenta nuestra, empezamos a repartir volantes, desde la ruta 98. En cualquier casita que veíamos, le decíamos a la gente que si se enteraba de algo, se comunique con la policía o un teléfono que le dábamos. Después seguimos por Santa Lucía, El Cerrito, por todos los parajes pegamos papeles con la carita de él”, sostuvo la mujer. Otra mamá, Loly, dijo que “Ale siempre vivía en casa, es re amigo de mi hijo, un buen pibe, un chico que no tiene maldad. No es delincuente”, apuntaban aquellas voces iniciales de una búsqueda que ahora parecen continuar, únicamente, sus padres.
Para el educador y referente social de Vera, Javier Barbona, “se especula con la teoría de que el joven pudo haber sufrido un golpe muy fuerte en la cabeza y eso hace que ande perdido por los caminos… El hecho es que nadie puede recorrer más de 200 km sin ser visto o identificado o al menos interceptado por algún lugareño o alguna autoridad policial que están al tanto del hecho y de la búsqueda”, explica el docente.
Barbona cuestiona la idea vigente en estos momentos en muchos medios de comunicación del norte santafesino que aseguran que a Alejandro se lo tragó la tierra. “Lo cierto es que ya han pasado más de 45 días desde la desaparición de Alejandro y nada se sabe de él, por estas horas la policía del nodo Reconquista comunicó el abandono de la búsqueda y sólo sus familiares lo siguen buscando. La pregunta sigue siendo, ¿dónde está Alejandro?. Pregunta que si tiene una respuesta es la clave fundamental para ir dando respuesta a otros tantos interrogantes que se van elucubrando alrededor de este caso. Lo que sí sabemos es que la tierra no tiene la capacidad de tragarse viva a la gente sin dejar rastros. En este norte provincial tan profundo y olvidado sobran despistes y faltan muchas franquezas sobre este caso”, termina diciendo Barbona.
Es cierto que la tierra no se traga vivo a nadie. Pero en la geografía del norte profundo de la provincia de Santa Fe, la trama de impunidades y negocios ilegales que se tejió sobre ella es capaz de devorar las existencias de chicos como Alejandro Pizarro.
Fuentes: Info Vera, Radio Amanecer (Reconquista), entrevista a Javier Barbona por el autor de esta nota.
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