Hermanas Jara: Un abuso institucional implacable. La salud física y psicológica de Ailén y Marina no cesa de deteriorarse, gracias a la deficiente atención que reciben y una Justicia que des...

Hermanas Jara: Un abuso institucional implacable.

ailen y marinaLa salud física y psicológica de Ailén y Marina no cesa de deteriorarse, gracias a la deficiente atención que reciben y una Justicia que desoye los reclamos de ambas. Así nos informaron nuevamente, desde la Comisión para la Libertad de Ailén y Marina, mediante un comunicado.


Tal como habíamos informado oportunamente, el estado de salud de Ailén es grave. Una dolencia ginecológica provoca que sufra dolores similares a las contracciones de parto en forma reiterada, desde hace dos meses, habiendo sido internada en la guardia del Hospital San Martín de La Plata, sin diagnóstico y recibiendo antibióticos, para detener las infecciones que aparecían como también calmantes, como forma inhumana de silenciar el dolor, como único tratamiento. Cabe destacar que el pasado domingo, no pudo bajar a la visita debido a que durmió todo el día como producto de la alta dosis de calmantes que le suministraron.


Pese a esta situación, afirmaron que el Tribunal puso en duda los dolores que refería y la citó a una pericia médica, donde el profesional actuante informó que era recomendable realizar una laparoscopía, lo cual fue aprobado por la Justicia aunque todavía ello no se ha materializado y se continúa presionando al Poder Judicial, al Ministerio de Justicia y al Ministerio de Salud para que se realice el mencionado estudio médico que, por derecho, le corresponde.  





Sin embargo, lo psicológico también cuenta, sostuvieron, porque la condena anticipada está provocando una profunda depresión en ambas hermanas, lo cual agrava cualquier dolencia física, marcándolas para toda la vida. Sufrieron la persecución, la indiferencia, la estigmatización, la condena anticipada, intentos de violación y la tortura en un encierro que exacerba la vulnerabilidad y profundiza la desprotección ante un Estado que, en lugar de protegerlas, las persigue, las encierra y las golpea una y otra vez.  


Nada extraño en un Estado punitivo que, cuando investiga una causa penal, no está interesado en averiguar la verdad, sino en recabar todos los elementos acusatorios. No obstante, este caso resulta paradigmático pues, tal como hemos informado oportunamente, fueron acosadas durante tres años, teniendo 15 y 16 años, por un acosador de 30 años, conocido vendedor de droga del barrio, enfatizaron.


Asimismo, destacaron que una investigación de tan sólo 20 días, basada en testimonios de policías y transas traficantes de droga de barrio, sumado a una defensa oficial, provista por el Estado, que las asesora de manera deficiente en el mejor de los casos, o aliada a la parte acusatoria en la peor de las conjeturas, llevan a un escenario que permanecerá estático por 2 años hasta la llegada del juicio y en donde nadie estará interesado en escuchar que son inocentes.


Finalizaron, sosteniendo que son silenciadas en su desprotección como mujeres. “Hay que esperar al juicio”, pero es esa espera la que destruye personas en un ensañamiento que va en aumento a menos de un mes del juicio oral que se llevará a cabo el 18 y 19 de marzo próximo, aseguraron. 

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