Pequeña entre las pequeñas (Mujer Fariana) Por Mec, militante del Partico Comunista Clandestino Colombiano Fui siempre pequeña entre las pequeñas, no tenía la “estatura” para coger,...

Pequeña entre las pequeñas (Mujer Fariana)

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Por Mec, militante del Partico Comunista Clandestino Colombiano

Fui siempre pequeña entre las pequeñas, no tenía la “estatura” para coger, salir y tomar ciertas decisiones, pero a mi alrededor habían otras pequeñas y pequeños, de hecho, todos en mi familia éramos así. Las pequeñas cocíamos, planchábamos, cocinábamos, cuidábamos de los hijos de los gigantes, a ellos había siempre que agradecerles que pudiéramos hacer todo eso. Por otro lado los hombres pequeños tenían que trabajar todo el día bajo el ardiente sol, arar la tierra, recoger el café, y a veces hacían el trabajo de un animal de carga. Los gigantes les vociferaban palabras de odio y de desprecio.

Todos los días pasaba lo mismo, pero cuando los pequeños y  pequeñas nos reuníamos, solo de nuestra garganta salían palabras de amor, paz, solidaridad y esperanza… Tuvieron que pasar muchos siglos, hasta que un día conocí a otro pequeño como yo, que me hablaba con amor, paz, solidaridad y esperanza, como solo sabemos hablar los pequeños y me llevó a la cima de una montaña y me mostro el mundo de los pequeños que era todo lo que podían ver mis ojos, y el mundo de los gigantes que se veía más pequeño que nosotros, ahí comprendí que no eran tan grandes.

Y empecé a caminar por las calles y ya no veía gigante a los gigantes, caminaba recta, mirando hacia el frente, y los gigantes me miraban hacia arriba, y los pequeños como yo, me miraban a los ojos, y de repente, otros pequeños y pequeñas se hicieron a mi lado y quisieron caminar rectos y mirando al frente, y los gigantes empezaban a verse tan pequeños !!!..., pero no inferiores, y gritábamos palabras de amor, paz, solidaridad y esperanza… Todos por igual y todos a viva voz, gritábamos tan fuerte que la tierra temblaba, se estremecían las entrañas y saltábamos como si en nuestras piernas vibraran las guitarras de otros que ya no están, y que siempre cantaban melodías de patria.

Así caminamos días y noches, recorriendo el mundo, despertando la vida, alentando en medio de la desesperanza, gritando con el alma y retumbando el aire con nuestros silbidos… Y así seguimos caminando nos levantamos con el cantar de los gallos y solo descansaremos hasta que la última estrella se vaya a dormir, porque en este, el camino de los grandes enamorados de la humanidad, somos libres y exigimos la libertad a esos hombres y mujeres que desde lo más pequeño, en su condición de clase, dan sus alientos y versos a las paredes de cemento y viajan por el aire sus dulces palabras que hoy yo te cuento.

Salud y Libertad para nuestros y nuestras prisioneros políticos y prisioneras políticas

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